Goytisolo abre el Festival E?e
El Premio Cervantes muestra su lucidez, rebeld¨ªa y heterodoxia en el C¨ªrculo de Bellas Artes en la inauguraci¨®n de la cita que re¨²ne a decenas de creadores espa?oles


Cuando le condecoran, no se f¨ªa de s¨ª mismo. En cambio, si le declaran indeseable en alguna comarca, cree que ha cumplido su obligaci¨®n. ¡°Cuando me dan un premio, dudo. Pero si me declaran persona non grata, cosa que ha ocurrido montones de veces, s¨¦ que tengo raz¨®n¡±. As¨ª se las gast¨® Juan Goytisolo, reconocido con el Cervantes en 2014, acompa?ado del poeta y periodista Antonio Lucas en la sala Fernando de Rojas del C¨ªrculo de Bellas Artes madrile?o. Ambos salieron dispuestos a encender la mecha de esa convulsi¨®n que ha dise?ado el escritor gallego Manuel Rivas para la presente edici¨®n del Festival E?e.
Par¨ªs en la boca y el coraz¨®n, para empezar y luego concluir en un renegar de nacionalismos, de quien naciera en Barcelona hace 84 a?os para acabar forj¨¢ndose europeo, mediterr¨¢neo y africano, con residencia en Marraquech, tal como lo defini¨® Lucas. ¡°Me declaro antiespa?ol, anticatal¨¢n, s¨®lo pertenezco a la patria de Cervantes¡±, soltaba Goytisolo, en una ¨¦poca donde nos toca vivir, dice, ¡°falta de reflexi¨®n e ilusiones identitarias¡±.
Me declaro antiespa?ol, anticatal¨¢n, s¨®lo pertenezco a la patria de Cervantes¡± Juan Goytisolo
Heterodoxo que escarba en lo ortodoxo. Rara avis en constante batalla contra lo que llama ¡°el canon nacional cat¨®lico¡± y no es m¨¢s que ese subterfugio que le ha expulsado del Olimpo de la caspa y las moscas con casta?uela, Goytisolo se revela como un empecinado en la exigencia po¨¦tica y narrativa, un l¨²cido escudri?ador de la experimentaci¨®n: ¡°Si sigues la norma y el canon, te conviertes en insignificante, los escritores somos anomal¨ªas¡±, comentaba ante un auditorio que llen¨® la sala.
Ha sido vecino de Par¨ªs. Pero alerta contra el peligro de declarar guerras, esa man¨ªa tan propia de quienes, seg¨²n ¨¦l, deber¨ªan comparecer ante el tribunal de La Haya por lo que perpetraron en Irak. ¡°No me fiar¨¦ de esa instituci¨®n hasta que no comparezca all¨ª el tr¨ªo de las Azores¡±. Los Blair, Bush y Aznar que tanto han contribuido al tenebroso presente. ¡°Para m¨ª cometemos un error al considerar esto una guerra. Es lo que buscan los terroristas, precisamente. Son una minor¨ªa, pero con ese discurso mantienen amedrentada a toda una mayor¨ªa¡±.
Algo contra lo que tambi¨¦n mostr¨® preocupaci¨®n, una hora m¨¢s tarde, en el mismo sitio, Baltasar Garz¨®n, en conversaci¨®n con Ernesto Ekaizer. Fueron, acto seguido, los encargados de engrasar ya la m¨¢quina de foro para el debate del Festival E?e. Con una primera oleada de sesiones ayer en las que tambi¨¦n comparecieron hasta bien entrada la noche, Juan Jos¨¦ Mill¨¢s en di¨¢logo intr¨¦pido ¡ª¡°eso lo ser¨¢ ¨¦l, yo no¡±, comentaba el escritor¡ª, con Esteban Beltr¨¢n, director de Amnist¨ªa Internacional, o el fil¨®sofo Jos¨¦ Luis Pardo con Miguel R¨ªos.
Todos ellos se fueron trufando con una conferencia expr¨¦s de Ruth Toledano junto a otro encuentro entre Mercedes Monmany, Kirmen Uribe o Luis Luna, a lado de una mesa redonda con la cr¨ªtica literaria o de espect¨¢culos en la era de las redes encabezada por Berna Gonz¨¢lez Harbour, Marcos Ord¨®?ez. Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu y Carlos Pardo como ponentes y exponentes...
La palabra es la primera arma que muchas veces utilizan los pol¨ªticos para el sometimiento, empezando por esa batalla que emprenden cada vez que pueden, pero de manera mucho m¨¢s virulenta en los ¨²ltimos tiempos, contra las humanidades" Juan Jos¨¦ Mill¨¢s
Di¨¢logos entrecruzados, voces abiertas, mensajes por una parte urgentes y, por otra, cargados de serenidad. Si Goytisolo explicaba a Lucas por qu¨¦ ha sido uno de los escas¨ªsimos escritores espa?oles al que le ha dado por hablar el ¨¢rabe dialectal o qu¨¦ actitud se esconde en esa persistente desobediencia suya hacia lo acad¨¦mico, Mill¨¢s atrap¨® a Beltr¨¢n dentro de su obsesi¨®n por el lenguaje: ¡°Entre el poder de la palabra y la palabra que utiliza el poder¡±, comenta el autor, que estos d¨ªas ve repuesta en teatro La lengua madre, su mon¨®logo para Juan Diego, en las salas Luchana de Madrid. ¡°Es la primera arma que muchas veces utilizan los pol¨ªticos para el sometimiento, empezando por esa batalla que emprenden cada vez que pueden, pero de manera mucho m¨¢s virulenta en los ¨²ltimos tiempos, contra las humanidades. No s¨¦ si es por ignorancia o por conocimiento. Puede ser por las dos razones. De una manera consciente, sin que les queda duda de que desarm¨¢ndonos as¨ª, somos mucho m¨¢s dominables¡±.
Influencia de The Beatles
La lucidez de Jos¨¦ Luis Pardo apenas contrastaba con esa tesis de Mill¨¢s. Pero no en la Sala de Columnas, donde se encontraban Beltr¨¢n y el autor de El desorden de tu nombre, sino dos plantas m¨¢s abajo, tambi¨¦n en el Fernando de Rojas. All¨ª, Pardo y Miguel R¨ªos, uno desde la teor¨ªa y otro desde la pr¨¢ctica, analizaban la cultura pop. Lo hac¨ªan guiados por la perspectiva de ese ensayo magistral titulado Esto no es m¨²sica, obra del primero.
En sus p¨¢ginas, Pardo analiza la huella de esa poderosa influencia ejercida a escala global por The Beatles, inspirados en la magistral portada de su disco Sgt. Pepper¡¯s Lonely Hearts Club Band. ¡°Ah¨ª comienza la visi¨®n de una cultura sin jerarqu¨ªas, como la que tenemos ahora¡±, afirmaba Miguel R¨ªos antes de entrar al debate. ¡°Aquella experiencia no fue un mero pasatiempo, como bien explica Pardo en el libro, aquello cambi¨® profundamente nuestras vidas¡±, afirma el m¨²sico.
Buscaron diferenciarse con un choque est¨¦tico y acabaron cimentando una ¨¦tica. ¡°Imagino que aquellos cuatro adolescentes de Liverpool empezaron a componer cancioncillas para ligar y terminaron pregunt¨¢ndose muy en serio para qu¨¦ estaban en este mundo y c¨®mo cambiarlo¡±.
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