Los demonios del hombre

Los m¨¢stiles en los que se asienta la grandeza literaria de Moby Dick, inabarcable novela de Herman Melville publicada en 1851, son fundamentalmente dos: la precisi¨®n en los ambientes y en la terminolog¨ªa marinera, y el trascendente despliegue de algunos de los grandes temas que afectan a la condici¨®n humana. Uno y otro, valores hist¨®rico y enciclop¨¦dico, junto al conocimiento, an¨¢lisis y transmisi¨®n de c¨®mo el orgullo y la codicia, la b¨²squeda de lo desconocido y la autodestrucci¨®n afectan y gu¨ªan el interior del ser, parecen haber sido tambi¨¦n las bases de En el coraz¨®n del mar, estupenda pel¨ªcula de aventuras adultas dirigida por Ron Howard y escrita por Charles Leavitt, alrededor del mito de Moby Dick. Y no sobre la letra de la novela de Melville, sino sobre la (supuesta) tragedia real que la inspir¨®, la del ballenero Essex, en Nantucket, Massachusetts, y el esp¨ªritu intemporal que pudo regir la mente del escritor.

"Alcanzar a entender lo incognoscible". La primera frase de la pel¨ªcula pone ya el list¨®n donde debe: en las alturas de la tragedia. M¨¢s cerca de la potencia narrativa y de la minuciosa descripci¨®n de la aventura de Master & commander que de cualquier travesura marina amparada ¨²nicamente por la comercialidad, En el coraz¨®n del mar, con magn¨ªfico retrato de tipos y la demostraci¨®n de que Chris Hemsworth es f¨ªsico, pero tambi¨¦n voz, carisma y t¨¦cnica, cumple con los condicionamientos de las epopeyas cl¨¢sicas. Con br¨ªo, dureza y pasi¨®n, y a pesar de que en alg¨²n momento la pel¨ªcula pide algo de calma en el montaje, con planos necesitados de m¨¢s fotogramas de los que aparecen en pantalla, Howard huye esta vez de las concesiones a la galer¨ªa popular, esas que dejaban en el vac¨ªo interesantes relatos como los de Apolo 13 y Una mente maravillosa.

De paso, la pel¨ªcula a?ade adem¨¢s dos interesantes reflexiones: la primera, con Melville como eje, sobre el hecho de escribir, sobre el miedo a nuestra propia incapacidad y sobre el combate interior entre revelar e inventar, entre la transmisi¨®n de la verdad y la captura de la esencia; y la segunda, acerca de los sempiternos intereses comerciales y la tiran¨ªa del dinero. Y, como en Moby Dick, en su af¨¢n por llegar hasta lo absoluto, acaba alcanzando nuestra ineptitud para luchar contra la naturaleza y el reflejo de los demonios del hombre.