Las batallas judiciales del gale¨®n ¡®San Jos¨¦¡¯
El gale¨®n San Jos¨¦ jug¨® un rol de primer orden para el transporte de riquezas del continente americano hacia la Corona espa?ola. Fue hundido en 1708, por accidente, regresando apresuradamente de Portobello, Panam¨¢, a Cartagena de Indias para evitar al comodoro ingl¨¦s Charles Wager, quien al observar la impotencia de su propia tripulaci¨®n frente al hundimiento inevitable del codiciado pecio, les habr¨ªa increpado: ¡°Un hombre que no lucha por un gale¨®n no lucha por nada en la vida¡±.
El anuncio del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, el pasado viernes, ha puesto al gale¨®n San Jos¨¦ en el centro de la atenci¨®n mundial. Pasadas las primeras emociones por la noticia, una reflexi¨®n serena conduce a pensar que son m¨¢s los desaf¨ªos y controversias que se abren, a juzgar por las disputas judiciales sobre la Galga y la Juno o por el precedente judicial establecido con el hallazgo del gale¨®n Nuestra Se?ora de Las Mercedes.
Considerado, documentadamente, como uno de los naufragios m¨¢s valiosos del planeta, como todo gale¨®n que reivindica frente a la historia su condici¨®n de tal, el San Jos¨¦, desde el fondo del mar, sigue librando ¨¢speras batallas, de car¨¢cter judicial, con base en normas muy recientes, o en proceso de consolidaci¨®n, o simplemente a ser acordadas por los Estados que obviamente hacen valer sus intereses invocando con prioridad sea la bandera o pabell¨®n del gale¨®n, las nacionalidades de tripulaci¨®n y pasajeros, el pa¨ªs de jurisdicci¨®n del mar donde yace el naufragio, el puerto de origen, la condici¨®n militar o comercial del gale¨®n y los factores determinantes en la carga.
Las batallas internacionales, en primer lugar. Espa?a ha anunciado la defensa de galeones de su bandera, ejerci¨¦ndola activamente en el caso del gale¨®n Nuestra Se?ora de Las Mercedes. El Secretario de Estado para la Cultura acaba de anunciar que ejercer¨¢ la defensa del patrimonio y solicitar¨¢ informaciones a Colombia sobre el hallazgo del naufragio. Los Estados Unidos han anunciado oficialmente la protecci¨®n soberana de los buques militares, apoyando a Espa?a, tambi¨¦n oficialmente, en el caso del Cisne Negro. Otros Estados como Per¨², Panam¨¢ o Bolivia han invocado o podr¨ªan invocar el origen de la carga o la condici¨®n del puerto de origen. Descendientes de la tripulaci¨®n y pasajeros fallecidos podr¨¢n invocar derechos sobre el naufragio.
Las otras disputas han sido libradas ante la justicia colombiana con base en el reconocimiento de derechos para el rescate del naufragio que hizo en 1982 la autoridad mar¨ªtima colombiana ¨CDIMAR- a la Glocca Morra Company, quien los cedi¨® a la Sea Search Armada, compa?¨ªa que los mantiene vigentes, ejerci¨¦ndolos eficazmente ante los tribunales.
Con base en ese reconocimiento, la Corte Suprema de Colombia, en 2007, reconoci¨® a la Sea Search Armada el 50% de derechos sobre la carga del San Jos¨¦ que sea considerada como "tesoro". La compa?¨ªa tom¨® esa sentencia como base para demandar a Colombia ante la justicia de los Estados Unidos pidiendo indemnizaci¨®n por 14.000 millones de d¨®lares. Han recurrido tambi¨¦n al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, alegando fraude a sentencia judicial.
Existe en tr¨¢mite en Colombia una demanda, por el autor de la presente nota, en defensa de derechos culturales colectivos, con objeto de que sean declarados nulos los ¡°derechos¡± que ostenta la Sea Search Armada con base en los cuales adelant¨® el proceso civil que culmin¨® con la sentencia de la Corte Suprema. En marzo de 2004, un Tribunal Superior en Colombia declar¨® inconstitucionales los derechos de la SSA.
El hallazgo del San Jos¨¦ anuncia una nueva era con otros giros, en otros contextos, pero en medio de las incertidumbres generadas por la ausencia de consensos necesarios para consolidar un r¨¦gimen internacional de los naufragios hist¨®ricos. Una cosa es cierta, la lucha determinada e intensa de los Estados reivindicando derechos sobre los naufragios. Aqu¨ª aplica tambi¨¦n que un pa¨ªs que no lucha por un gale¨®n no lucha por nada. ?Ser¨¢ posible un consenso sobre este problema? El realismo m¨¢gico de Garc¨ªa M¨¢rquez, quien escribi¨® documentadamente sobre ese problema, llevar¨ªa a pensar que s¨ª.
* Antonio Jos¨¦ Rengifo Lozano es profesor de Derecho, Ciencias Pol¨ªticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, y coordinador del Centro de Pensamiento de Mares y Oc¨¦anos del mismo centro.
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