Despiadado Julio C¨¦sar
Arque¨®logos holandeses identifican el lugar donde el general romano masacr¨® a dos tribus germanas
En el a?o 55 antes de nuestra era, dos tribus germanas, los t¨¦ncteros y los us¨ªpetes, expulsadas de sus territorios por otros b¨¢rbaros, pidieron permiso para cruzar el Rin e instalarse en lo que entonces era el norte de la Galia. Julio C¨¦sar decidi¨® que representaban un peligro para Roma (o quer¨ªa enriquecerse con los bienes arrebatados al enemigo) y orden¨® su exterminio.
As¨ª describe el episodio en el libro IV de La guerra de las Galias: "La conclusi¨®n de C¨¦sar fue que no pod¨ªa tratar de amistad mientras no desocupasen la Galia, no siendo conforme a raz¨®n que vengan a ocupar tierras ajenas los que no han podido defender las propias; que no hab¨ªa en la Galia campos bald¨ªos que poder repartir sin agravio, mayormente a tanta gente". En este mismo texto sit¨²a la matanza en la confluencia de los r¨ªos Mosa y Rin, lo que ha representado un misterio hist¨®rico considerable porque los dos cauces no se cruzan en la actualidad. Dos mil a?os despu¨¦s, este problema ha sido resuelto por un equipo de la Universidad de Amsterdam, dirigido por el profesor Nico Roymans.
El lugar se encuentra en el sur de Holanda, cerca de la ciudad de Kessel y ah¨ª se cruzan el r¨ªo Mosa y el Waal, un brazo del Rin. "No podemos olvidar que los Pa¨ªses Bajos ocupan el estuario de dos cauces y que la geograf¨ªa del siglo XXI no se corresponde con la de la ¨¦poca romana", explica por tel¨¦fono el profesor Roymans, que anunci¨® el descubrimiento la semana pasada. El Waal y el Rin eran entonces el mismo r¨ªo.
Desde hace tres d¨¦cadas, en esa misma zona, aparec¨ªan los vestigios de lo que parec¨ªa una gran batalla: armas, cascos y, sobre todo, cad¨¢veres, much¨ªsimos cad¨¢veres. Sin embargo, dado que hab¨ªa sido removidos por el agua, era imposible datarlos con precisi¨®n siguiendo t¨¦cnicas exclusivamente arqueol¨®gicas. "Despu¨¦s de someter los restos humanos a dos procesos cient¨ªficos, hemos logrado identificar la batalla. Por un lado, con el carbono 14 sabemos que su muerte ocurri¨® en el mismo periodo del que habla C¨¦sar. Por otro, gracias al estudio de sus dientes, hemos determinado que no proven¨ªan de esta zona, sino del norte del Rin. De nuevo, confirma lo escrito en La guerra de las Galias", prosigue el profesor Roymans, un experto en la presencia romana en el bajo Rin y catedr¨¢tico de arqueolog¨ªa en la Universidad de Amsterdam.
Genocidio es una palabra contempor¨¢nea, acu?ada al final de la II Guerra Mundial por el jurista jud¨ªo Raphael Lemkin para tratar de definir los horrores del nazismo. Significa el intento de destruir a un grupo ¨¦tnico o religioso. Utilizarla para definir la conquista de las Galias es sin duda un anacronismo, pero muchos historiadores han descrito lo que hizo C¨¦sar al otro lado de los Alpes como algo muy parecido a un genocidio. Las decenas de miles de muertos en Kessel ¡ªunos 150.000 seg¨²n los arque¨®logos¡ª demuestran hasta qu¨¦ punto careci¨® de piedad.
Los huesos encontrados resumen todo un gabinete de horrores: v¨ªctimas de todas las edades, la inmensa mayor¨ªa de ellos con heridas mortales, con lanzas clavadas en el craneo. "Genocidio es un t¨¦rmino moderno, pero si con ello nos queremos referir a la exterminaci¨®n de un pueblo, se puede aplicar sin duda en este caso. Julio C¨¦sar lo cuenta adem¨¢s sin problemas. La matanza de ni?os y mujeres no era considerado un tab¨² en aquellos tiempos", prosigue Roymans. "Su objetivo era claramente el exterminio total de esas dos tribus. La conquista de Galia fue salvaje, no tiene nada que ver con la idea posterior de la Pax Romana".
Babelia
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