La utop¨ªa y lo salvaje
En 'Las ef¨ªmeras', de Pilar Ad¨®n, nos encontramos con literatura de alta intensidad, con emociones y riqueza
Suele relacionarse la escritura de Pilar Ad¨®n (Madrid, 1971) con los cuentos tradicionales. Con el miedo y el asombro ante la naturaleza del que han nacido algunos de los relatos perdurables que acompa?an a la humanidad. Esto puede ser acertado si nos referimos a sus anteriores libros de relatos (e incluso en sus menos conocidos libros de poemas) donde las leyendas, en un sentido amplio, ocupan un lugar privilegiado, y son estos libros los que han llevado a que sea comparada con escritoras fronterizas con lo ¡°extraordinario¡± (o suprarreal) como A. S. Byatt o Marilynne Robinson. Pero Las ef¨ªmeras s¨®lo puede ser considerada ¡°cuento¡± de un modo muy particular, en el sentido en que podr¨ªamos decirlo de una novela tan compleja e intensa como Vida y ¨¦poca de Michael K, de Coetzee. Como en ¨¦sta, en Las ef¨ªmeras todo apela a lo esencial en un marco a la vez limitado y borroso. Con fecha, si nos pusi¨¦ramos a la labor de rastrear las huellas, pero casi de cualquier tiempo y lugar donde se d¨¦ la lucha del hombre (esa ¡°bestia condenada a pensar¡±) con los otros y con su entorno. Con las propias emociones y con la temporalidad de unas vidas fugaces como las de los insectos.
En Las ef¨ªmeras, varios personajes sobreviven en un bosque omnipresente al final de la utop¨ªa de una vieja comunidad de comienzos del siglo XX, La Ruche (la colmena en franc¨¦s). De los sue?os libertarios que llevaron a construir esta ¡°escuela del futuro¡± para hu¨¦rfanos, hijos de obreros y artistas (de inspiraci¨®n real, aunque transmutada con inteligencia seg¨²n los intereses narrativos de Ad¨®n), quedan unos pocos personajes aislados con un ideario cada vez m¨¢s escueto: no meterse en los asuntos de los dem¨¢s y respetar los ciclos de la naturaleza. Una aceptaci¨®n de lo existente desde el individualismo a la que Ad¨®n a?ade una curiosa ra¨ªz pietista que ampl¨ªa el radio de acci¨®n de su debate de ideas: el puritanismo latente en nuestras modernas concepciones de la transacci¨®n econ¨®mica.
Desde las primeras p¨¢ginas sentimos que nos encontramos con literatura de alta intensidad. Con una estructura que se toma su tiempo para avanzar siguiendo a unos pocos personajes, desplaz¨¢ndose de uno a otro sin que jam¨¢s parezca forzado o asim¨¦trico, carg¨¢ndose de emoci¨®n y de?sasosiego con la naturalidad de esos libros que parecen escribirse a la vez que leemos y donde todo encaja a su tiempo.
Estos pocos personajes permiten exprimir varias tensiones: las relaciones de poder, la dial¨¦ctica del amo y el esclavo, la fascinaci¨®n por la belleza y la juventud, la ambig¨¹edad del lugar que ocupan el juez y la v¨ªctima, la pasividad como ¨®rgano de percepci¨®n del mundo, la ambici¨®n, etc¨¦tera. ?Qui¨¦nes son estos personajes? Las hermanas Oliver: la mayor, Dora, tirana vendedora de terrarios (met¨¢fora de lo salvaje derramado hacia adentro, acristalado, neutralizado), y la peque?a, Violeta, resistente a la estupidez, l¨²cida, pero atrapada por la belleza de las cosas y el anhelo de trascendencia. Anita, la regente de esta colmena, cuya capacidad de juicio se sostiene en una neutralidad ¡°a favor del estudio y la observaci¨®n¡± que limita con el ego¨ªsmo. Denis, el hombre monstruo con la capacidad de dar la vida y la muerte, trasunto de la naturaleza. Y Tom, el universitario que huye a la comunidad rural e introduce el virus de la especulaci¨®n. Pero aunque la autora se sirva de la compacidad de los cuentos, como hemos dicho, donde a menudo ideas abstractas se encarnan en tipos para escenificar su lucha, en Las ef¨ªmeras es impecable la manera en que los personajes transgreden sus propias fronteras. No hay buenos ni malos, sino desgraciados cuya pena los a¨ªsla y personajes que se resisten al dolor.
Son muchas las emociones que esta novela pone en juego con una riqueza dif¨ªcil de resumir. Por ejemplo, en las p¨¢ginas dedicadas al rapto (a la violaci¨®n) de la peque?a de las Oliver, llevada a cabo por la naturaleza mientras duerme en un lecho de orugas. Tambi¨¦n las dedicadas a la muerte de uno de los personajes (que no voy a decir, por no desvelar la trama). En ellas, la escritura en estado de gracia de Ad¨®n deja desarrollarse, si pretender fijarlo, el dif¨ªcil mon¨®logo de unos personajes desapareciendo, fundi¨¦ndose, perdiendo sus l¨ªmites. Otro escritor con menos pericia lo habr¨ªa resuelto al modo de un entom¨®logo: clavando en el papel al animal muerto. Pero aqu¨ª algo se resiste a ser detenido. No es que en esta escritura se mezclen lo animal y lo humano, sino que se manifiesta lo humano como una parte incompleta de lo animal, en un perpetuo viraje entre la fascinaci¨®n y el rechazo. Las ef¨ªmeras es una novela ajena a las modas literarias, a la dictadura de la actualidad y de los estilos que m¨¢s ¡°suenan¡±. Nos descubre a una escritora universal desde su particularidad y en la plenitud de su talento.
Las ef¨ªmeras. Pilar Ad¨®n. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2015. 240 p¨¢ginas. 18,90 euros
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