Una emancipaci¨®n en cada puerto

Uno de los tripulantes del Fidelio, el carguero que surca las aguas de esta opera prima de la actriz y hasta ahora cortometrajista Lucie Borleteau, pel¨ªcula comandada con llamativa seguridad y control del tono, se lamenta en una escena de su incapacidad para reproducir, en tierra firme, las mismas habilidades comunicativas que tiene en alta mar. Se lo conf¨ªa a Alice, la protagonista, la ¨²nica mujer en un microcosmos masculino, trabajadora en la sala de m¨¢quinas de ese barco que antes se llam¨® Eclipse y hab¨ªa sido escenario de la ocasional relaci¨®n afectiva entre ella y quien hoy capitanea la nave.

En otro momento, Alice formula en voz alta la m¨¢xima ¡°lo que ocurre en el mar, se queda en el mar¡±, subrayando, con esa personal declaraci¨®n de principios, la importancia de uno de los muchos intereses tem¨¢ticos que confluyen en esta obra primeriza, capaz de desplegar sorprendente madurez de mirada y una ambici¨®n tan palpable como escasamente arrogante: el barco como limbo, como espacio provisional donde quedan en cuarentena las ataduras de tierra, pero donde tambi¨¦n pervive el recuerdo de lo que uno que ha dejado atr¨¢s y donde se funciona a trav¨¦s de un complejo entramado de protocolos y se vive -y sobrevive- bajo un f¨¦rreo orden jer¨¢rquico y una implacable gesti¨®n de tiempo, ocio y soledades.

El papel de Alice le vali¨® merecidamente a Ariane Labed el premio a la mejor actriz en Locarno: la actriz griega, formada en lo que podr¨ªamos denominar el C¨ªrculo Lanthymos, ya hab¨ªa recibido la Copa Volpi en Venecia por su labor en la delicadamente disfuncional ¡°Attenberg¡± (2010) de Athina Rachel Tsingari, pero aqu¨ª abandona el gusto por la abstracci¨®n de ese trabajo para ofrecer un retrato complejo y matizado de un personaje que vive bajo su particular ¨Caunque no por ello menos f¨¦rreo- c¨®digo ¨¦tico, afirmando, ante todo y a trav¨¦s de sus libres suministros de placer, una fidelidad a s¨ª misma que choca con las ataduras ¨Cfamiliares, afectivas, amorosas- que quieren imponerle desde fuera. La relaci¨®n con las palabras de un muerto ¨Cel marinero fallecido cuyo camarote ocupa- y con un novio que dibuja, literalmente, como Christophe Blain, pero no entiende la autonom¨ªa sexual de Alice, suman espesor narrativo a una pel¨ªcula tan libre como su apasionada, sensible y desafiante protagonista.