?lvaro Delgado, retratista de los rasgos definitorios
Ten¨ªa una personalidad inquieta y curiosa, que le convert¨ªa en un ameno y agudo contertulio de muy diversos concili¨¢bulos intelectuales y de foros acad¨¦micos
Nacido en Madrid el a?o 1922, el pintor ?lvaro Delgado Ramos ha muerto cuando le correspond¨ªa ya celebrar su 94? aniversario. Si a este as¨¦ptico dato le a?adimos que fue elegido como miembro de n¨²mero de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en febrero de 1973, con lo que actualmente era el miembro m¨¢s antiguo de esta hist¨®rica corporaci¨®n, nos percatamos de que con ¨¦l se marcha un amplio y conflictivo periodo de nuestra historia del arte, pues inici¨® su formaci¨®n art¨ªstica en la Escuela Superior de Pintura, bajo la tutela de Daniel V¨¢zquez D¨ªaz, en el Madrid asediado de la Guerra Civil. A ¨¦l le gustaba rememorar aquel duro trance con cierto desenfado, cuando era poco m¨¢s que un adolescente, y ve¨ªa desfilar a las entusiastas milicias republicanas en direcci¨®n al frente de la sierra norte de la capital, entre otros avatares de una ciudad que resisti¨® hasta pr¨¢cticamente el fin de la tr¨¢gica contienda. No obstante, su carrera art¨ªstica despunt¨® en la inmediata posguerra, cuando form¨® parte, junto a Francisco San Jos¨¦, Carlos Pascual de Lara y Gregorio del Olmo, del ef¨ªmero renacimiento de la Escuela de Vallecas, ese proyecto concebido originalmente por Alberto S¨¢nchez y Benjam¨ªn Palencia a¨²n en plena Rep¨²blica para la activaci¨®n local del arte de vanguardia, y que el segundo de los citados, que permaneci¨® en Espa?a tras el fin de la guerra, trat¨® de reanimar junto a este peque?o grupo de j¨®venes entusiastas. Y aunque esta segunda versi¨®n no fragu¨®, s¨ª dej¨® una huella f¨¦rtil a trav¨¦s de estos y de otros j¨®venes artistas de posguerra de parecidas inquietudes al formarse posteriormente la llamada Escuela de Madrid, centrada en el g¨¦nero del paisaje castellano, en una versi¨®n formalmente moderna y en la ant¨ªpoda de la ret¨®rica ¨¦pica del arte oficial.
En 1949, ?lvaro Delgado obtuvo una beca para viajar a Par¨ªs, donde enriqueci¨® su estilo y ampli¨® su tem¨¢tica, aunque revisando tambi¨¦n la obra de los grandes maestros hist¨®ricos espa?oles, como El Greco, Vel¨¢zquez, Zurbar¨¢n y Goya. En 1955, consigui¨® el gran premio de Pintura de la Bienal de Alejandr¨ªa, la culminaci¨®n internacional de una trayectoria ya entonces localmente muy celebrada.
A comienzos de la d¨¦cada de los sesenta, este ?lvaro Delgado ya consagrado dio un giro muy importante a su estilo pict¨®rico, centr¨¢ndose en el retrato interpretado de una singular manera expresionista. Como reflejo de esta evoluci¨®n, es significativo que su discurso de ingreso en San Fernando el a?o 1974 se titulase El retrato como aventura pol¨¦mica, donde explicaba c¨®mo conceb¨ªa este g¨¦nero como una suerte de aproximaci¨®n ensay¨ªstica serial a la intimidad del retratado hasta alcanzar sus rasgos m¨¢s definitorios, que ¨¦l subrayaba con expresiva crudeza. Obviamente, el resultado no ten¨ªa nada que ver con el convencional retrato, pero, junto a esta personal interpretaci¨®n figurativa, ?lvaro Delgado demostraba poseer unos trazos ¨¢giles y atrevidos en consonancia con la gestualidad y factura del expresionismo abstracto. Por lo dem¨¢s, ?lvaro Delgado pose¨ªa una personalidad inquieta y curiosa en todos los ¨®rdenes, que le convert¨ªa en un ameno y agudo contertulio de muy diversos concili¨¢bulos intelectuales y de foros acad¨¦micos, donde vert¨ªa la veta ir¨®nica de su muy dilatada experiencia. Cu?ado de la tambi¨¦n relevante pintora vasca Menchu Gal, fue padre del cient¨ªfico y escritor ?lvaro Delgado Gal, habitual colaborador de relevantes diarios nacionales.
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