Un falso vodevil en la Ruta 66
La compa?¨ªa Feelgood Teatro estrena en el Matadero 'La estupidez', una obra del argentino Rafael Spregelburd
Sucede todo a un ritmo trepidante. Se cierran y se abren puertas, salen y entran personajes a la velocidad del rayo. Dos planos paralelos, interior y exterior, sirven para escenas simult¨¢neas. Cinco socios preparan una barbacoa mientras en la habitaci¨®n de ese motel de carretera una pareja trasiega con un rico tejano para intentar venderle un lienzo robado (ellos lo saben), y en el ba?o de esa misma estancia un joven actor venido a menos encierra a su hermana parapl¨¦jica para ir a cenar solo. Todo ocurre en la zona de Las Vegas de la m¨ªtica Ruta 66, esos casi 4.000 kil¨®metros que unen Chicago con Los ?ngeles. Cinco actores que interpretan a 24 personajes, en 16 habitaciones de seis moteles de carretera, conforman la historia de 'La estupidez', la obra del argentino Rafael Spregelburd, que, dirigida por Fernando Soto, una producci¨®n de la compa?¨ªa Feeldgood Teatro que se estrena el pr¨®ximo s¨¢bado en el Matadero, en Madrid. Todo un vodevil en la Ruta 66, pero falso, advierte su director. "Es importante el ritmo y los tiempos, se juega al vodevil para hacer re¨ªr, pero la clave est¨¢ centrada en esta comedia agridulce que habla de la codicia humana a todos los niveles". 'La estupidez', obra basada en una relectura de la obra 'Mesa de los siete pecados capitales' de El Bosco (1450-1516), del que este a?o se celebran los 500 a?os de su muerte, est¨¢ interpretada por Fran Perea, Toni Acosta, Ainhoa Santamar¨ªa, Javi Coll y Javier M¨¢rquez.
'La estupidez'', primera vez que se estrena como tal en Espa?a (hace diez a?os la present¨® dos d¨ªas en la sala Cuarta Pared en un montaje del propio Spregelburd,) ha sido representada de manera permanente en el mundo entero. Es una obra compleja pero hipn¨®tica, con muchos universos y cinco historias que transcurren paralelas y se van entrelazando, que necesita de los actores un elevado ejercicio de virtuosismo y del director de una gran precisi¨®n en ritmo y tiempo. En una nave del barrio de Usera, se ha montado el escenario para los ensayos. Casi como si se tratara de un plano o set cinematogr¨¢fico, entrelazado a nivel espacial y dramat¨²rgico, el decorado muestra la cl¨¢sica estancia de un motel americano de carretera (se ir¨¢ cambiando la luz y el cuadro sobre la cama para distinguir las distintas habitaciones) con dos puertas, junto a un gran ventanal que muestra lo que ocurre en el exterior, en el lado opuesto a la entrada. La pareja empe?ada en vender ese cuadro antiguo antes de que se borre por completo, un matrimonio y su hijo en la duda de dar a conocer una ecuaci¨®n matem¨¢tica peligrosa pero que les har¨ªa ricos, cinco jugadores que buscan el dinero en la ruleta con un m¨¦todo calculado, un actor y su hermana en silla de ruedas que viajan al funeral de su padre a Nueva York y dos polic¨ªas motorizados con una relaci¨®n de amor-odio ir¨¢n mostrando al espectador la codicia y banalidad humana.
"Trabajad con velocidad pero sin atropellarse, lo importante es que os lo pas¨¦is bien, que busqu¨¦is el ritmo, que nunca decaiga la acci¨®n, lo fundamental es lo que pase aqu¨ª, no el resultado", les recuerda Soto a los cinco actores que, entre escena y escena, tienen que cambiarse de vestuario y de personaje en un tiempo vertiginoso. "Esta obra es de un talento desbordante, es un texto claro escrito para una compa?¨ªa sobre situaciones que suceden en la vida", asegura el director de funciones como 'Constelaci¨®n' o 'El minuto del payaso'. "Es un montaje muy oper¨ªstico en el que hay que cuidar especialmente que la funci¨®n nunca decaiga. S¨¦ que es una apuesta arriesgada pero eso es lo que me motiva. A m¨ª no me gusta trabajar por el resultado", explica Soto.
De la nave de Usera a la del Matadero, en la que durante un mes (hasta el pr¨®ximo 21 de febrero) cinco actores tomar¨¢n la Ruta 66, en la que viajar¨¢n a lomos de la estupidez humana.
Actores que se reinventan
Ya no est¨¢n solo a la espera de que suene el tel¨¦fono. Ha llegado la hora de generar proyectos propios. Los actores se reinventan y se movilizan para levantar montajes y descubrir y mostrar obras de autores contempor¨¢neos poco vistos o desconocidos en Espa?a. Con esta filosof¨ªa ha nacido la Compa?¨ªa Feelgood Teatro, que toma el nombre de su primera aventura, 'Feelgood', una s¨¢tira pol¨ªtica de Alistair Beaton, un autor in¨¦dito hasta entonces en nuestro pa¨ªs, que se represent¨® con ¨¦xito la temporada pasada. Hoy, esta compa?¨ªa, formada por los actores Fran Perea, Manuela Velasco, Ainhoa Santamar¨ªa y Javier M¨¢rquez, se ha lanzado a su segunda producci¨®n, con 'La estupidez', del argentino Rafael Spregelburd.
La idea de esta compa?¨ªa surgi¨® en una furgoneta camino de un bolo por la carretera con la obra 'Todos eran mis hijos', de Claudio Tolcachir. "Nos sirvi¨® para darnos cuenta de que pod¨ªamos hacer el teatro que nos gusta, el que queremos hacer. Queremos seguir haciendo teatro. Queremos que la gente siga acudiendo al teatro", se explica en la p¨¢gina web de esta compa?¨ªa (feelgoodteatro.com)
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