Vida y obras en el centro de la Tierra
Ajena a la ciencia, la teor¨ªa de que el planeta est¨¢ hueco y hay un submundo paralelo pervive desde el siglo XVII
Athanasius Kircher formul¨® en 1665, cuando no exist¨ªan los medios cient¨ªficos para ponerla a prueba, una hip¨®tesis por completo descabellada: la de que la Tierra ser¨ªa hueca y estar¨ªa habitada en su interior. Su supervivencia tres siglos y medio despu¨¦s, cuando esos medios ya existen y la ciencia sostiene que la Tierra no es ni puede ser hueca, quiz¨¢s sorprendiese al jesuita alem¨¢n. Sin embargo, si se introduce la expresi¨®n ¡°Hollow Earth¡± en Google, se obtienen m¨¢s de 4,5 millones de resultados.
La supervivencia fuera del ¨¢mbito cient¨ªfico de la hip¨®tesis de Kircher ha sido celebrada recientemente por un volumen de ensayos que pone de manifiesto la excepcional capacidad de la idea de una Tierra hueca para reflejar las ansiedades de nuestra cultura, sus angustias y aspiraciones. En Mundo subterr¨¢neo (La Felguera, 2015), Grace Morales, Josep Lapidario y Javier Calvo, entre otros autores, discuten asuntos como la teratolog¨ªa marina, las cartograf¨ªas infernales y el urbanismo subterr¨¢neo, demostrando que la idea sigue siendo inusualmente productiva para los escritores.
A pesar de lo cual, y aunque incluye un extenso fragmento del tratado de Kircher, el libro no explica la supervivencia de la hip¨®tesis, ni las sucesivas variaciones que ¨¦sta ha experimentado en los ¨²ltimos siglos, asunto del que s¨ª se ocupa David Standish en La Tierra hueca: La larga y curiosa historia de la concepci¨®n de pa¨ªses extra?os, criaturas fant¨¢sticas, civilizaciones avanzadas y m¨¢quinas maravillosas bajo la superficie de la Tierra (Da Capo Press, 2006).
Standish habla de libros como Symzonia, considerada la primera utop¨ªa escrita en territorio estadounidense, as¨ª como de la especulaci¨®n cient¨ªfica en torno al tema en las obras de Edmond Halley, John Leslie (quien cre¨ªa que el interior del planeta estaba iluminado por dos soles llamados Plut¨®n y Proserpina) y John Cleves Symmes, autor de la hip¨®tesis de que las puertas a las profundidades se encontrar¨ªan en los polos.
A lo largo de su historia, la Tierra hueca habr¨ªa sido, en ese sentido, y alternativamente, una excusa para abordar los m¨¢s variados temas. As¨ª, en la fantas¨ªa pulp de 1892 La diosa de Atvatabar, la existencia de un submundo ofrec¨ªa la oportunidad para continuar con la adquisici¨®n estadounidense de territorio. Para Edgar Allan Poe (La narraci¨®n de Arthur Gordon Pym) y Howard P. Lovecraft (En las monta?as de la locura) constitu¨ªa el asiento de un horror impredecible, y para los franceses Alejandro Dumas padre (Isaac Laqu¨¦dem) y Julio Verne (Viaje al centro de la Tierra) era un buen lugar donde dar cuenta de las teor¨ªas de la evoluci¨®n de las especies y el origen del hombre.
El submundo tambi¨¦n ha servido como repositorio de las ansiedades generadas por la t¨ªmida adquisici¨®n de derechos por parte de las mujeres occidentales, como en Mizora, la novela de Mary E. Bradley Lane de 1881 donde ¨¦stas han exterminado a los hombres. Tambi¨¦n En el centro de la Tierra, del popular Edgar Rice Burroughs, una raza de pterosaurios inteligentes y violentos llamados Mahar infunde un terror mayor en los personajes cuando estos descubren que todos los Mahar son hembras.
En Symzonia, los habitantes del mundo subterr¨¢neo son, ricos vegetarianos, abstemios y practican la democracia?
Antes de transformarse en el lugar en el que los nazis estar¨ªan agazapados o aterrizar¨ªan los ovnis, la Tierra hueca fue, tambi¨¦n, el ¨¢mbito para la promoci¨®n de ideas de pureza racial y religiosa: en Symzonia, por ejemplo, los habitantes del mundo subterr¨¢neo son vegetarianos, abstemios, practican la democracia y son blancos e inmensamente ricos; y en La narraci¨®n de Arthur Gordon Pym los salvajes tienen negros hasta los dientes. Pero nadie lleg¨® m¨¢s lejos en sus visiones infraterrenas que el estadounidense Cyrus Reed Teed, quien en torno a 1869 decidi¨® que la Tierra es c¨®ncava y hueca y que nosotros vivimos en su interior, revelaci¨®n que lo llev¨® a fundar el Koreshianismo, una religi¨®n bastante popular en su ¨¦poca.
Si estas visiones no bastasen para explicar la persistencia de la idea de la Tierra hueca ¡ªpese a toda evidencia cient¨ªfica en su contra¡ª, quiz¨¢s esta se pueda encontrar en una cierta resistencia remanente a logros cient¨ªficos que habr¨ªan expulsado del mundo el misterio. As¨ª, la celebraci¨®n nost¨¢lgica de la Tierra hueca y de las visiones art¨ªsticas que produjo en Mundo subterr¨¢neo, y la creencia inconsistente de que la ciencia y los medios de comunicaci¨®n nos estar¨ªan mintiendo, que abunda en las cloacas de Internet (donde, por cierto, la idea de la Tierra hueca compite con la de la Tierra plana), ser¨ªan formas de satisfacer el deseo de que no todo sea lo que parece, y se nos dice que es en una ¨¦poca de impotencia y frustraci¨®n ante amenazas incomprensibles, pero muy reales.
Al igual que en la tambi¨¦n subterr¨¢nea Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, el submundo constituye un reflejo de aquello que se encontrar¨ªa arriba, en nuestro mundo, pero ese reflejo no est¨¢ tan distorsionado como parece a simple vista: de hecho, como pone de manifiesto el reciente filme de Ulrich Seidl En el s¨®tano, los dos mundos no pueden parecerse m¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.