Tocados por la gracia
'La respiraci¨®n', la nueva comedia de Alfredo Sanzol en el Teatro de La Abad¨ªa de Madrid, es una joya brillante y divertid¨ªsima con actuaciones sobresalientes
A la salida de La Abad¨ªa un amigo me dijo que ojal¨¢ hubiera durado dos horas m¨¢s: ¡°Se est¨¢ muy a gusto con esta gente¡±, y por esta gente no costaba entender que se refer¨ªa a personas y personajes: las sensacionales criaturas imaginadas por Alfredo Sanzol en La respiraci¨®n y sus no menos estupendos int¨¦rpretes. Como estaba yo igualmente encandilado con las actuaciones, peripecias y di¨¢logos, tom¨¦ pocas notas. Apunt¨¦ que el tono de Nagore se marca desde su mon¨®logo inicial: lo que le pasa es muy doloroso, porque lleva un a?o padeciendo los zurriagazos de la separaci¨®n, pero Nuria Menc¨ªa nos lo cuenta con tanta luz y sonrisa que vemos al mismo tiempo el malestar que le amarga la vida y su empuje para salir del pozo. O sea, que en su primera mitad es una obra sobre el abandono y la p¨¦rdida, pero no teman llantina ni reconcome: La respiraci¨®n conmueve porque es vital¨ªsima, porque la energ¨ªa no permite ni un instante de baj¨®n, y es divertida (mucho, mucho) porque su humor no busca la risa sino la verdad.
Ya estaba yo echando de menos a Nuria Menc¨ªa, que estuvo en Maridos y mujeres, de Allen/Rigola, y en otra de las joyas de Sanzol, En la luna (ambas en La Abad¨ªa, por cierto), donde encarnaba a Nagore ni?a, y si no era la misma Nagore se le parec¨ªa mucho, empecinada, desarmantemente sincera, con pareja capacidad para la desdicha y para comerse la vida a bocados. Nuria Menc¨ªa es, para entendernos, hija espiritual de Lali Soldevila y hermana lunar de Esperanza Pedre?o. Est¨¢ arrasadora de la primera a la ¨²ltima frase, pero f¨ªjense tambi¨¦n en la apabullante gama de las miradas que env¨ªa al p¨²blico cuando algo la desborda, esos silencios en los que te hace percibir los asteroides d¨¢ndose de tortas en su universo mental: para m¨ª que Keaton era su t¨ªo abuelo. Me siento por una vez liberado de no tener que contar la trama de esta funci¨®n: las iba a pasar perras para resumir unos giros m¨¢s insospechados que los de Jardiel en Madre, el drama padre. Pongamos que esa trama es una creaci¨®n de Nagore, una v¨ªa de escape. Y que es altamente inveros¨ªmil y a la vez muy ver¨ªdica: esos personajes est¨¢n muy bien dibujados por Sanzol con muy pocas pinceladas. Maite, la madre de Nagore, es una mujer esencialmente hippy, con mucha libertad y mucho coraz¨®n para dar y tomar. Ah, cu¨¢ntas mujeres as¨ª hemos conocido los de mi quinta: que los dioses las bendigan. Y con cu¨¢nto arte la retrata Gloria Mu?oz: algo me dice que no andar¨¢ muy lejos de ese perfil. Hay una tercera mujer tambi¨¦n lib¨¦rrima y de rompe y rasga (o de junta y pega, mejor): Leire, muy bellamente encarnada tambi¨¦n por Camila Viyuela, rebosante de frescura y poder¨ªo (atenci¨®n a su mon¨®logo casi shakesperiano). Y tres caballeros: Andoni, profesor de yoga (Pietro Olivera, que me record¨® a un cruce entre Manolo Zarzo y Luis Politti); su hermano ??igo (Pau Dur¨¤, un actor con una inusual delicadeza), masajista, y el vehemente Mikel (Marti?o Rivas), preparador f¨ªsico, hijo de Andoni, sobrino de ??igo y novio de Leire. S¨¦ que decir esto de los personajes masculinos es decir poco, pero tambi¨¦n s¨¦ que si digo m¨¢s les fastidio la historia. A ver si entro por otro lado. Hay algo muy rohmeriano en esta comedia: la combinatoria de las intermitencias del coraz¨®n. Rohmeriano con m¨¢s salero: como si Rohmer hubiera nacido en C¨¢diz, por as¨ª decirlo.
Es una historia alegremente transgresora sin querer ponerse escarapelas de moderno, cosa que Sanzol nunca ha hecho y creo que nunca har¨¢, porque la suya es una modernidad antigua, nunca programada ni etiquetable. Y muy de los a?os setenta, me parece a m¨ª. Ya lo ver¨¢n en la segunda mitad. Ahora me viene a la cabeza la gloriosa escena de la b¨²squeda del sacacorchos, y el abracadabrante descorche alternativo de una botella de vino (momentazo de Marti?o Rivas). Ah¨ª anot¨¦: ¡°Decirle a Vila-Matas que vaya a ver La respiraci¨®n, porque est¨¢ cerca del esp¨ªritu de Aire de Dylan¡¯. Record¨¦ la tarde en que Vila-Matas me hablaba de vanguardia feliz, y lo defin¨ªa con estas palabras, que creo que le cuadran de maravilla a Sanzol: ¡°Hay que jugar y experimentar sin olvidar el inter¨¦s del p¨²blico, y mantener en alto la historia sin estar sometido a ella.
Hay mucha poes¨ªa en este texto. De la buena, de la que nunca se presenta como tal. Y canciones preciosas
M¨¢s que de trama prefiero hablar de estructura, lev¨ªsima y a la vez f¨¦rrea, mucho m¨¢s sofisticada de lo que aparenta (ah¨ª est¨¢ la gracia y la elegancia) con una din¨¢mica magistral en el engarce de las escenas: basta con citar, por ejemplo, los habil¨ªsimos saltos de pasado a presente en una de las conversaciones capitales entre Nagore y Leire, o la gozosa narraci¨®n del episodio que Sanzol titula La casa del amor, y en el que los di¨¢logos parecen danzar. Hay mucha poes¨ªa en este texto. De la buena, de la que nunca se presenta como tal. Y canciones preciosas, con letras de Sanzol y m¨²sica de Fernando Vel¨¢zquez. Cada vez que suena una de esas canciones es como si se abriera una ventana y entrara una brisa muy fresca. Hablando de canciones, yo tuve todo el rato en la cabeza el feliz galope de advenimiento de Uh Oh Love Comes to Town, de Talking Heads. Y su respuesta catalana, Teresa Rampell (rampell quiere decir impulso, arrebato), de los Manel, donde el amor avanza y se propaga como un ej¨¦rcito de timbales, un incendio forestal o un virus tropical, y la dama protagonista es una n¨¢ufraga que ha decidido probar el agua salada. Curiosa coincidencia, porque Nagore se presenta como una n¨¢ufraga en mi propia cama. Bueno, pues de todo eso va la comedia. Y la ¨²ltima canci¨®n del espect¨¢culo, soberbiamente cantada por Pau Dur¨¤, tiene algo de trovadoresco, de nana al amor cort¨¦s que se acorda al h¨¢lito al fin suave de Nagore.
No hace falta ser un profeta para augurarle un gran ¨¦xito a La respiraci¨®n. Porque te hace feliz, porque es popular y vanguardista (o sea, para todos los p¨²blicos), porque te parte el alma de risa, y porque tanto personajes como int¨¦rpretes, para volver a lo del principio, est¨¢n tocados por la gracia. Corran a La Abad¨ªa. Y corran tambi¨¦n a la Comedia para ver Cervantina, de los superdotados Ron Lal¨¢: todo un festival. La pr¨®xima semana se lo cuento.
La respiraci¨®n, de Alfredo Sanzol. Int¨¦rpretes: Pau Dur¨¤, Nuria Menc¨ªa, Gloria Mu?oz, Pietro Olivera, Marti?o Rivas, Camila Viyuela. Teatro de La Abad¨ªa. Madrid. Hasta el 28 de febrero.
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