Humo
No es discutible la sabidur¨ªa de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, pero creo que se pasan cien pueblos en su implacable guerra contra el luciferino tabaco
Debe de ser algo muy serio e imprescindible la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, sin margen de error en sus siempre atinados consejos. Tampoco es discutible su sabidur¨ªa sobre los devastadores males que nos amenazan, pero creo que se pasan cien pueblos en su implacable guerra contra el luciferino tabaco. En su ¨²ltimo informe proponen que ni?os y adolescentes no tengan acceso a las pel¨ªculas en las que aparece alguien fumando tabaco. Del crack, la marihuana, el hach¨ªs, el opio, los chinos de caballo, los nevaditos de coca y otras sustancias tan placenteras como destructivas, al parecer no dicen nada. Y se supone que las criaturas s¨ª pueden ver en la pantalla a personajes trasegando alcohol, la exhibici¨®n de toneladas de sangre, la apolog¨ªa de la violencia, nada de ello comparable en peligro a alguien inhalando y expulsando el humo de un cigarrillo. Bueno, desde hace tiempo los ¨²nicos que fuman en las pel¨ªculas son los villanos. Y los ni?os siempre quieren ser el bueno, aunque cuando crezcan algunos se conviertan en banqueros, especuladores y pol¨ªticos.
Y, por supuesto, todos sabemos de lo que son capaces los fabricantes de nicotina para enganchar a la clientela. Michael Mann lo cuenta admirablemente en la pel¨ªcula El dilema. Y sabemos el past¨®n que invirtieron los tabaqueros en el cine para convencer al espectador de que fumar era glamour, sensualidad, estilo, supon¨ªa un certificado de hombr¨ªa y de sofisticaci¨®n femenina, la vida era m¨¢s grata fumando.
Y sabemos que hace da?o (ay, los s¨¢dicos que exhiben en las cajetillas los horrores de sus efectos) y en mi caso, despu¨¦s de una tromboflebitis y de que me implantaran stends porque la sangre ya se negaba a circular por mi organismo, soy tan suicida, d¨¦bil o est¨²pido que me invento pretextos para seguir fumando. Pero que no le proscriban de forma tan esperp¨¦ntica. Y el Estado, sac¨¢ndole una pasta a los envenenados.
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