Las figuras no venden abonos

Ram¨®n Valencia, empresario en solitario de la Maestranza de Sevilla tras la jubilaci¨®n de Canorea, no pod¨ªa ocultar su satisfacci¨®n el pasado lunes en el acto de presentaci¨®n del abono taurino en el que, despu¨¦s de dos a?os de ausencia, vuelven a figurar los cinco toreros que mandan en la fiesta: Morante, El Juli, Manzanares, Talavante y Perera.

La alegr¨ªa del gerente se contagi¨® pronto por el abarrotado sal¨®n, cuajado de taurinos, y no fueron pocos los que dieron codazos para felicitarlo. El logro de Valencia lo merec¨ªa. No ha debido ser f¨¢cil dome?ar el orgullo herido de las cinco figuras. Pero el propio empresario ofrec¨ªa una pista de las secuelas que ha dejado la negociaci¨®n: ¡®esta es la feria m¨¢s cara de la historia; el esfuerzo econ¨®mico de la empresa es bestial¡¯, asegur¨®.

De sus palabras se puede inferir que las figuras vuelven a cambio de un importante aumento de su cach¨¦, lo que supone, y el propio empresario as¨ª parece haberlo reconocido en privado, que si el p¨²blico no acude en masa a la plaza, la feria ser¨¢ una ruina.

Mal empezamos.

Pero el asunto es m¨¢s grave. Las crisis -la econ¨®mica y la de la propia fiesta- han demostrado que las figuras ya no venden abonos. Los datos de la propia empresa sevillana as¨ª lo confirman. El n¨²mero m¨¢ximo de 6.500 abonados, alcanzado en 2008, ha descendido paulatinamente hasta los 2.400 actuales, en presencia de Morante y compa?¨ªa.

Pero hay m¨¢s. Los carteles de la Feria de Abril de 2016 han recuperado la reputaci¨®n del pasado, de esos que en vida de Diodoro Canorea prestigiaban a Sevilla y a su afici¨®n: acertadas combinaciones entre las figuras y ganader¨ªas comerciales impuestas por los que mandan.

El problema es que el mundo ya no es el del recordado don Diodoro; ni la fiesta, ni la afici¨®n. La sociedad sufre un preocupante proceso de destaurinizaci¨®n, la fiesta de los toros padece un brutal acoso por todos los flancos, y la sabia afici¨®n sevillana es cada vez m¨¢s exigua por razones de edad y hartazgo. Es decir, que los buenos carteles de anta?o no garantizan el ¨¦xito de hoy.

En una palabra, los toreros modernos con sus bondadosos toretes bajo el brazo interesan cada vez menos, y dif¨ªcilmente promover¨¢n colas en las taquillas.

Probablemente, los carteles est¨¦n bien hechos -al margen de las ausencias de Iv¨¢n Fandi?o y Juan del ?lamo, entre otros, el maltrato infligido a Diego Urdiales, y la desconcertante presencia de algunos-, pero no ilusionan. ?Qu¨¦ les falta? Innovaci¨®n, sorpresa, atrevimiento, ruptura¡­ No hay ning¨²n cartel que suene a nuevo, ninguna combinaci¨®n sorprendente, ninguna gesta. Todo se ha hecho como siempre, y ese ¡®siempre¡¯ ya no existe.

Ojal¨¢ la Feria de Abril no sea un mal trago para Ram¨®n Valencia. No lo merece. Pero la grave situaci¨®n que atraviesa la fiesta de los toros quiz¨¢ hubiera exigido una pizca m¨¢s de imaginaci¨®n; de revoluci¨®n, tal vez...