Querido l¨ªder y productor
Un documental relata la historia de dos estrellas surcoreanas, secuestradas por Pyongyang y obligadas a filmar por Kim Jong-il
Solo una vez un cineasta ha tenido todos los recursos posibles y un pa¨ªs a su servicio. Nunca nadie como Shin Sang-ok, director y productor estrella en la Corea del Sur de los a?os cincuenta y sesenta, cont¨® con un productor como el dictador Kim Jong-il. ¡°Aunque el precio a pagar fue resolver el dilema de Fausto¡±, aseguran Robert Cannan y Ross Adam, directores del documental The lovers and the despot, que describe la casi incre¨ªble ¨Cocurri¨® de verdad- vida de Shin y su esposa, la estrella de la pantalla Choi Eun-hee. Matrimonio durante dos d¨¦cadas, padres de dos hijos, grandes figuras de la cultura coreana, la pareja se divorci¨® por la obsesi¨®n de Shin por el cine. Huy¨® de la casa familiar comido por las deudas, mientras Choi ca¨ªa en una gran depresi¨®n y los hijos alucinaban con las hordas de acreedores que se manifestaban en su puerta.
En 1978 Choi viaj¨® a Hong-Kong y all¨ª fue secuestrada por agentes de Corea del Norte porque Kim Jong-il, entonces a¨²n heredero de la dictadura que gobernaba su padre, la quer¨ªa a su lado. Meses despu¨¦s Shin vol¨® a la misma ciudad, a investigar qu¨¦ hab¨ªa pasado con su exesposa, y corri¨® el mismo destino. ¡°Pero mientras Choi se dedica a hacer alguna pel¨ªcula y a la jardiner¨ªa, Shin sufre cinco a?os de encarcelaci¨®n en un campo de concentraci¨®n¡±, se?alan Cannan y Adam, que no ahondan en este lustro de sufrimiento, y que ilustran toda la historia con im¨¢genes de archivo de los centenares de pel¨ªculas producidas por Shin. ¡°Es curioso. Hizo tantos filmes, que hay recursos de todo tipo. Pudimos recrear los secuestros con su propio material surcoreano. En Occidente nadie conoce la historia, en Corea del Sur es famos¨ªsima y a los dos nos llam¨® la atenci¨®n que nadie se hubiera planteado un filme de ficci¨®n¡±.
A Cannan y a Adam les cost¨® que Choi y sus hijos confiaran en ellos para que contaran ante la c¨¢mara su punto de vista. ¡°Creo que al final se decidieron porque ¨¦ramos occidentales. Y aportaron complejidad al relato, emociones¡±. Como la de Choi contando su divorcio: ¡°Le perd¨ª y le odi¨¦. As¨ª somos los seres humanos¡±, dice ante la c¨¢mara.
Kim, obseso del cine, decidi¨® montar un gran aparato de propaganda f¨ªlmico, y amante del trabajo de Choi y Shin, les reuni¨® y dio al director plenos poderes. ¡°Es curioso c¨®mo Shin disfruta, y ¨¦l mismo confiesa su felicidad, de mucha mayor libertad creativa y m¨¢s medios econ¨®micos bajo el paraguas de Kim que en el capitalismo de su pa¨ªs natal Todos sabemos lo complicado que es hacer cine, as¨ª que hasta cierto punto entiendes que Shin se deje llevar¡±, apuntan los realizadores. Enamorados de nuevo, la pareja se plantea escapar. Pero Shin ya hab¨ªa fracasado en anteriores ocasiones, y adem¨¢s ambos sospechan que nadie les creer¨¢, ya que el r¨¦gimen los pasea como uno de sus mayores logros ante Occidente. As¨ª que graban. Graban todo tipo de conversaciones con Kim Jong-Il: banales, cinematogr¨¢ficas¡ Testimonios en los que Kim se muestra complacido ante la posibilidad de convertirse en el m¨¢s grande productor de cine de todos los tiempos. ¡°Y que confirman que no eran m¨¢s que marionetas de Kim¡±.
El 13 de marzo de 1986 la pareja se escapa de sus vigilantes en un viaje a Viena, llegan a la embajada estadounidense, y por primera vez se escuch¨® en Occidente, gracias a las casetes, la voz de Kim Jong-il, que hered¨® la dictadura de Corea del Norte en 1994. Sigui¨® con sus locuras de grandeza cinematogr¨¢fica y, por ejemplo, produjo en el a?o 2000 una pel¨ªcula imitando a Titanic. Si James Cameron pod¨ªa hundir un barco, Kim tambi¨¦n. Shin y Choi se mudaron a Los ?ngeles y all¨ª siguieron haciendo cine, hasta que Shin muri¨® en 2006. Como resumen los directores, ¡°vivieron toda su vida como si protagonizaran una gran pel¨ªcula¡±.
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