Arte en la estratosfera
El dinero se ha convertido en el sistema m¨¦trico decimal del arte. En 1991 este mercado manejaba unos 10.000 millones de d¨®lares, el a?o pasado super¨® los 68.000 millones
El dinero se ha convertido en el sistema m¨¦trico decimal del arte. El agrimensor de su alegr¨ªa o de su fracaso. En 1991 este mercado manejaba ¡ªseg¨²n la consultora Arts Economics¡ª unos 10.000 millones de d¨®lares, el a?o pasado super¨® los 68.000 millones (61.000 millones de euros). Un incremento del 680% en menos de 25 a?os. Pero antes de los grandes n¨²meros todo era muy distinto. En 1982 la galerista parisiense Chantal Crousel acud¨ªa a la primera edici¨®n de Arco. Viajaba, junto a su asistente, en el Talgo nocturno que enlazaba la capital francesa con Madrid. En las maletas lleva todo su stand: Gilbert & George, Tony Cragg, Alighiero Boetti y Mimmo Paladino. Entonces estos artistas se pod¨ªan comprar por unos pocos miles de pesetas, hoy ser¨ªan necesarios bastantes miles de euros. Chantal vendi¨® el gilbert & george a un importante coleccionista espa?ol. ¡°Me sent¨ª muy feliz¡±, recuerda.
Pero junto al capital, el otro elemento que ha reescrito la historia de este mercado es la geograf¨ªa. ¡°Nunca fue tan global, ni las ventas se hab¨ªan repartido tanto entre pa¨ªses¡±, relata la economista especializada en arte Clare McAndrew. Un ¨¢lgebra que le ha llevado a reflejarse en los grandes movimientos econ¨®micos de nuestra ¨¦poca. Los justos y los injustos. La irrupci¨®n de los coleccionistas chinos ¡ªun suceso que cambia el mercado en la ¨²ltima d¨¦cada¡ª coincide con la entrada durante 2001 del gigante asi¨¢tico en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC). En ese mirar ensimismado en las grandes tendencias de la econom¨ªa, el arte se refleja tambi¨¦n en el principal problema del mundo: la inequidad. Los analistas contabilizan 13,7 millones de personas que atesoran m¨¢s de 27 millones de euros. La cifra de privilegiados del dinero m¨¢s alta de la historia. Y muchos persiguen obras-trofeos para sus salones: Picasso, Rothko, Cy Twombly. Una estrategia que ceba la maquinaria de los precios y la especulaci¨®n.
A esta parodia contribuyen sin rubor los artistas. Damien Hirst en la mejor performance de la historia que mezcla arte, dinero y cinismo se embolsa 96 millones de libras (124,5 millones de euros al cambio actual) revendiendo su propia obra en Sotheby¡¯s. Es el 16 de septiembre de 2008. Un d¨ªa antes quiebra el banco Lehman Brothers. Sin embargo, el arte es ajeno al pr¨®logo de la Gran Recesi¨®n. Solo escucha sus propios himnos. ¡°La producci¨®n art¨ªstica est¨¢ monopolizada por ocho grandes galer¨ªas, el mercado es global, pero lo cierto es que se re¨²ne en torno a un pu?ado de ciudades y el dominio de las industrias de la comunicaci¨®n produce una ingenier¨ªa del consenso¡±, critica Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sof¨ªa. Tanto ruido genera expresiones creativas como el formalismo zombi. Pintores treinta?eros ¡ªblanco favorito de los especuladores¡ª que tienen un trabajo mim¨¦tico. Un poco de Mir¨®, un poco de Cy Twombly; un mucho de nada.
Pero si llenamos ese vac¨ªo con la memoria, veremos que en los a?os ochenta el segmento que m¨¢s dinero generaba era el arte impresionista y moderno. Casi nadie quer¨ªa las obras contempor¨¢neas o de posguerra. En estos artistas solo confiaba un pu?ado de marchantes visionarios e incluso colecciones adelantadas a su tiempo, como la del British Rail Pension Fund, que no invert¨ªa en arte de su ¨¦poca porque le parec¨ªa muy vol¨¢til. Sin embargo, en 1990 esto cambi¨®. Los precios de la creaci¨®n contempor¨¢nea y de posguerra llegan a la estratosfera y all¨ª habitan desde entonces.
En esa ascensi¨®n hacia el dinero, Christie¡¯s vende el a?o pasado en una semana la cifra r¨¦cord de 1.000 millones de d¨®lares (882 millones de euros) en obras, las galer¨ªas privadas usurpan el espacio de los museos, los nuevos coleccionistas de Am¨¦rica Latina y Oriente Pr¨®ximo recalientan los precios y las ¡°ferias, para lo bueno y lo malo, se convierten en una parte m¨¢s importante del mundo del arte de lo que eran antes¡±, reflexiona Marc Spiegler, director de Art Basel. La Arcadia ideal para que aparezcan marchantes como Stefan Simchowitz. Su objetivo es derrocar al ¡°viejo sistema¡±. En el empe?o utiliza las redes sociales para promocionar a sus artistas, y si una obra se vende mejor troceada, se trocea. Porque ¡°Internet ofrece un entorno perfecto para compartir microexplosiones de informaci¨®n a trav¨¦s de las redes sociales que en conjunto tiene un efecto muy poderoso en la comercializaci¨®n a escala de la producci¨®n cultural¡±, narra Simchowitz por correo electr¨®nico. Todo esto ya lo intuy¨® hace 35 a?os el artista Joseph Beuys cuando escribi¨®: Kunst = Kapital. O sea, arte = capital. La ecuaci¨®n de los tiempos.
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