Cela en toda su dimensi¨®n literaria
El centenario del escritor abordar¨¢ un universo donde caben sus m¨²ltiples facetas
M¨¢s all¨¢ de los circos medi¨¢ticos a los que se vio sometido y donde entr¨® en sus ¨²ltimos a?os, Camilo Jos¨¦ Cela (Iria Flavia, A Coru?a, 1916-Madrid, 2002) es el autor de La colmena y La familia de Pascual Duarte. Por encima de sus batallas con escritores m¨¢s j¨®venes o sus boutades contra quien se pusiera a tiro, sobrevive el impulsor de Papeles de Son Armadans, aquella revista en la que en pleno franquismo tuvo cabida todo el exilio y cada una de las lenguas de la pen¨ªnsula. Sin que las ramas de su tendencia al numerito y al mamporro dejen ver su permanentemente arriesgado bosque, plagado de reto a las formas y los modelos de creaci¨®n literaria, Cela, el gran Cela, pervive todav¨ªa en sus mejores libros.
As¨ª lo quisieron dejar ayer claro tanto su hermano Jorge como su hijo Camilo Jos¨¦ en la presentaci¨®n de lo que ser¨¢ el a?o de su centenario. Coincide en conmemoraciones con otros dos grandes autores hisp¨¢nicos, Cervantes y Rub¨¦n Dar¨ªo, pero a cada uno lo suyo. La prioridad en el caso del autor de San Camilo 1936 ser¨¢ la siguiente: ¡°La literatura, tan solo esa palabra, es la que nos debe llevar a celebrarlo¡±, en palabras de Jorge Cela Trulock. ¡°Rescatar y reverdecer al escritor¡±, insist¨ªa su hijo, consciente de todo el moho con el que se le ha cubierto durante una ya demasiado larga temporada.
Pero esta figura capital en la literatura espa?ola, complejo trasunto de creador total, que dejaba entrever soplos de Falstaff shakespeariano en connivencia con Nietzsche, cierto esp¨ªritu reencarnado del tronco de Quevedo, ramalazos de indomable y madera de trascendencia letraherida, cuenta con palpables ventajas para afrontar su necesaria reivindicaci¨®n, m¨¢s all¨¢ de que en vida consiguiera el trofeo del Nobel.
Encuesta
¡°Una encuesta de Sigma Dos publicada en la revista Leer en 2005 entre profesores de literatura, cr¨ªticos y expertos eligi¨® La colmena y La familia de Pascual Duarte como primera y tercera novelas m¨¢s importantes del siglo XX¡±, asegur¨® Dar¨ªo Villanueva, director de la Real Academia Espa?ola (RAE). Estuvo presente en la mesa junto al anfitri¨®n del acto, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, director del Instituto Cervantes, y el ministro de Cultura en funciones, ??igo M¨¦ndez de Vigo, adem¨¢s de los familiares del escritor.
Tributos por tierrra, mar y aire
Las conmemoraciones en torno a Camilo Jos¨¦ Cela arrancan el 11 de mayo en Santiago de Compostela con algunos actos y una conferencia de Dar¨ªo Villanueva.
Exposici¨®n: una muestra abordar¨¢ la relaci¨®n entre el autor y dos cercanos, Joan Mir¨® y Pablo Ruiz Picasso.
Ballet: correr¨¢ a cargo de la compa?¨ªa Espai 9, relacionada con el movimiento en su obra.
Homenajes: en la Feria del Libro de Guadalajara en noviembre pr¨®ximo o la edici¨®n conmemorativa a cargo de la Real Academia de La Colmena, con un anexo en el que se incluiran los fragmentos que decidi¨® no entregar a la censura por su contenido sexual.
En medio de ambas obras se defend¨ªa en dicha encuesta Tiempo de silencio, de Luis Mart¨ªn-Santos. ¡°Pero es que a la pregunta de cu¨¢les cre¨ªan que ten¨ªa m¨¢s posibilidades de perdurar en el tiempo, los encuestados pon¨ªan en los dos primeros lugares ambas novelas de Cela¡±, a?adi¨® Villanueva. No eran las ¨²nicas de la lista: ¡°Tambi¨¦n estaban San Camilo, 1936, Mazurca para dos muertos, Madera de boj u Oficio de Tinieblas 5, una novela escrita a conciencia adentr¨¢ndose en lo que ¨¦l llam¨® su contraliteratura¡±.
De la raza narrativa celiana habl¨® tambi¨¦n Garc¨ªa de la Concha, encargado de presentar su ¨²ltima novela publicada, una obsesi¨®n que le llev¨® al menos 15 a?os. Fue Madera de boj, ¡°un libro literalmente magistral, escrito con esa precisi¨®n y exhaustividad que le caracterizaban¡±, asegur¨®. Y que form¨®, junto a Mazurca para dos muertos, la viva voz del campo junto al mar gallego, uno con el retrato del interior en Ourense y otro vapuleado bajo esa letan¨ªa de la fatalidad que coquetea con los elementos en la Costa da Morte.
Pero este 2016 no ser¨¢ solo el a?o de sus obras m¨¢s conocidas: ¡°Esperamos reeditar la pr¨¢ctica totalidad de sus t¨ªtulos, poniendo especial inter¨¦s en aquellos menos celebrados¡±, precis¨® Cela Conde, encargado del programa del centenario. Ser¨¢ la hora propicia para piezas menos reconocidas, pero igualmente emparentadas con la experimentaci¨®n, como Mrs. Cadwell habla con su hijo, donde Cela dio rienda suelta a su Edipo; Cristo versus Arizona, sus memorias o su obra po¨¦tica, viajera y period¨ªstica, reunida en varios vol¨²menes. Todo a punto, pues, para una celebraci¨®n urgente, muy volcada en el literato y no tanto en el personaje que, con ¨ªnfulas de sant¨®n, conoci¨® un declive, en buena parte justo con su actitud pero absolutamente inmerecido respecto a lo que fue su talento.
Congresos, debates, conferencias, exposiciones compondr¨¢n lo que se ha dado en llamar Universo Cela.Y es que no resulta f¨¢cil confeccionar un traje para quien en vida fue, seg¨²n su hijo, ¡°pintor, guionista, actor, fil¨®logo, caminante, gastr¨®nomo, senador por designaci¨®n real, cartero honorario, editor, acad¨¦mico¡¡±.
Entre las actividades que tratar¨¢n de desmenuzar todas sus facetas se encuentran exposiciones como la comisariada por Carme Riera con la colaboraci¨®n de su nieta Camila sobre su relaci¨®n con Palma de Mallorca, que se ver¨¢ en el Hotel Formentor; otras que abordar¨¢n su relaci¨®n con Picasso y Mir¨®, en el C¨ªrculo de Bellas Artes, o un ciclo de cine, con adaptaciones de sus obras y documentales, que acoger¨¢ la Casa del Lector de Madrid, organizado por Fernando Lara.
Abrir¨¢ el A?o Cela el pr¨®ximo 11 de mayo ¡ªfecha de su nacimiento¡ª una conferencia en la Universidad de Santiago de Compostela a cargo de Dar¨ªo Villanueva, gran experto en el autor. Y lo cerrar¨¢ Jorge Cela Trulock con otra visi¨®n de su persona y su obra en la sede del Cervantes de Madrid, justo un a?o despu¨¦s.
Charo Conde, 44 a?os y 60 obras despu¨¦s
Una de las novedades del a?o Cela, ser¨¢, discretamente, como ella hubiese deseado, la notable y necesaria reivindicaci¨®n de Rosario Conde, su primera esposa. Para empezar, la instituci¨®n ha pasado a denominarse Fundaci¨®n Charo y Camilo Jos¨¦ Cela, con sede en Mallorca. Ha sido decisi¨®n de su hijo, principalmente, desde que ¨¦ste pasara a encargarse del legado paterno tras a?os de litigios con su viuda y segunda esposa, Marina Casta?o.
No habr¨¢ grandes apartados dedicados a la contribuci¨®n en vida y obra de su compa?era: 44 a?os de matrimonio en los que pasaba a m¨¢quina la letra endiabladamente trazada a golpe de pluma del escritor ordenaba sus esquemas de personajes o mecanografiaba cartas. Unas 60 obras que fue la primera en leer y criticar sin ambages, en medio del proceso creativo especialmente intenso del autor. Una labor callada que merece su presencia simb¨®lica en mitad de este centenario, para volverla a colocar en el justo lugar del que un buen d¨ªa cay¨® tras un sonado divorcio sin que tampoco parece que quisiera reivindicarse en vida. Fue secretaria, asistente, c¨®mplice, confidente: ¡°Dedic¨® su vida solo a que mi padre pudiera escribir de la manera m¨¢s c¨®moda y rica posible¡±, dijo ayer el hijo de ambos.
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