Piedad Bonnett: ¡°He visto mi voz hacerse diferente¡±
La escritora colombiana logra volver a la poes¨ªa tras el bloqueo que sufri¨® por el suicidio de su hijo. Escribir la ha ayudado a curarse y comprender, asegura. Publica su Poes¨ªa reunida
El ¨²nico miedo que le queda hoy a Piedad Bonnett es que la poes¨ªa la abandone. Tras sufrir la muerte de su hijo en 2011, relat¨® los pormenores de su dolor, la impotencia ante la enfermedad mental que padec¨ªa y el rebobinado inevitable y masoquista en busca de los porqu¨¦s ya in¨²tiles de su suicidio en Lo que no tiene nombre (Alfaguara, 2013), un libro delicado, sensible y nada morboso sobre lo que pas¨®. Lo dif¨ªcil lo hizo f¨¢cil.
Aquello bloque¨® su vida y su poes¨ªa, y Piedad Bonnett (Amalfi, Colombia, 1951, premio Casa de Am¨¦rica de Poes¨ªa Americana 2011) apenas ahora est¨¢ consiguiendo volver al verso. ¡°Escribir me ayuda a curarme y a comprender¡±, asegura. Acaba de publicar su Poes¨ªa reunida (Lumen), un libro que le propuso la editorial para agrupar su obra y que la ha obligado a revisar todas las poes¨ªas de su vida. Por el camino ha encontrado las grietas. ¡°He visto que he envejecido. He visto mi voz hacerse diferente¡±. Charla sobre ello en Cartagena de Indias (Colombia).
PREGUNTA. ?Poeta o poetisa?
RESPUESTA. ?Poeta mejor! No s¨¦ por qu¨¦ la palabra poetisa se ha asociado a recitadora con un tinte un poco rid¨ªculo y la palabra poeta me parece muy bonita. Sacerdotisa es linda pero poetisa, por alguna raz¨®n, no.
P. ?Y m¨¢s poeta o novelista?
R. Me siento m¨¢s poeta. La novela es una pasi¨®n, yo desde adolescente quer¨ªa ser novelista, pero no tengo una cantera de cosas que contar, no. Me gusta la literatura donde no pasan muchas cosas: Proust, por ejemplo, pausado, delicado. Me gustan las novelas con componente po¨¦tico. Ahora John Banville, o antes Nabokov. Lo ¨²nico que no me gustar¨ªa en la vida es que la poes¨ªa me abandonara, ya sabes que no es que uno deje la poes¨ªa, sino que de pronto la poes¨ªa te abandona.
P. ?O te visita?
R. O te sigue visitando, s¨ª. Mientras la vida no est¨¦ alienada nos puede visitar la poes¨ªa. Tu cabeza necesita el silencio suficiente para que llegue la poes¨ªa.
P. ?La poes¨ªa entonces llega, no se busca?
R. S¨ª, pero comienza en la mirada, es una forma de mirar que vas desarrollando.
P. ?Con una palabra, con una idea? ?C¨®mo comienza una poes¨ªa?
R. Con una percepci¨®n de sentido, algo que tiene un sentido trascendente y que jalona inmediatamente el lenguaje. Hace unos d¨ªas me visit¨® una conocida para hablar de un proyecto. Yo sab¨ªa que ella tambi¨¦n hab¨ªa perdido a un hijo, charlamos en la cocina de su proyecto y en un momento le pregunt¨¦ por su duelo. Fueron cinco minutos, pero al tercer d¨ªa me vino un verso: ¡°Una cocina puede ser el mundo¡±. La poes¨ªa viene y reside en el lenguaje. Aparece ese verso que encierra una promesa y es como quedarse embarazada. Sabes que vas a parir y a lo mejor va a ser lindo y es una emoci¨®n intensa porque te pertenece. Pero luego tienes que buscar el momento del poema, no es como escribir una novela, que te levantas, te ba?as y te sientas. No. La poes¨ªa viene.
P. ?Y qu¨¦ hace cuando viene?
R. Anoto las ideas, tengo un mont¨®n de libretas, una para prosa, otra para poes¨ªa. Me gusta mucho leer ensayo, es muy iluminador y te lleva a la poes¨ªa. Escribo mis propias frases cuando leo ensayo.
P. ?Le gust¨® releerse para publicar su Poes¨ªa reunida?
R. S¨ª, pero sufro porque me siento expuesta, la poes¨ªa revela una parte ¨ªntima de m¨ª y uno siempre est¨¢ pensando que tiene un futuro y un presente, no un pasado. Al releerlo reviv¨ª toda mi vida, las circunstancias exactas de cada poema. Encontr¨¦ muchos que no me gustaban, pod¨ªa haber mutilado la mitad, pero lo dej¨¦ en manos del lector. Reviv¨ª mi propia b¨²squeda del lenguaje: primero era ingenuo, luego coloquial, pero tambi¨¦n l¨ªrico, a veces transparente, a veces barroco¡ Hice ese recorrido y fue bonito.
P. ?Le gust¨® su evoluci¨®n?
R. Vi c¨®mo iba envejeciendo, y c¨®mo en mi vida hubo ese dolor gigante de mi hijo, pude apreciar en qu¨¦ momento mi voz se hizo diferente, guiada por la impotencia que no me llev¨® a gritar. Odio a los poetas que gritan. En un momento de la poes¨ªa en espa?ol los poetas se pusieron a gritar, como B¨¢rbara Jacobs, hubo una tendencia a la altisonancia. Pero a m¨ª me gusta la otra literatura, la de Proust, sutil. Vi tambi¨¦n que en mis ¨²ltimos libros me volv¨ª sentenciosa, aunque yo no tengo talento para la filosof¨ªa y el ensayo. Pero vi que esa poes¨ªa sentenciosa naci¨® de la reflexi¨®n, de la pausa, de un mayor silencio, porque hab¨ªa mucho dolor.
P. ?Qu¨¦ poetas le han influido m¨¢s?
R. De Machado aprend¨ª la sutileza, admir¨¦ c¨®mo se ocupaba de lo peque?o; Baudelaire me ense?¨® que lo feo pod¨ªa ser bello. Pero tal vez la revelaci¨®n grand¨ªsima me la hizo C¨¦sar Vallejo con esa ruptura de la sintaxis, esa fuerza de lo oscuro, una conmoci¨®n y una revelaci¨®n. La ¨²ltima gran influencia es Blanca Varela. En ella encuentro una visi¨®n del mundo similar a la m¨ªa, pero tambi¨¦n un descubrimiento.
P. ?Cu¨¢l es el objetivo de su poes¨ªa? ?Curarse, superar, descubrir?
R. Al lector le gusta que le digan lo que ya sabe pero de una manera que a ¨¦l no se le hab¨ªa ocurrido. Creo que el objetivo es penetrar, penetrar un nivel de la realidad que no siempre vemos porque vamos muy r¨¢pido. Por eso el silencio es tan importante para los poetas.
P. ?La poes¨ªa le ha servido para curar su dolor?
R. Mucho. Desde la adolescencia, cuando me internaron en un colegio a los 14 a?os porque era muy rebelde, el dolor empez¨® a convertirse en poes¨ªa. Dej¨¦ de creer en Dios, tuve una ¨²lcera duodenal y casi muero a los 16 porque enquistaba todo dentro y enfermaba. Ahora s¨¦ que la escritura es cat¨¢rtica, no la de la novela, sino la de la poes¨ªa. De verdad libera.
P. ?Es el objetivo ¨²ltimo? ?La catarsis?
R. La catarsis no es el objetivo, sino la consecuencia. Ahora escribo poemas pensando en mi hijo, pero no para curarme. Es posible que la suma de toda esa escritura me haya curado, es posible que Lo que no tiene nombre me haya curado, pero no lo escrib¨ª para curarme.
Bonnett recita emocionada un poema premonitorio que ley¨® en la Universidad de Columbia en la ceremonia por la muerte de su hijo y que hab¨ªa escrito anteriormente, cuando ¨¦l se fue de casa para estudiar all¨ª Arte:
Otra vez sales de m¨ª, peque?o, mi sufriente.?/ Otra vez miras todo con mirada reciente,?/ y llenas tus pulmones con el aire gozoso.?/ Ya no lloras.?/ El mundo, de mo?mento, no te duele.?/ Todo es tibio esta vez, caricia pura,?/ como una prolongada?primave?ra.?/ Ignoras?/ mi ¨²tero vac¨ªo, mi sangrado¡
¡°La poes¨ªa es intuici¨®n, es premonitoria¡±, dice.
P. ?Y le permite comprender?
R. Totalmente, claro. Es otra forma de conocimiento que no es racional. Cuando muri¨® Daniel pens¨¦ que iban a empezar a salir poemas. Fue tan brutal lo sucedido que no hab¨ªa fuerza para el poema. Necesitaba relatarme a m¨ª misma esa historia para comprenderlo primero en su sentido nato, poner orden, reconstruir.
Bonnett se bloque¨® como poeta, se dedic¨® a seleccionar la obra de Daniel para destruir y guardar, a escribir ese libro, y un a?o despu¨¦s, tras publicarse, empez¨® a recibir noticias de cientos de seres que hab¨ªan perdido a sus hijos y que acud¨ªan a ella en busca de consuelo. ¡°Me cay¨® una avalancha del dolor ajeno y este me ayud¨® a curar el propio. Pero enferm¨¦, me cur¨¦ de unas cosas pero me enferm¨¦ de otras. Por eso no cab¨ªa otra escritura¡±.
Y fue despu¨¦s, hace un a?o, cuando todo cambi¨®. ¡°Me empec¨¦ a zafar de la imagen de que yo escribo de duelo y empezaron a aparecer los poemas. Son ¨ªntimos, son cartas a Daniel, pero hablo de los enfermos encerrados, de locos recluidos y el dolor humano que debi¨® condensarse en los manicomios en otras ¨¦pocas¡±. Porque ahora, concluye: ¡°No quiero seguir regode¨¢ndome en lo privado¡±.
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