El viaje incesante

En El pez en el agua, la autobiograf¨ªa ahora incompleta de Mario Vargas Llosa, hay dos seres humanos viajando. El primero es un adolescente que gana un premio literario y cumple su sue?o, irse a Par¨ªs, donde ¨¦l cree que habita la literatura. Ese viaje en avi¨®n, sus consecuencias posteriores y su manera de abordar la vida como continuaci¨®n de la literatura, y viceversa, es un espejo de su ilusi¨®n, de su viaje incesante a la ficci¨®n para la que, dice, ¨¦l no est¨¢ dotado.

El otro viaje lo halla ya maduro, pretendiente fracasado a la presidencia de la naci¨®n peruana, a la que aspira para imponer sus ideas liberales, que ha abrazado despu¨¦s de haber abandonado las ideas marxistas que le contagiaron Sartre y otros cuando a¨²n lo llamaban el sartrecillo valiente. El fracaso electoral, que ¨¦l narra en ese libro suculento con una descarnadura emocionante, lo impulsa de nuevo a la literatura, que por otra parte jam¨¢s ha abandonado.

De hecho, mientras ocurre la campa?a, que acomete con entusiasmo acompa?ado de su esposa, Patricia, y de sus hijos, ?lvaro, Gonzalo y Morgana, Mario Vargas Llosa se enfrasca, para distraerse profundizando, en la lectura del Polifemo de G¨®ngora y escribiendo, precisamente, lo que ya es el libro mejor para entender su pasi¨®n literaria: El pez en el agua.

Ese viaje del fracaso a la vida (a la literatura) tiene otra vez Par¨ªs como destino; y ah¨ª, en la capital europea en la que consolid¨® su fe de escritor, reinicia la vida como si escribiera una nueva novela; aquella derrota ante Fujimori lo alivi¨® de una carrera pol¨ªtica que probablemente hubiera interrumpido su matrimonio con la literatura, y de hecho desde El pez en el agua hasta este momento el muchacho Vargas, que viaj¨® a Par¨ªs para ver si era verdad que la literatura resid¨ªa en alg¨²n sitio, escribi¨® tanto o m¨¢s que lo que hab¨ªa escrito antes de que lo arrebatara el ramalazo de la pol¨ªtica.

Por ese arrebato fue, como pez fuera del agua, de un sitio al otro de Per¨² para descubrir, al fin, que en la pol¨ªtica te traiciona todo dios y que vale m¨¢s la pena imaginar. Imaginar y trabajar; ¨¦l repite, a¨²n ahora, cuando acaba de publicar una novela en la que incluye todos sus estilos, todos sus demonios y mucho de lo que invent¨® para que las novelas (como Conversaci¨®n en La Catedral, como en La ciudad y los perros, como en La fiesta del Chivo) sean relatos corales, que ¨¦l no est¨¢ dotado para la imaginaci¨®n, que la persigue y la consigue a base de sentarse ante una mesa que le aterra, pero a la que se obliga como un estudiante forzado.

El resultado de ese esfuerzo fue, en el caso de El pez en el agua, un fresco inhabitual en un escritor, pues muchas veces sale mal parado; y en esta nueva novela, que parece una cr¨®nica por dentro de la podredumbre que le caus¨® pesar en el Per¨² que aspir¨® a presidir, logra una pintura que re¨²ne todos los colores de su literatura. Ah¨ª est¨¢, en este libro tan peruano, como pez en el agua, incesante creador de ficciones, que imagina gracias a que cree que no es capaz de escribirlas.