¡°Los poderosos han perdido el miedo a que se les llame ladrones¡±
'Los poderosos lo quieren todo', la nueva novela de Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu est¨¢ escrita desde el hartazgo que le provoca que los pol¨ªticos se r¨ªan de los ciudadanos
?La muerte aparece cuando uno menos se lo espera. Esta obvia sentencia no lo es tanto en Los poderosos lo quieren todo, la ¨²ltima novela de Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu (Madrid, 1944). La muerte se presenta inesperadamente ante Herm¨®genes Arbusto, el protagonista, y este le da esquinazo y la deja encerrada en su despacho. Este irreal inicio da pie al autor a escribir una historia en la que la ficci¨®n y la realidad se mezclan de tal manera que conviven en un equilibrio perfecto. Guelbenzu no encuentra la manera de explicar c¨®mo lo logra. "Que lo hagan los cr¨ªticos. Lo consigo por veteran¨ªa", dice el escritor, que est¨¢ escribiendo otra novela a la que le a?ade una complicaci¨®n: "La relaci¨®n entre lo irreal y lo real va a estar mucho m¨¢s cercana y s¨¦ que lo voy a sacar adelante. Ya soy muy mayor y s¨¦ mucho de literatura".
Guelbenzu lleg¨® a su profesi¨®n por vocaci¨®n. "Ten¨ªa claro que iba a escribir desde peque?o, desde que hac¨ªa un peri¨®dico en casa para que lo leyera la familia", recuerda el autor que se incorpor¨® con 20 a?os a la revista Cuadernos para el di¨¢logo y que, desde entonces, ha continuado colaborando en diversas publicaciones culturales; adem¨¢s, es autor de m¨¢s de una veintena de novelas. Ha construido Los poderosos lo quieren todo de manera diferente de como acostumbra: "Es un libro que no hab¨ªa pensado. Escrib¨ª la primera escena, dej¨¦ a la muerte cabreada mientras el protagonista escapa y no ten¨ªa nada m¨¢s. Me pregunt¨¦ qu¨¦ pasar¨ªa despu¨¦s y por eso continu¨¦, para averiguar c¨®mo segu¨ªa". Est¨¢ hecha desde una libertad absoluta, aprovechando lo que se iba encontrando, sin esquemas previos como suele hacer.
"Escrib¨ª la primera escena, dej¨¦ a la muerte cabreada. Me pregunt¨¦ qu¨¦ pasar¨ªa despu¨¦s y continu¨¦ para averiguar c¨®mo segu¨ªa"
El t¨ªtulo es una rotunda afirmaci¨®n. "Los poderosos lo quieren todo, sin miramientos. Lo suyo es el saqueo, no les importa lo que venga despu¨¦s". Guelbenzu confiesa que escribi¨® desde el hartazgo absoluto con el que el poder se r¨ªe de los ciudadanos. "Han perdido el miedo a que se les llame ladrones. Es una desfachatez". La historia est¨¢ totalmente pegada a la actualidad, pero no refleja ninguna trama de corrupci¨®n concreta. El autor no quiere que el lector se identifique con las situaciones ni con los personajes, prefiere que observe con una distancia que le permita pensar y reflexionar sobre la propuesta que le est¨¢ haciendo. Para ello utiliza distintos recursos, uno de ellos es caracter¨ªstico en las obras de Guelbenzu, desde El amor verdadero (Siruela, 2010) usa nombres disparatados para sus personajes, as¨ª rompe el ritmo de lectura. "Te mantiene distante, ?c¨®mo se va a llamar alguien Herm¨®genes Arbusto Frondoso, Roc¨ªo Eskarcha o Rosa Espinosa?", sostiene.
No solo hay declaraciones de principios en el fondo de la obra, tambi¨¦n en la forma. Estas se ven desde las primeras p¨¢ginas -antes, incluso, de que empiece el texto-. La imagen de portada es un ¨®leo del pintor alem¨¢n George Grosz (1893 ¨C 1959), Eclipse solar, del que su autor escribi¨®: ¡°Como los pol¨ªticos parecen haber perdido la cabeza, el ej¨¦rcito y los capitalistas dictan lo que se tiene que hacer. El pueblo, representado por un burro ciego, simplemente come lo que le ponen delante¡±. Aparecen, adem¨¢s, dos citas: una de Valle-Incl¨¢n y otra de Cervantes. El esperpento del primero est¨¢ omnipresente en Los poderosos lo quieren todo. Los recorridos de Tom¨¢s Beovide -uno de los protagonistas- parecen los de Max Estrella casi un siglo despu¨¦s. Las reconocibles descripciones del madrile?o barrio de Arg¨¹elles forman parte de la memoria de Guelbenzu, ¨¦l vivi¨® all¨ª. La fiesta en casa de los Arbusto Frondoso con personajes influyentes son escenas reconocibles, as¨ª como aparentemente contrarias, el ambiente del bar das Almas perdidas. "Hay trozos de realidad en los tiro de memoria, no la represento tal cual es, los ensamblo y utilizo como me conviene", explica el autor, que mezcla al escritor gallego con La bella durmiente, un cuento que saca del imaginario infantil para usarlo como s¨ªmil de la sociedad dormida que espera que venga un pr¨ªncipe a salvarla. "As¨ª era la Espa?a franquista, es una actitud propia de una sociedad que cree en La Providencia".
"No creen que hay que gastar dinero en Cervantes, la marca Espa?a es tortilla de patata, jam¨®n y flamenco"
E inevitablemente Cervantes, presente tambi¨¦n. ¡°Cuando me dicen qu¨¦ cosas tan disparatadas se te ocurren, contesto: 'Imagina que voy a escribir una novela de un tipo que se echa al campo y confunde molinos con gigantes¡±, defiende Guelbenzu la figura del representante m¨¢s importante de las letras espa?olas. Se lamenta por el trato que recibe el autor del Quijote: "No se comprende la importancia que tiene. No se celebra porque no saben qu¨¦ hacer [alude a la conmemoraci¨®n del cuarto centenario de la muerte de Cervantes]. No creen que hay que gastar dinero en eso, la marca Espa?a es tortilla de patata, jam¨®n y flamenco".
Guelbenzu, cuando escribe, piensa en el lector, pero no para ponerse a su servicio, si no para plantearle retos. En Los poderosos lo quieren todo, de repente rompe el ritmo narrativo que ya est¨¢ bastante fragmentado, y saca de su invisibilidad al narrador. "Se rebela, le estaba obligando a decir cosas con las que no estaba de acuerdo y emerge con voz propia". Este escritor seguir¨¢ jugando con las historias y con la manera de contarlas. De la iron¨ªa, sarcasmo y cr¨ªtica de Los poderosos... pasar¨¢ a su nueva novela de la saga protagonizada por la jueza Mariana de Marco. Dijo que llegar¨ªa a diez, no lo asegura, "lo que d¨¦ de s¨ª el personaje", por ahora est¨¢ corrigiendo la octava que ser¨¢ la pr¨®xima que ver¨¢ la luz.
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