The Last Shadows Puppets, dos hombres m¨¢s seguros y arrogantes
El disco del d¨²o brit¨¢nico recibe un 8 sobre 10. Tambi¨¦n las cr¨ªticas de Ben Watt y The Excitements
EL DISCO DE LA SEMANA: The Last Shadow Puppets -?Everything You¡¯ve Come To Expect
Artista: The Last Shadow Puppets
Disco:?Everything You've Come To Expect
Sello: Domino / Music as usual
Calificaci¨®n: 8 sobre 10
Las expectativas eran altas. Muy altas, acrecentadas por los ocho a?os que han tardado The Last Shadow Puppets en darle un hermano a The Age of the Understatement (2008). Cuando publicaron su debut, Alex Turner era un prometedor contendiente a poeta laureado del pop brit¨¢nico. Llevaba dos discos con Arctic Monkeys, en los que hab¨ªa demostrado una virtud extraordinaria no solo para encadenar estribillos infecciosos, sino para dibujar esas tradicionales estampas inglesas en la senda de Ray Davies, Paul Weller, Morrissey o Damon Albarn. Parec¨ªa poder trascender, pero a¨²n ten¨ªa 22 a?os. Miles Kane era un amigo suyo, que tambi¨¦n ten¨ªa 22 a?os. Lejos del rock musculoso (aun sutil) de Arctic Monkeys, The Age of the Understatement, con los frondosos arreglos de cuerda de Owen Pallett, funcionaba a la perfecci¨®n como ejercicio de homenaje al pop orquestado de Scott Walker. Preciosista, con melod¨ªas memorables (Calm Like You, Standing Next to Me, My Mistakes Were Made For You), dej¨® al p¨²blico esperando la segunda parte.
En 2016, las cosas han cambiado mucho. Los 22 a?os se han convertido en 30 y Turner, y no es un dato menor, se ha mudado a Los ?ngeles, y Kane le ha seguido. El l¨ªder de Arctic Monkeys ha publicado unas 150 canciones en diez a?os (un ritmo que no sostiene casi nadie), y cada nuevo ¨¢lbum de su grupo ha evolucionado respecto al anterior. Ya no es el meritorio t¨ªmido de Sheffield que apenas miraba al p¨²blico cuando cantaba, oculto bajo una melena descuidada. Ahora gasta gomina, se viste y contonea como Bryan Ferry y conquista modelos. Era un canterano y se ha convertido en Zlatan Ibrahimovic. Miles Kane, mientras, y siempre aupado por su sociedad con Turner, ha cultivado una respetable carrera de solista rock con sello mod, como si quisiera ser el nuevo Paul Weller. Y tampoco anda corto de autoestima.
Si su primer ¨¢lbum juntos sonaba a dos chicos so?adores encerrados en un apartamento devorando vinilos, Everything You¡¯ve Come To Expect suena a dos hombres que, c¨®ctel en mano, tiran abajo la puerta de la mejor fiesta de Hollywood para beberse todo y llevarse a las chicas. No es inocente que el primer adelanto de este disco fuera Bad Habits, una brillante macarrada que jam¨¢s hubiera entrado en su debut. En contra de aquel, quiz¨¢ demasiado recreado, Everything¡ muestra m¨¢s registros. Siguen las cuerdas (otra vez Owen Pallett, junto al productor James Ford casi dos miembros m¨¢s del grupo), aunque ahora chirr¨ªan donde antes mec¨ªan. La paleta de color ha recibido, sin duda, un chute de sol californiano que ha ba?ado incluso los momentos m¨¢s familiares para los que ¡®esperaban¡¯ algo conocido: la irresistible Aviation, que abre el disco, recuerda a The Age¡; Miracle Aligner y Dream Synopsis a los Arctic Monkeys de Suck it and See; Used to Be My Girl a los del Humbug. Pero el tono predominante del disco, mujeriego, setentero, sangu¨ªneo y levemente amenazador lo establecen Dracula Teeth, The Element of Surprise, She Does The Woods o Pattern. Everything¡ no cuenta con ganchos instant¨¢neos como su debut, pero a cambio es mucho mejor disco. M¨¢s explorador, m¨¢s rico, m¨¢s seguro (o arrogante). Es, s¨ª, lo que cab¨ªa esperar de un d¨²o cuyo lugar de creaci¨®n (f¨ªsico y mental) ha sufrido semejante metamorfosis. Josu Lapresa
Ben Watt -?Fever Dream
El ¨²nico impedimento para quedarnos embobados con Fever Dream ser¨ªa la existencia de un antecesor todav¨ªa reciente, Hendra (2014), que se convirti¨® en uno de los regalos m¨¢s inimaginables de esa temporada. Superado el factor sorpresa de entonces, ahora nos queda, a cambio, el aval del refrendo sin paliativos. Watt ejerci¨® durante dos d¨¦cadas como mitad masculina de Everything But The Girl, siempre al servicio de Tracey Thorn, y se intern¨® con el nuevo siglo en la producci¨®n de m¨²sica electr¨®nica a trav¨¦s de un par de sellos discogr¨¢ficos que ahora ha finiquitado. Por eso ejerce en estos momentos, a sus 53 a?os, como un nuevo artista en solitario del que tenemos casi todo por aprender. Su ¨²nica experiencia juvenil en primera persona, North Marine Drive, se remonta a 1983 y es una preciosidad casi ignota. De esta tercera entrega no nos atrevemos a asegurar categ¨®ricamente que supere a sus antecesoras, pero s¨ª que coloca al firmante en la divisi¨®n de los autores decisivos.
Artista: Ben Watt
Disco: Fever Dream
Sello: Caroline / Music as Usual
Calificaci¨®n: 8 sobre 10
Watt conserva de Hendra la escuder¨ªa de Bernard Butler, guitarrista original de Suede, as¨ª como el gusto por el sonido espacioso, el metr¨®nomo sosegado y un minutaje sucinto: diez canciones justas, ninguna de larga duraci¨®n. Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n aqu¨ª es la capacidad de este londinense para expandirse en distintas direcciones de la escritura atemporal. El tenue aire brasile?o que mece Running With The Front Runners remite, claro, a Eden (1984), el primer y decisivo album de EBTG, y Bricks and Wood es un medio tiempo tan perfecto como lo fuera hace dos a?os su hermano mayor, Young Man¡¯s Game. Pero no resultaba tan predecible una apertura, Gradually, que remite al Neil Young de los d¨ªas sosegados. Ni mucho menos ese extraordinario tema central impregnado del soft pop de los a?os setenta, en la l¨ªnea de Stephen Bishop o, a¨²n mejor (?esas congas!), Boz Scaggs.
Cuesta distinguir en el timbre c¨¢lido y matizado de Fever Dream, por mucho que incluya el verso ¡°Lo que somos es lo que fuimos¡±, a aquel cantante t¨ªmido y subalterno que en su a?orado d¨²o solo escuch¨¢bamos de higos a brevas. Winter¡¯s Eve sirve como balada en la que el piano prevalece por primera vez sobre las guitarras, pero el parecido con un cl¨¢sico de EBTG como The First Night I Heard Caruso Sing, bello pero atildado, resulta ya muy difuso. Han transcurrido, ?cielos!, casi 30 a?os de aquello y la evoluci¨®n de Ben como vocalista es pasmosa.
No hay recoveco en este disco ajeno a la sorpresa. Suena Between Two Fires y nos encontramos inmersos en un jazz-rock con h¨¢lito de Steely Dan: imaginen una actualizaci¨®n de Rikki, Don¡¯t Lose That Number, pero sin el regusto vitri¨®lico de Donald Fagen. Solo el corte final, New Year of Grace, aporta una discreta colaboraci¨®n por gentileza de la et¨¦rea Marissa Nadler: a ese Sting adulto y desnortado que intenta ejercer de caballero renacentista le vendr¨ªa bien escribir cosas as¨ª. Se trata de la ¨²ltima flor para este jard¨ªn de madurez, un disco en el que zambullirse y donde permanecer durante horas descubriendo los secretos de sus honduras. Fernando Neira
The Excitements - Breaking the rule
En el gran momento que vive la m¨²sica negra en Espa?a tienen mucho que ver grupos como The Excitements, la banda catalana liderada por la cantante Koko-Jean Davis, vocalista de origen mozambique?o criada en Espa?a. La m¨²sica de Excitements tiene fuerza, es arrolladora y tremendamente pegadiza. Una m¨²sica cocinada a fuego lento durante los ¨²ltimos a?os hasta que ha pasado lo inevitable, ha acabado por explotar.
Artista: The Excitements
Disco: Breaking the rule
Sello: Penniman Records
Calificaci¨®n: 8'5 sobre 10
Todo lo bueno que apuntaba el grupo en 2013 con Sometimes too much ain¡¯t enough, su segundo trabajo, se ha confirmado estos d¨ªas con la edici¨®n de Breaking the rule, un ¨¢lbum que sube la apuesta, la temperatura y la potencia con canciones tan poderosas como The Mojo Train, el tema inspirado en Nueva Orleans que abre el ¨¢lbum y que huele al sudor del que baila sin freno hasta que la canci¨®n acaba y cae desplomado. El espectacular arranque del disco se mantiene con Fire y Wild dog y va creciendo en Everything is change antes de terminar de reventar con la brillante Chicken Pickin, una de esas joyas que bien podr¨ªan ser parte de alg¨²n recopilatorio con lo mejor del soul perdido de 1966.
Doce temas explosivos componen este disco may¨²sculo, de lo mejor editado en Espa?a al calor del boom que ha vivido el soul en la ¨²ltima d¨¦cada, un buen momento en el que tiene mucho que ver Mike Mariconda, productor de los tres discos de The Excitements y responsable de ese sonido tan estadounidense y cuidado que presentan sus trabajos y que tambi¨¦n se reconoce en otras bandas espa?olas como The Limboos o Al Supersonic & The Teenagers. La banda catalana tiene recorrido y un brillante futuro a su alcance tras haber viajado por Europa intensamente en los ¨²ltimos a?os de escenario en escenario. Quiz¨¢ les ha costado m¨¢s hacerse un hueco en Espa?a, pero poco a poco y gracias a canciones como las que est¨¢n firmando las barreras se van eliminando y lo que era una promesa de banda se va convirtiendo en una realidad.
La idea de The Excitements surgi¨® de la m¨²sica de Motown o Chess Records, pero siempre con la intenci¨®n de encontrar su hueco, su espacio y su estilo. ¡°Queremos encontrar una identidad. Definir nuestro estilo, el primer disco era una presentaci¨®n y aqu¨ª nos definimos m¨¢s¡±, se?alaba Koko en la presentaci¨®n de su anterior ¨¢lbum. Tres a?os despu¨¦s esa meta est¨¢ m¨¢s cerca. Ahora el grupo ha abrazado el soul m¨¢s salvaje y ha definido su puesta en escena y las claves del grupo. El camino est¨¢ despejado y ante discos como este Breaking the rule no queda otra que quitarse el sombrero, aplaudir y subir el volumen. Alfonso Cardenal
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