Sgha?er Ouled Ahmed, el poeta m¨¢s rebelde de T¨²nez
Fustig¨® en sus versos al dictador Ben Al¨ª y tras su ca¨ªda fue perseguido por los islamistas
Seguramente, no fue casualidad que Sgha?er Ouled Ahmed, uno de los poetas contempor¨¢neos tunecinos m¨¢s queridos y admirados en todo el mundo ¨¢rabe, naciera el 4 de abril de 1955, en plena agitaci¨®n nacionalista, solo un a?o antes de lograr la independencia de Francia. Ni que el nombre de pila de su madre fuera Tounes (T¨²nez en ¨¢rabe). Sus m¨¢s conocidos poemas fueron los de tem¨¢tica patri¨®tica, como el que empieza con el verso ¡°Nosotros amamos el pa¨ªs como nunca nadie lo ha amado¡±, que los compositores, Mohamed Mejri y Mouhanned Naser convertir¨ªan en un himno de amor a la patria al a?adirle melod¨ªa.
Probablemente, tampoco fue una cuesti¨®n de azar que el poeta m¨¢s rebelde del pa¨ªs, el que se atrevi¨® a rechazar la Orden Nacional al M¨¦rito Cultural en 1993 al temido dictador Ben Al¨ª, fuera originario de un pueblo de la provincia de Sidi Bouzid, cuna de la Revoluci¨®n de los Jazmines. No lejos de su aldea, ¡°en el des¨¦rtico sur, el sur profundo¡±, se inmol¨® en diciembre de 2010 Mohamed Bouazizi, un vendedor de frutas desesperado por una vida sin expectativas ni dignidad. ¡°Una luz que resplandece entre los planetas del sistema solar¡±, se?al¨® en su homenaje literario al primer m¨¢rtir de la primavera ¨¢rabe.
Mientras los pol¨ªticos y diplom¨¢ticos occidentales rend¨ªan pleites¨ªa a Ben Al¨ª y los analistas del FMI alababan la estabilidad y el crecimiento econ¨®mico de T¨²nez, en los a?os noventa los versos de Sgha?er Ouled Ahmed ya presagiaban una revuelta que en menos de un mes termin¨® con una de las m¨¢s brutales autocracias ¨¢rabes y cambi¨® la historia de Oriente Pr¨®ximo. ¡°El viento se anuncia y sus techos son de paja. / La palma de la ira es alta y sus cristales son fr¨¢giles¡±, advert¨ªa su pluma ¨¢cida.
La noticia de su muerte el pasado 5 de abril sumi¨® a T¨²nez en un estado de conmoci¨®n. Medios de comunicaci¨®n, pol¨ªticos, personalidades del mundo de la cultura y simples ciudadanos le han rendido homenaje de formas diversas. Muchos, simplemente compartiendo su poema favorito en las redes sociales. El presidente del pa¨ªs, B¨¦ji Ca?d Essebsi, ofreci¨® su p¨¦same a la familia del difunto y en un comunicado destac¨® que Ouled Ahmed ¡°defendi¨® la causa del pueblo tunecino, comparti¨® sus penas y milit¨® por su libertad y dignidad¡±.
El d¨ªa antes de su deceso, en la celebraci¨®n de su 61? aniversario, ya present¨ªa cerca su final. Su ¨²ltimo poema, escrito ese mismo d¨ªa en su lecho de muerte, sonaba a despedida: ¡°No tengo otra tumba / en el m¨¢s all¨¢ / que estas tres s¨ªlabas tu-ni-sie¡±.
Desde hace meses la opini¨®n p¨²blica tunecina era consciente de su delicado estado de salud, provocado por un c¨¢ncer en estado avanzado. En julio del 2015, un tuit anunci¨® su muerte por equivocaci¨®n y el rumor corri¨® como la p¨®lvora por las redes sociales. ?l mismo lo desmentir¨ªa con un mensaje ir¨®nico en su p¨¢gina de Facebook: ¡°Buenos d¨ªas... Soy yo, Sgha?er Ouled Ahmed¡±, que acompa?¨® de un v¨ªnculo a una canci¨®n titulada No quiero reventar. Y es que su furor revolucionario no ahogaba su sentido del humor, que a menudo utilizaba para fustigar al poder. Para muestra, esta ingeniosa frase: ¡°La esperanza de vida de los tunecinos es de dos presidentes y medio¡±.
En 1984 termin¨® su primer libro de poemas, pero fue inmediatamente prohibido por la censura por su contenido contestatario. Entonces trabajaba a¨²n de animador cultural en un centro p¨²blico para j¨®venes. Un a?o despu¨¦s, como castigo por su activismo pol¨ªtico, perder¨ªa su empleo y opt¨® por emigrar a Francia para estudiar psicolog¨ªa. A mediados de los noventa, en un intento por parte del r¨¦gimen de congraciarse con los intelectuales de izquierda, le ofrecieron hacer realidad su sue?o de m¨¢s de una d¨¦cada: dirigir un instituto cultural dedicado a difundir la poes¨ªa tunecina. No obstante, dur¨® poco tiempo en el cargo.
Ni tan siquiera la ca¨ªda de la dictadura le alej¨® definitivamente del clima de amenazas e incertidumbre. Musulm¨¢n a la vez que antislamista, fue acusado de ateo por algunos cl¨¦rigos fundamentalistas, a los que tildaba con sarcasmo de ¡°embajadores de Al¨¢¡±. En agosto del 2012, de las palabras pasaron a los actos, y fue brutalmente agredido en la calle por un grupo de j¨®venes salafistas. Pero tampoco ellos le amedrentaron, pues continu¨® fustigando su intolerancia ¡°con las bombas de la poes¨ªa¡±.
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