McCartney se rinde tributo
La nueva gira del beatle es una fiesta de tres horas que recorre medio siglo de carrera
Tres generaciones de fans de The Beatles se dan cita en la nueva gira de Paul McCartney. Este domingo, en Seattle, estaban los de su edad, sus hijos y sus nietos. Algunos que contaban que lo hab¨ªan visto tocar por primera vez en los sesenta se mezclaban con ni?os y adolescentes con camisetas de los Beatles, dispuestos a disfrutar por ¨²ltima vez, otra vez, de un cat¨¢logo irrepetible, tocado en directo por el ¨²nico que puede reivindicarlo como propio. Al comienzo del espect¨¢culo una luz azul sobria cubre el escenario. El grupo sale por un lateral, saluda y se coloca. Entonces, sobre los gritos de bienvenida del p¨²blico, suena un acorde, aislado, que cambia la temperatura de la habitaci¨®n: A Hard Day¡¯s Night. Hac¨ªa medio siglo que McCartney no tocaba esta canci¨®n, cumbre de la beatleman¨ªa de 1964. Que sea la apertura de su show da una idea de la relaci¨®n que quiere establecer con su p¨²blico desde el minuto uno.
¡°Vamos a tocar canciones viejas, nuevas y de en medio¡±, promete McCartney al salir al escenario. Y cumple con creces. Nunca estar¨¢n todas (¡°?Rocky Racoon!¡±, se desga?itaba in¨²tilmente durante todo el concierto de Seattle una pareja con camisetas de Bernie Sanders). Puede jugar en varios niveles. Hay un concierto que puede disfrutar todo el que tenga o¨ªdos, porque reconocer¨¢ muchas canciones de The Beatles. Hay otro para conocedores de toda su carrera. Y otro para muy entendidos. El repertorio que tiene para elegir es inmenso, desde Can¡¯t Buy Me Love (1964) hasta New (2013). Podr¨ªa no repetirse en toda la gira y siempre encontrar¨ªa suficientes canciones conocidas que tocar.
El repertorio de The Beatles ya se ha mezclado con el de Wings, su grupo de los setenta, y el de Sir Paul en solitario. Los cl¨¢sicos de todas sus ¨¦pocas han logrado ya el estatus para ser celebrados por igual, todo forma parte de una carrera y un personaje. En el nuevo show, McCartney contenta a todos. 25 de las 39 canciones que toc¨® en Seattle eran de The Beatles, algunas raras de o¨ªr en directo como You Won¡¯t See Me. Otras, piezas oscuras de la discograf¨ªa: ¡°Esta canci¨®n no la toc¨¢bamos nunca y la descubrimos gracias a nuestro DJ¡±. Temporary Secretary, ese bizarro experimento electr¨®nico de 1980, funciona en directo y es la guinda de este espect¨¢culo para aquellos que han buceado muy profundo en el repertorio de McCartney, que jam¨¢s imagin¨® que podr¨ªa ponerla en un escenario junto a Yesterday y Hey Jude.
El concierto del domingo en Seattle es el tercero de la gira One on One, que comenz¨® en Fresno, California, el pasado 13 de abril. La gira tiene 10 fechas europeas y llegar¨¢ a Espa?a el 2 de junio, en el estadio Vicente Calder¨®n de Madrid, un concierto patrocinado por EL PA?S y 40 Principales.
Paul McCartney cumplir¨¢ 74 a?os el pr¨®ximo junio. Lleva en la m¨²sica desde que conoci¨® a un tal John Lennon que le invit¨® a unirse a su grupo. En esta gira toca la primera canci¨®n que grab¨® en su vida (In Spite of All the Danger, 1958) cuando The Beatles no exist¨ªan (¡°¨¦ramos John, George, yo y otros dos t¨ªos y nos cost¨® cinco libras grabar el disco¡±, cuenta en el escenario); y la ¨²ltima, Four Five Seconds, grabada el a?o pasado junto a Rihanna y Kanye West. Las separan 57 a?os. El p¨²blico de Seattle disfrut¨® tres horas de historia del rock, literalmente, contada por el que quiz¨¢ es su mayor protagonista vivo.
Es ya un lugar com¨²n asombrarse del despliegue f¨ªsico de Mick Jagger en su setentena en comparaci¨®n con las ruinas de su generaci¨®n. Con un a?o m¨¢s y un espect¨¢culo mucho menos atl¨¦tico, Paul McCartney produce una impresi¨®n parecida. Delgado, ¨¢gil, en ning¨²n momento da una muestra de cansancio. Toca tres horas en las que no se permite ni un vaso de agua, ni un cambio de ropa. La voz mantiene la profundidad como para atreverse con desaf¨ªos que ya eran dif¨ªciles cuando los grab¨®, como Maybe I¡¯m Amazed (1970). Cuando toca el bajo, a¨²n hace ese gesto tan caracter¨ªstico de seguir el ritmo ladeando la cabeza.
McCartney lleva tocando con el mismo grupo m¨¢s tiempo del que toc¨® con The Beatles. El teclista Paul Wickens est¨¢ con ¨¦l desde 1989. Los guitarristas Rusty Anderson y Brian Ray el bater¨ªa Abe Laboriel llevan m¨¢s de una d¨¦cada acompa?¨¢ndolo. Laboriel es una gran presencia en el escenario y hace hasta de muleta vocal. Igual que reproduce el solo de The End o hace los coros de Eleanor Rigby, Laboriel se sienta en una bater¨ªa m¨ªnima, como la que utilizaba Ringo Starr en los primeros Beatles, para tocar canciones como Love Me Do o And I Love Her, en las que el grupo intenta que suenen los mismos elementos que en las grabaciones de la primera mitad de los sesenta. Es el sonido de The Beatles pasado por alta tecnolog¨ªa de conciertos. La fidelidad a las grabaciones originales es exquisita, ya sean estas de los 60 o de los 90.
El p¨²blico de Seattle disfrut¨® de un par de sorpresas especiales. Primero, un homenaje Sir Paul a Jimmy Hendrix con un solo de guitarra y an¨¦cdota incluida (¡°presentamos Sgt. Pepper¡¯s un viernes y dos d¨ªas despu¨¦s la toc¨® en un concierto¡±). McCartney present¨® a Krist Novoselic, bajista de la leyenda local Nirvana. Con ¨¦l en el escenario toc¨® Helter Skelter, que no estaba en la lista inicial y fue un ca?onazo justo antes de la despedida. Cerr¨® el concierto con la suite final del disco Abbey Road (Golden Slumbers/Carry That Weight/The End), literalmente la ¨²ltima grabaci¨®n de The Beatles y esa ¨²ltima frase que dice que, al final, recibes tanto amor como has dado.
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