Editores y autores espa?oles atacan la sentencia sobre Google Books
CEDRO considera que el fallo del Supremo de EE UU a favor del coloso tecnol¨®gico "no tiene encaje en la legislaci¨®n europea"
La reacci¨®n es id¨¦ntica. Es decir, frustraci¨®n. A ambos lados del charco, autores y entidades encargadas de la defensa del copyright han criticado el fallo del pasado lunes del Supremo de EE UU a favor de Google y en contra de los escritores. Lo que var¨ªa mucho, en cambio, son las consecuencias. En EE UU, la sentencia es vinculante y reafirma a la multinacional en su postura de digitalizar miles de libros y ofrecer fragmentos y p¨¢ginas en su proyecto Google Books, sin autorizaci¨®n previa de los autores. Pero en Europa la ley es distinta, m¨¢s restrictiva, y no deja margen para un ep¨ªlogo parecido, al menos seg¨²n Magdalena Vinent, directora general de CEDRO, la entidad de gesti¨®n de los derechos de autores y editores en Espa?a.
¡°Un proyecto como este no tiene encaje en la legislaci¨®n europea¡±, asevera Vinent en un correo electr¨®nico a EL PA?S, una opini¨®n parecida a la que trasladan desde la Coalici¨®n de Creadores. Y lo mismo destaca el escritor Lorenzo Silva, uno de los pioneros en Espa?a la digitalizaci¨®n de su propia obra y siempre atento a los temas relacionados con derecho de autor y pirater¨ªa. ¡°Una sentencia as¨ª en Espa?a ser¨ªa pasarse por el arco del triunfo la ley de propiedad intelectual¡±, asevera el creador de la saga de Bevilacqua y Chamorro, convencido de que el derecho de cita que s¨ª plantea la normativa espa?ola en ning¨²n caso autorizar¨ªa la publicaci¨®n de p¨¢ginas enteras que Google Books ofrece de muchas obras.
¡°Tengo la sensaci¨®n de que Google es demasiado poderoso como para no darle la raz¨®n. Se produce una curiosa inversi¨®n por la que agentes econ¨®micos d¨¦biles, como los autores, subvencionan a otros poderos¨ªsimos¡±, a?ade Silva. Y Vinent asevera que ¡°el final de este proceso no favorece la promoci¨®n de la cultura ni la creaci¨®n, puesto que un servicio como el de Google, que parece de gran utilidad, se ha construido obviando el derecho de los creadores a decidir sobre su obra y a ser remunerados por el uso que ese haga de ella¡±.
En su fallo, el Supremo de EE UU acaba de resolver a favor del gigante tecnol¨®gico una batalla judicial de 11 a?os. El sindicato estadounidense de autores acusaba a Google de haber violado las leyes sobre propiedad intelectual al escanear y digitalizar millones de libros y ofrecer extractos y p¨¢ginas en el portal Google Books, sin permiso previo de sus autores ni ofrecerles ninguna compensaci¨®n. Sin embargo, el tribunal establece que el proyecto hace un ¡°uso justo¡± de la ley.
¡°La figura del fair use [uso justo] procede del derecho anglosaj¨®n. Permite un uso limitado de una obra protegida por los derechos de autor sin la autorizaci¨®n de sus titulares, siempre y cuando se cumplan determinadas condiciones. Por ejemplo, no tiene que haber fin de lucro o uso comercial. Es cierto que Google ofrece este servicio sin que medie precio, pero desde luego le reporta otros beneficios de forma indirecta¡±, responde sin embargo Vinent, una conclusi¨®n con la que Silva se muestra de acuerdo. El escritor destaca adem¨¢s el enlace directo que la p¨¢gina ofrece a Google Play, otro portal del buscador donde es posible adquirir libros digitales.
Google, sin embargo, defendi¨® en un comunicado que su proyecto "act¨²a como un cat¨¢logo de fichas para la era digital, que ofrece a la gente una nueva forma de encontrar y comprar libros, mientras que al mismo tiempo avanzan los intereses de los autores". Google Books naci¨® con la aspiraci¨®n de convertirse en una gigantesca biblioteca digital, que ofreciera acceso a fragmentos, p¨¢ginas y rese?as de millones de obras. ¡°Su finalidad es buena, pero desde luego se podr¨ªa haber hecho con la complicidad de los autores. La forma en la que se ha desarrollado esta parte en la que se han escaneado millones de libros sin la autorizaci¨®n de sus titulares de derechos no reconoce ni promueve la creaci¨®n, sino todo lo contrario¡±, remata Vinent.
Babelia
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