Gigantes de escena, h¨¦roes de la literatura
Jos¨¦ Sacrist¨¢n y Jos¨¦ Luis G¨®mez evocan sus Quijotes y su Hamlet
Voces curtidas. Miradas vivas. Declaman incluso cuando tosen. Es lo que parece obligado en dos hombres que han sido cientos de hombres. Jos¨¦ Sacrist¨¢n y Jos¨¦ Luis G¨®mez, dos gigantes de la escena, sea donde sea que se produzca.
Entre todas las almas que se han calzado en las ¨²ltimas siete d¨¦cadas una fue la de Hamlet; y otra, la de Don Quijote. Sacrist¨¢n, que se autodenomina ¡°sanchopancesco absoluto¡± fue dos veces hidalgo. La primera, en el 97, con el musical El hombre de La Mancha; la segunda en 2012, con la obra teatral Yo soy Don Quijote de La Mancha. G¨®mez, que pronuncia Shakespeare como un suspiro, encarn¨® al pr¨ªncipe de Dinamarca en el 89.
Dice el acad¨¦mico que siempre los personajes se vuelven personas a trav¨¦s del trabajo de los actores. Ellos, como actores, tambi¨¦n devinieron un poco el personaje a trav¨¦s de las letras de sus creadores, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, a punto de cumplir, el pr¨®ximo 23 de abril, 400 a?os de retiro.
Para celebrar este cuarto siglo, no de muerte, sino de vida cada vez m¨¢s viva de la herencia de los dramaturgos, Sacrist¨¢n y G¨®mez recuerdan aquel momento en el que fueron caballero y realeza, inmortales. ¡°La dramaturgia es archivo de la memoria, los sentimientos, las ideas y las tensiones que habitan a los hombres y a las sociedades en cada momento de la historia¡±, define G¨®mez con la misma sencillez con la que alguien pregunta qu¨¦ tal a un amigo. Para ¨¦l los cl¨¢sicos son memoria condensada de todo eso: ¡°Estamos hablando de arte y no se puede deslindar arte del concepto de forma. Y los cl¨¢sicos son la m¨¢s alta forma¡±.
Tambi¨¦n la m¨¢s alta responsabilidad. ¡°Claro que s¨ª¡±, espeta cavernoso Sacrist¨¢n. ¡°Aunque estos personajes son m¨¢s las facilidades que dan que las dificultades, sobre la base de que tengas un m¨ªnimo de herramientas con las que enfrentarte a ¨¦l, eso s¨ª¡±.
Con un humor leve a veces indiscernible, el de Chinch¨®n recuerda que en su primera vez como caballero manchego, tuvo no solo que cantar, sino que hacerlo junto a Paloma San Basilio: ¡°Seguramente me hubiese gustado cantar mejor, s¨ª, para estar m¨¢s cerca de mi querid¨ªsima Paloma¡±.
No debi¨® estar tan lejos, aquella producci¨®n llen¨® durante dos a?os los teatros por los que pas¨® y, en el 99, super¨® con una recaudaci¨®n de 1,25 millones de euros a la pel¨ªcula m¨¢s taquillera hasta entonces de la historia del cine espa?ol, Torrente: el brazo tonto de la ley.
?Y si G¨®mez hubiese sido aquel Quijote? Sacrist¨¢n se queda pensando, mano sobre ment¨®n: ¡°Me lo imagino mucho m¨¢s riguroso. No quiero decir que lo hiciera mejor, pero ser¨ªa al estilo de Jos¨¦ Luis. ?l es el trabajo y el estudio, y la preparaci¨®n y el rigor, y bueno...la cojonudez, ?para qu¨¦ vamos a llamarlo de otra manera?¡±.
G¨®mez tiene la r¨¦plica: ¡°S¨ª, soy muy met¨®dico, pero despu¨¦s viene la intuici¨®n¡±. En su caso, y si cambiaran los papeles, ¨¦l se imagina a un Hamlet extraordinariamente lleno de humanidad: ¡°La posee en alt¨ªsimo grado en todo lo que hace, con un humor envidiable, a veces muy sutil, y con una fragilidad que es como una piedra preciosa¡±.
Se encontraron por primera vez en el cine con Parranda, de Gonzalo Su¨¢rez, en el 76. Ambos lo recuerdan y desde hace 40 a?os han seguido acumulando ratos, en el trabajo o entre copas. Para Sacrist¨¢n, el onubense es ¡°imprescindible¡±. Para G¨®mez, si ¡°Pepe¡± no existiera, habr¨ªa que inventarlo.
Babelia
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