La humillaci¨®n helena

En su edici¨®n del 22 de febrero de 2010, la revista alemana de corte liberal Focus public¨® un extenso reportaje en el que se ofrec¨ªan parte de las claves de la quiebra de las finanzas griegas y de los probables peligros para el euro y, sobre todo, para Alemania. El estudio se completaba en portada con una fotograf¨ªa manipulada de la Venus de Milo, en la que esta hac¨ªa una peineta con el dedo de su brazo impostado por photoshop, coronada por un titular sin lugar a las dudas: "Los mentirosos de la familia del euro".

Han pasado seis a?os desde entonces, muchos otros reportajes, an¨¢lisis, manifestaciones, desavenencias entre gobernantes y ciudadanos, recortes, investigaciones, pr¨¦stamos, devoluciones y elecciones, y Alemania, no como pa¨ªs, sino como individuos o peque?os colectivos, sigue poniendo el dedo en la llaga griega. Ahora con una pel¨ªcula, Bienvenidos a Grecia: producci¨®n germana del a?o 2015, aunque parta de una idea del a?o 2012, justo en medio de los peores momentos de la pol¨¦mica, rodada en la islas de las C¨ªcladas griegas. Una obra que, como recalca su t¨ªtulo espa?ol, nace un tanto a la sombra de los recientes ¨¦xitos en varios pa¨ªses de la serie originada en la francesa Bienvenidos al Norte, y que se articula a trav¨¦s del contraste entre las actitudes, la educaci¨®n y los modos de vida, desde lo m¨¢s cotidiano al evidente terreno de la econom¨ªa, de los alemanes y los griegos. Y una historia que trasciende su an¨¦cdota para instalarse en el terreno de lo global: el viaje de un empleado de un banco alem¨¢n, que ha concedido un pr¨¦stamo a un ayuntamiento griego, para "un examen suplementario extraordinario del aval especificado", en una ret¨®rica que, claro, suena a ministro de econom¨ªa.

Comedia de trazo grueso basada en el estereotipo, como toda esta serie de pel¨ªculas, Bienvenidos a Grecia tiene en realidad un mayor atractivo sociol¨®gico que cinematogr¨¢fico. Ni la pel¨ªcula es buena ni las situaciones son graciosas, pero su sola existencia, evidentemente sin la participaci¨®n de ninguna productora griega, s¨ª que supone un gran inter¨¦s. Porque, aunque se supone que el director Aron Lehmann y sus guionistas, todos alemanes, pretenden rebajar la pol¨¦mica y otorgar una p¨¢tina de cari?o al pueblo griego y a sus costumbres, aderez¨¢ndolo adem¨¢s de una cierta dosis de autocr¨ªtica respecto de la idiosincrasia alemana, lo cierto es que la pel¨ªcula ahonda en el estereotipo heleno de la mentira, lo vociferante y lo zarrapastroso.