Silvio Rodr¨ªguez: ¡°El pueblo cubano debe tener m¨¢s participaci¨®n¡±
De gira por Espa?a, el m¨²sico cubano reflexiona sobre su obra y la situaci¨®n pol¨ªtica de Cuba
Es dif¨ªcil acceder a ¨¦l, pero una vez que se encuentra sentado, con su aire de viejo marinero en tierra y su mirada candorosa, le posee la palabra, esa misma con la que, bajo el efecto de su vivaracho acento cubano, ha conjugado uno de los cancioneros m¨¢s imponentes de la m¨²sica popular latinoamericana. Es la ¨²nica entrevista que Silvio Rodr¨ªguez (San Antonio de los Ba?os, 1946) concede en persona desde que aterriz¨® en Espa?a a principios de abril. Reh¨²ye de los encuentros cara a cara y suele contestar a cuentagotas por correo electr¨®nico, pero, relajado en el c¨¦ntrico hotel de Madrid en el que se hospeda, pide un t¨¦ y ofrece otro antes de ponerse hablar de Amor¨ªos, el nuevo disco, publicado el pasado diciembre, que le ha tra¨ªdo de gira. Y comenta que tambi¨¦n va a grabar la conversaci¨®n.
¡°Se me ocurri¨® en un viaje que hice en los setenta a Nueva York. Vi una recopilaci¨®n de los Beatles que se llamaba Love Songs (canciones de amor) y me qued¨¦ con la sensaci¨®n de querer hacer solo un disco de canciones de amor¡±, relata. ¡°Esa cosa me ha ido acompa?ando en todo este tiempo y ahora ya he sacado el disco. En su d¨ªa hice dos canciones, pero se me qued¨® un mundo detr¨¢s¡±. Ese mundo cobra vida en su nueva obra, de la que anda interpretando varias de sus canciones en la primera parte de sus conciertos; la segunda va dedicada a sus piezas cl¨¢sicas, entre las que se incluyen Ojal¨¢, La maza, ?leo de una mujer con sombrero, Vamos a andar o Rabo de nube.
Son himnos sentimentales de la canci¨®n en castellano, que, en conjunto, han dado forma a un mundo propio, el de Silvio Rodr¨ªguez, alimentado por sus recuerdos de ni?ez cuando so?aba con serpientes, unicornios y escuchaba la jerga de las gentes de su pueblo para hablar de la vida cotidiana, que en su fr¨¢gil pero penetrante voz adquieren una dimensi¨®n m¨ªstica. ¡°Esas ideas reiterativas me vienen de rincones de la infancia¡±, afirma. ¡°La infancia es el campo nutricional de todos los seres humanos. Ah¨ª comienza todo y, posiblemente, termine todo¡±, a?ade con media sonrisa. Lo explica con una de esas composiciones suyas que han servido de refugio al incontable n¨²mero de personas que alguna vez se sintieron desamparadas ante los desajustes existenciales. ¡°En mi pueblo, en el campo, se dec¨ªa rabo de nube a un tornado, pero a?os antes de esa canci¨®n ya hice referencia en mi obra¡±. Entonces, Rodr¨ªguez se pone a recitar los primeros versos de Preludio a Gir¨®n.
A sus 69 a?os, el m¨²sico cubano se considera ¡°una persona esperanzada¡±, pero puntualiza. ¡°A veces no soy todo lo optimista que aparento. Cuando estoy delante de un micr¨®fono siento la responsabilidad de no descargar negrura para no joder al personal. Otras personas, en cambio, es cuando aprovechan. Yo tengo m¨¢s sentido de la piedad¡±, comenta soltando una risa. El Silvio persona sabe el peso que lleva su propio mito de cantautor, pero intenta que no le influya en componer, o como ¨¦l lo llama, en ¡°jugar a la trascendencia¡±. ¡°Todav¨ªa presto atenci¨®n a todo lo que me asombra. Esa es otra cosa que uno trae de la infancia. Es triste cuando eso se apaga o las circunstancias te lo esfuman. La creaci¨®n es eso: creer que has descubierto algo. Posiblemente ha sido descubierto eso mismo miles de veces antes, pero a ti te salta la lucecita. Como cada persona es diferente a la otra, cada persona es ¨²nica e indivisible, pero uno que crea le agrega aquel granito ¨ªnfimo y personal al universo¡±. Y cita a los creadores que le asombraron antes de que hiciese de su guitarra su patria y se embarcase en aventuras como viajar a finales de los sesenta por las costas de ?frica en varios barcos de pesca mientras compon¨ªa decenas de canciones. M¨²sicos como Benny Mor¨¦, Ignacio Villa, Sindo Garay, ¡ª¡°analfabeto y padre de la trova Cubana¡±¡ª y poetas como Jos¨¦ Mart¨ª, Rub¨¦n Mart¨ªnez Villena ¡ª¡°el Rimbaud cubano¡±¡ª y, sobre todo, C¨¦sar Vallejo. ¡°Fue deslumbrante cuando ten¨ªa 18 a?os. Con ¨¦l me pareci¨® que la poes¨ªa pod¨ªa salvar el mundo¡±, apunta.
El mundo de entonces es muy distinto al de hoy, tambi¨¦n en Cuba, el pa¨ªs donde vivi¨® la revoluci¨®n con 12 a?os y en el que ha respaldado siempre a los Castro. Pero nuevos vientos de cambio azotan la isla. ¡°En Cuba ha habido muchos absurdos. Se quisieron quemar etapas. Se pensaba que se pod¨ªa llegar a ese estado ideal comunista. Se pens¨® que el Estado pod¨ªa asumir la complejidad de trabajo y estructura de naci¨®n, pero la realidad nos dijo que no era posible¡±, sostiene. ¡°Todo fue por esa pol¨ªtica err¨®nea que se tuvo en 1968 que consisti¨® en quitar la cosa privada desde los niveles m¨¢s ¨ªnfimos. Ahora Cuba intenta reconducirlo¡±. Y pide ¡°equilibrio¡± y ¡°respeto¡± entre el di¨¢logo entre su pa¨ªs y Estados Unidos: ¡°EE UU quiere crear una clase media en Cuba lo suficientemente poderosa como para ser influyente en las decisiones pol¨ªticas. Hay sectores ortodoxos cubanos que se oponen diametralmente. Pero, en medio de eso, hay mucha gente que cree que se puede ser amigo dulcificando la intervenci¨®n de EE UU. Y no olvidemos lo que le conviene al pueblo. Creo que cada vez el pueblo debe tener m¨¢s participaci¨®n en las grandes decisiones¡±.
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