De Dalmases desentra?a la historia del S¨¢hara espa?ol
El escritor ten¨ªa 29 a?os cuando le encargaron fundar un diario biling¨¹e en el territorio
Pablo-Ignacio de Dalmases ten¨ªa 29 a?os cuando le encargaron fundar un diario biling¨¹e en el S¨¢hara Espa?ol. Corr¨ªa 1975 y Marruecos preparaba la Marcha Verde. Debi¨® de hacerlo bien el periodista, porque cuatro meses despu¨¦s del primer n¨²mero, la autoridad ¡ªmilitar, por supuesto¡ª lo clausur¨®. Por si el cierre no fuera suficiente, un grupo de oficiales del Ej¨¦rcito advirti¨® al director destituido: ¡°O te vas en 48 horas o te matamos¡±.
De Dalmases es ahora tambi¨¦n doctor en Historia (El S¨¢hara Occidental en la bibliograf¨ªa espa?ola y el discurso colonial fue el t¨ªtulo de su tesis). Ambos oficios y, sobre todo, su propia experiencia le han aportado el bagaje necesario para escribir varios libros sobre la antigua colonia. Esos vol¨²menes son imprescindibles para comprender aquella ins¨®lita sociedad gobernada por militares. Los dos ¨²ltimos, presentados la semana pasada en el Archivo Hist¨®rico Nacional de Madrid, se titulan Viajeros por el S¨¢hara espa?ol ¡ªuna antolog¨ªa de relatos viajeros desde 1884 hasta 1976, tiempo de permanencia de nuestro pa¨ªs¡ª y Sahara espa?ol: el gran fraude. Los papeles del coronel Rodr¨ªguez de Viguri, que se nutre de los archivos del militar, jurista y fil¨®sofo que, como secretario general del territorio, intent¨® poner algo de cordura entre el Gobierno de Madrid y la bravuconer¨ªa de sus compa?eros de armas.
Juicio del 23-F
Por los libros de De Dalmases desfilan personajes de tragicomedia: el general Federico G¨®mez de Salazar, que m¨¢s tarde ser¨ªa conocido por presidir el juicio del 23-F, pero que entonces lo era por sus aventuras galantes; monse?or Erviti, prefecto apost¨®lico y firme guardi¨¢n de la moral, entendida como siempre la entendi¨® la Iglesia; el presidente de la Yem¨¢a y procurador en Cortes Jatri uld Said uld Yumani, amo de esclavos y propietario de hermosos camellos y de cabras a las que daba de comer cartones; las prostitutas que un comandante, como el famoso capit¨¢n Pantale¨®n Pantoja, de Mario Vargas Llosa, reclutaba en Canarias y trasladaba en avi¨®n al territorio para ¡°aliviar¡± a los soldados¡
De Dalmases bucea en sus recuerdos, en entrevistas y en los preciosos documentos que ha conseguido desenterrar de varios archivos, para elaborar una cr¨®nica rigurosa. Hay en ella descubrimientos notables. Y la iron¨ªa con que describe los dram¨¢ticos acontecimientos de aquel territorio lleva al lector desde la congoja a la carcajada, y a la inversa.
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