El monopolio que acab¨® con la ¨¦poca de oro del cine mexicano

Fueron m¨¢s de dos d¨¦cadas. Algo m¨¢s de 20 a?os en los que el cine mexicano vivi¨® su m¨¢s ?seductora eclosi¨®n. Aquella ¨¦poca, entre mitad de los a?os 30 y 50, dej¨® una profunda huella en la identidad mexicana. Muchos de los grandes mitos de hoy proceden de ese tiempo en el que Mar¨ªa F¨¦lix, Pedro Infante o Jorge Negrete se hicieron inmortales. Pero todo aquello es pasado y a ese periodo de esplendor le sigui¨® la desdicha. Un largo declive que, aunque se ha atribuido su origen a diversos factores, el documental La historia negra del cine mexicano achaca al monopolio de las salas de proyecci¨®n que impuso William O. Jenkins.

En aquel momento, la ¨¦poca de oro del cine mexicano se esfum¨® y se llev¨® con ella a uno de los directores m¨¢s destacados de aquel tiempo: Miguel Contreras Torres (1899 ¨C 1981) . El cineasta que le dio la primera oportunidad a Cantinflas, que descubri¨® a Silvia Pinal o a Gabriel Figueroa fue condenado al anonimato.

Su guerra abierta contra el empresario estadounidense y sus incendiarios art¨ªculos period¨ªsticos le pasaron factura. Su carrera, plagada de reconocimientos, acab¨® cercada por el olvido. Rodeado ¨²nicamente de los suyos, muri¨® sin que apenas la prensa se percatase de que se hab¨ªa marchado una figura esencial para entender el cine mexicano, el hombre que dio el salto del cine mudo al sonoro y dej¨® para la posteridad obras como De raza azteca o El le¨®n de Sierra Morena.

M¨¢s de 30 a?os despu¨¦s, y sin que se haya saldado la deuda de obituarios que M¨¦xico tiene contra¨ªda con Contreras Torres, su sobrino nieto Andr¨¦s Garc¨ªa Franco ha rescatado su figura en este documental. El joven director, autor de cintas como La invenci¨®n de Morel,?deja al descubierto en La historia negra del cine mexicano?el paralelismo que guarda la trayectoria de su t¨ªo abuelo con la seguida por el s¨¦ptimo arte mexicano en aquellos a?os.

¡°Cualquiera que viviese la ¨¦poca de oro del cine mexicano le conoc¨ªa pero, despu¨¦s de la lucha pol¨ªtica que mantuvo, hubo un inter¨¦s oficial en borrarlo de la historia. Sus pel¨ªculas nunca fueron restauradas por el Gobierno, como ocurri¨® con las de la mayor¨ªa de los cineasta de su generaci¨®n, ni tampoco se proyectaban en Televisa como suced¨ªa con otros cl¨¢sicos¡±, se?ala Garc¨ªa Franco.

El declive que dej¨® postrada la trayectoria de Contreras y la ¨¦poca m¨¢s brillante del cine mexicano, ¡°contin¨²a hoy¡±, se?ala el cineasta. A su juicio, ni la nacionalizaci¨®n de las salas de proyecci¨®n que se produjo en los a?os 50, ni las pol¨ªticas neoliberales de los ¨²ltimos tiempos han conseguido resucitar aquel cine que hizo historia.

¡°Ning¨²n cineasta mexicano puede vivir hoy de su trabajo. Cuar¨®n o I?¨¢rritu son un ejemplo de que hay que salir del pa¨ªs para poder vivir del cine. Aqu¨ª ¨²nicamente se sobrevive a base de becas y de trabajos en publicidad o televisi¨®n¡±, asegura.

A pesar de ello, Garc¨ªa Franco ha podido filmar un largometraje que no va a dirigido al p¨²blico en general, sino ¡°a los m¨¢s cin¨¦filos¡±. Instituciones p¨²blicas como el Instituto Mexicano de Cinematograf¨ªa o la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico han financiado este documental que, reconoce su autor, utiliza un lenguaje cinematogr¨¢fico complejo, ¡°al que hay que tenerle fe¡±.

En definitiva, un largometraje para entendidos del s¨¦ptimo arte, con el que su director pretende llamar la atenci¨®n de sus compa?eros de oficio, sobre las adversidades a las que se enfrenta un cineasta en M¨¦xico. Al igual que hizo su t¨ªo abuelo, Garc¨ªa Franco dispara contra el modelo de distribuci¨®n, copado actualmente por Cin¨¦polis y Cinemex, en el que, a su juicio, las cintas mexicanas quedan relegadas a un segundo plano frente a las taquilleras pel¨ªculas de Hollywood.

La historia negra del cine mexicano es una pel¨ªcula con una fuerte carga de reproche con la que Garc¨ªa Franco le planta cara al entramado empresarial que rodea el s¨¦ptimo arte. De ella se sirve para recuperar la figura de su t¨ªo abuelo y saldar la deuda que el cine mexicano e incluso su propia familia manten¨ªan con ¨¦l. ¡°No fue hasta que estudi¨¦ cine cuando me enter¨¦ que fue un pilar ?de la ¨¦poca de oro¡±, confiesa. Incluso entre los suyos, la carrera de Contreras Torres cay¨® en el olvido.