La voz del refugiado en la Guerra Civil

¡°De repente me di cuenta que la historia de Espa?a era la de mi familia¡±. Y Pablo Fidalgo Lareo se embarc¨® en esta d¨¦cada en una trilog¨ªa muy particular sobre el dolor y el impacto que la historia deja en sus protagonistas y sus herederos. Su ¨²ltima expresi¨®n es Habr¨¢s de ir a la guerra que empieza hoy, la mejor obra de 2015 en Portugal, que se representa esta semana en el Festival de Oto?o y Primavera de Madrid.

Hace cuatro a?os, Fidalgo Lareo cambi¨® la capital espa?ola por la portuguesa. ¡°Me vine a Lisboa buscando aire. Madrid es muy dif¨ªcil para la escena contempor¨¢nea. Veremos ahora con los nuevos aires. Por otro lado, siempre tuve una historia muy fuerte con Lisboa y Portugal, y tambi¨¦n con la lengua portuguesa. En las palabras y en las formas de hacer, me identifico completamente con este pa¨ªs¡±.

Adem¨¢s de aire, en Lisboa encontr¨® creadores afines. ¡°Era una forma de empezar otra vez, antes de que fuera demasiado tarde. Descubr¨ª otra manera de entender la gesti¨®n, la curadur¨ªa, y la relaci¨®n entre el artista y la instituci¨®n. Y Lisboa es una buena ciudad para escribir, para pensar, para pasear. Es un lugar perfecto, porque parece periferia, pero no lo es, es el mejor lugar que he encontrado para mirar el mundo. Tampoco siento necesidad de comparar Espa?a y Portugal, la realidad actual de cada pa¨ªs es fruto de la relaci¨®n de cada pueblo con su historia, con sus propios conflictos. Desde el 2014 tambi¨¦n empec¨¦ a escribir para creadores como Ana Borralho y Jo?o Galante, con quienes acabo de estrenar una nueva pieza en hTh Montpellier. Creo que estos cuatro a?os de trabajo tan intenso son una forma de buscar mi lugar, y esa b¨²squeda no acaba en Lisboa¡±.

En Lisboa escribi¨® sobre la Guerra Civil espa?ola. Primero, Mis padres: Romeo y Julieta (2013), un libro de poemas lleno de nostalgia y desarraigo, traducido tambi¨¦n al portugu¨¦s (Averno Editora); el mismo a?o public¨® el texto O estado salvaxe. Espanha 1939, un relato sobre la historia de sus abuelos durante la guerra civil y la postguerra, que llev¨® a escena con una actriz ¨²nica, la abuela del autor, y que estren¨® en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Vigo (MARCO), que ha apoyado su trabajo en los ¨²ltimos a?os.

El virtuosismo me interesa poco en estos trabajos; parto de una idea de teatro que tiene que ver con lo esencial, con la palabra

¡°Intent¨¦ controlar el lado emocional porque est¨¢bamos haciendo arte, no terapia, pero a¨²n as¨ª fue muy emotivo¡±, recuerda Fidalgo Lareo. ¡°Nunca me preocup¨® si ella lo har¨ªa bien o mal. El virtuosismo me interesa poco en estos trabajos; parto de una idea de teatro que tiene que ver con lo esencial, con la palabra. Sab¨ªa que ten¨ªamos que trabajar juntos, hablar con ella para atestiguar su historia. Cre¨ªa que esa fragilidad iba ser siempre interesante para el p¨²blico. Mis piezas se van construyendo seg¨²n se van representando¡±.

Habr¨¢s de ir a la guerra que empieza hoy es la tercera de sus obras dedicada a la memoria de la Guerra Civil, ¡°a la memoria de la historia, la historia de las familias, de mi familia¡±. Si en O estado salvaxe, se cuenta el testimonio de la mujer en la guerra por boca de su abuela, en este caso todo empez¨® curioseando en la librer¨ªa de casa de sus antepasados.

All¨ª se encontr¨® con un libro extra?o, Papiro-zoo, un manual de papiroflexia publicado en Buenos Aires en 1951 y firmado por un tal Giordano Lareo Mallo. Y Fidalgo comenz¨® a rastrear a partir de la dedicatoria: un t¨ªo abuelo, encarcelado durante la Guerra Civil, salvado in extremis de la ejecuci¨®n, exiliado a Argentina, donde fue profesor, traductor, tesorero de la Rep¨²blica en el exilio, representante de Nestl¨¦ en la Patagonia, inventor de un sof¨¢-cama y autor del primer manual de papiroflexia de Argentina, el libro que Fidalgo rescat¨® de la librer¨ªa de sus abuelos, cerrando el c¨ªrculo de la historia.

Tuve la necesidad de salir de Espa?a para escribir su historia. Desde Espa?a todo se crispa, se convierte en partidismo y espect¨¢culo

Fidalgo Lareo busc¨®, y encontr¨®, a los hijos del escritor y a una nieta, viaj¨® a la Patagonia donde Giordano vivi¨® una etapa de su vida, se entrevist¨® con papiroflexistas... ¡°Tuve la necesidad de salir de Espa?a para escribir su historia. Desde Espa?a todo se crispa, se convierte en partidismo y espect¨¢culo. En M¨¦xico, en Cuba, en Chile, y en Argentina he encontrado personas que guardan esa memoria del exilio, sin nostalgia, mirando hacia delante¡±.

Habr¨¢s de ir a la guerra como un viaje. "Est¨¢ muy presente el paisaje extremo de la Patagonia, el fr¨ªo, la nieve, el viento, las distancias inmensas, incluso las ballenas, los guanacos¡­ Es ir¨®nico, pero quiz¨¢ yo pude completar mi vida y mi relato familiar a miles de kil¨®metros de mi casa, en la otra punta del mundo. Y encontr¨¦ ese espacio m¨ªtico que es la Patagonia de Chatwin y William Hudson, y ah¨ª aprend¨ª a viajar, y a sobrevivir al propio viaje, a la verdad¡­¡±

Habr¨¢s de ir a la guerra¡­, al igual que O estado salvaxe es una apuesta por el lenguaje, por las palabras. ¡°La escena es m¨¢s oral, m¨¢s hacia afuera que la poes¨ªa; pero en lo fundamental es lo mismo: la b¨²squeda de las palabras en formas diferentes¡±. El autor extrapola aquella guerra del 36 a la que vivimos hoy. ¡°Mientras ensay¨¢bamos en Lisboa, ve¨ªamos las im¨¢genes de Siria. Es la historia de la humanidad, con distintas personas, distintos pa¨ªses, pero id¨¦nticas situaciones: al final somos seres desplazados silenciados bajo pol¨ªticas econ¨®micas salvajes y ante eso solo nos quedan las palabras, la empat¨ªa, la verdad; contar la verdad, cada uno con su maleta, su equipaje¡±.

En este caso, se encarga de desgarrarnos el coraz¨®n el ¨²nico actor de la obra, Cl¨¢udio Da Silva, un angole?o que tuvo que salir de su pa¨ªs cuando ten¨ªa dos a?os. ¡°El encuentro con Cl¨¢udio fue decisivo para poner en escena esta pieza. Cl¨¢udio es para m¨ª mucho m¨¢s que un actor, por su presencia y por su verdad vital. En realidad, tenemos en com¨²n el amor por la poes¨ªa, y una vida inconfesable. Giordano, Cl¨¢udio y yo hemos sido ense?ados a callar, pero los tres nos hemos enfrentado con esa prohibici¨®n, con ese silencio, con ese miedo¡±.