Un toque de sentimentalidad

Los da?os colaterales que, en el plano moral y espiritual, van dejando las imparables transformaciones sociopol¨ªticas de la China contempor¨¢nea en el individuo de a pie conforman el gran tema cohesionador en la filmograf¨ªa de Jia Zhangke. El suyo es un cine de paisajes en tr¨¢nsito, recorridos por figuras errantes, esencialmente desconectadas de su entorno, de los discursos del poder que mudan un embaucamiento por otro (de la Revoluci¨®n Cultural al neocapitalismo no democr¨¢tico), de la memoria colectiva, de sus afectos. Incluso de s¨ª mismos.

El cineasta siempre ha tenido una extraordinaria habilidad para elaborar diagn¨®sticos de largo alcance a partir de lo ¨ªntimo y concreto ¨Cah¨ª est¨¢n, por ejemplo, la fundacional Xiao Wu (1997) y la deslumbrante Naturaleza muerta (2006)-, pero, en ocasiones, ha tanteado el gran relato de ambici¨®n panor¨¢mica, como en Platform (2000), pel¨ªcula que reflejaba los dr¨¢sticos cambios de toda una d¨¦cada a partir de la trayectoria de un grupo teatral amateur, y esta M¨¢s all¨¢ de las monta?as que atraviesa veintis¨¦is a?os. Tras ese punto de inflexi¨®n que marc¨® el documental Historias de Shanghai (2010) ¨Cal mismo tiempo redundancia y s¨ªntesis de su discurso-, Zhangke parece estar siguiendo el plan program¨¢tico de insertar sus constantes en el esquema de g¨¦neros populares de s¨®lida tradici¨®n en su cinematograf¨ªa: la tan ¨¢spera como compleja Un toque de violencia (2013) fue su particular relectura del wuxia y, tambi¨¦n, un extra?o islote de vehemencia en el conjunto de una carrera que hab¨ªa hecho de la melancol¨ªa su tono dominante. En M¨¢s all¨¢ de las monta?as, Zhangke somete el melodrama cl¨¢sico a una operaci¨®n similar y el resultado es su pel¨ªcula con mayor potencial para comunicarse con un p¨²blico ajeno al ¨¢mbito minoritario del cine de autor. La decisi¨®n tiene mucho de gesto pol¨ªtico: poco importa que algunos cr¨ªticos tilden de kitsch este giro del cineasta hacia lo popular.

En M¨¢s all¨¢ de las monta?as, tres momentos hist¨®ricos -1999, 2014 y 2025- representados en tres formatos de pantalla distintos -1:33, 1:85, 2:39- sirven para contar la desintegraci¨®n de un tri¨¢ngulo amoroso cuyos v¨¦rtices masculinos encarnan, respectivamente, la p¨¦rdida y el espejismo materialista, mientras la sentimentalidad de la protagonista somatiza el exilio interior de quienes han acabado ocupando una (espiritual) tierra de nadie. El tramo final podr¨ªa incluso funcionar como contraplano oriental del clim¨¢tico viacrucis de la Julieta almdovariana. La ¨²ltima imagen de esta pel¨ªcula sobresaliente y cristalina encoge el alma.