Rom¨¢n, valent¨ªa, entrega e infortunio

l joven Rom¨¢n necesitaba el triunfo como agua de mayo y, la verdad, es que dio de s¨ª todo lo que lleva dentro, que es una entrega sin l¨ªmite, un valor heroico y una concepci¨®n taurina algo atropellada, motivada, quiz¨¢, por el sue?o de encontrar sentido a su vida. Pero no pudo ser.

En primer lugar, se le present¨® el infortunio en forma de un toro lesionado en una mano, lo que le oblig¨® a matarlo con prontitud. El animal muri¨® al tiempo que a Rom¨¢n se le cay¨® el alma a los pies, porque con esa mala suerte se esfumaban muchas ilusiones.

En el ¨²ltimo toro, codicioso y fiero, que ten¨ªa mucho que torear y exig¨ªa una muleta con mando, el torero hizo lo mejor que sabe: quedarse quieto, jugarse el tiempo, aguantar tarascadas y demostrar que quiere abrirse camino. Y tore¨®, adem¨¢s, y muy bien en una tanda de naturales grandes. Se gan¨® al p¨²blico con su entrega y ten¨ªa la oreja cortada cuando abroch¨® su valiente labor con dos circulares invertidos con la pierna de salida flexionada y un cambio de manos final. Todo muy bien hasta que se perfil¨® para matar y todo lo emborron¨®. El trofeo que le hubiera abierto puertas que tiene atrancadas se lo llev¨® el toro, pero toreros con esa decisi¨®n no deben perder la esperanza. Solo ha tenido mala suerte y poco acierto en el d¨ªa menos apropiado de su corta vida torera. Un banderillero de su cuadrilla, Ra¨²l Mart¨ª, emocion¨® a todos con un par extraordinario que competir¨¢ en los premios de la feria.

Uno que llega, y Ponce, que no se va ni con agua caliente. Que no es que nadie le desee el adi¨®s, pero la ovaci¨®n que el p¨²blico le tribut¨® tras el arrastre del cuarto son¨® a despedida. No hab¨ªa motivo para palma alguna porque entre un toro deslucido y molestas rachas de viento, el torero no pudo ni justificarse. Por si acaso -hay que ver la sapiencia de la gente¡­- lo obligaron a salir del callej¨®n y lo despidieron como se merece una figura. Bueno, tambi¨¦n lo despidieron, por si acaso, en esta plaza en 2014 y ah¨ª sigue.

En su primero, que era un noble cordero, demostr¨® que la experiencia es un grado. Destil¨® buen gusto y dibuj¨® momentos de excelsa torer¨ªa trufados con otros ventajistas, propios de un acompa?ante ideal m¨¢s que de un torero con mando en plaza.

Que no se olvide que la corrida de Puerto de San Lorenzo fue una birria. De desecho fueron los dos del lote de Daniel Luque, que demostr¨® que maneja con soltura y buen gusto el capote.