Alemania se r¨ªe
Tres cantantes femeninas muestran otras tantas formas diferentes de abordar el cabaret
Entre las dos guerras mundiales, Alemania se divirti¨®. Y se ri¨®, en no poca medida de s¨ª misma. El cabaret floreci¨® en los a?os de la Rep¨²blica de Weimar, los mismos en que naci¨® Moses und Aron. Tres cantantes femeninas han mostrado otras tantas formas diferentes de abordar el g¨¦nero: Dagmar Manzel, con una dicci¨®n de ensue?o y extrema sobriedad interpretativa, dejando que el texto se impregne en sus oyentes; Mary Carewe, con infinitos recursos vocales y esc¨¦nicos en un recital t¨¦cnicamente perfecto; Salome Kammer, en cambio, suple las numerosas limitaciones de su voz sobreactuando como actriz c¨®mica, aunque su humor no siempre es ni eficaz ni contagioso.
CANCIONES DE CABARET
Dagmar Manzel, Mary Carewe y Salome Kammer. Auditorio Sony y Fundaci¨®n Juan March.
12, 18 y 19 de mayo.
Su recital comenz¨® con una canci¨®n de Sch?nberg, Galathea, a partir de un texto de Frank Wedekind, un pionero del cabaret sat¨ªrico y pol¨ªtico alem¨¢n con Die elf Scharfrichter (Los once verdugos). Wedekind fue muy admirado por Bertolt Brecht, epicentro de todos estos conciertos, y Sch?nberg empez¨® a componer Moses und Aron al tiempo que Berg comenzaba a perfilar su Lulu, cuyo libreto parte de dos obras de Wedekind. Son coincidencias demasiado pertinentes como para ser explicadas, pero los dos recitales programados por el Teatro Real en el Auditorio Sony no contaban ni con notas al programa ni, lo que es inconcebible, con los textos cantados, provocando el desconcierto, para empezar, de las propias cantantes: as¨ª no solo no se instruye, sino que apenas se deleita. En el recital de Manzel se tap¨® el boquete con un presentador olvidable y en el de Kammer ella misma glos¨® esforzadamente cada canci¨®n, lo que alarg¨® el recital y cercen¨® cualquier atisbo de fluidez y continuidad. Los problemas t¨¦cnicos fueron la guinda y las carencias de Kammer, sin micr¨®fono, se magnifican.
En la Fundaci¨®n March, en cambio, todo se explica y se sobretitulan las traducciones de las canciones, y no cualesquiera, sino firmadas en su mayor¨ªa por Miguel S¨¢enz, el ap¨®stol de Brecht entre nosotros. Carewe cont¨® tambi¨¦n con un pianista de ensue?o, Philip Mayers, y su recital ratific¨® lo que el fil¨®sofo Fredric Jameson, en su cl¨¢sico estudio sobre Brecht, calific¨® de su ¡°utilidad¡±, la permanente vigencia del poeta y dramaturgo alem¨¢n como un ¡°proponedor de propuestas¡±. L¨¢stima, en fin, que nadie se haya acordado de Die Pfeffer-m¨¹hle (El molinillo de pimienta), el legendario cabaret muniqu¨¦s fundado en 1933 por Klaus y Erika Mann (hijos de Thomas), porque eso habr¨ªa cerrado el c¨ªrculo y facilitado la conexi¨®n con el Parsifal de Claus Guth, casi una precuela de Moses und Aron, completada un a?o antes en Barcelona.
Babelia
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