Las canciones de Lole y Manuel, frescas 40 a?os despu¨¦s
Alba Molina mantiene vivos los temas de sus padres. Se podr¨¢ ver en el teatro Lara el 4 de junio en Los Matinales de EL PA?S
Aquello fue lo que se dice un suceso inesperado. Un disco grabado en tres d¨ªas, del que sus protagonistas hab¨ªan perdido la pista, si no la esperanza, aparece por sorpresa y sin promoci¨®n alguna en las tiendas, y en el plazo de unos meses se convierte en un insospechado ¨¦xito de ventas. Y no solo eso, aquellas canciones flamencas, buler¨ªas m¨¢s o menos lentas o tangos, portadoras de una l¨ªrica tan popular como exquisita, se insertan r¨¢pidamente en la vida cotidiana para iluminar el tiempo nuevo que ven¨ªa, ponerle versos al amor y m¨²sica al paisaje.
Corr¨ªa el a?o 1975, y el r¨¦gimen franquista atravesaba sus ¨²ltimos meses (el dictador fallecer¨ªa ese mismo a?o). La exigencia de cambio cobraba m¨²ltiples formas y la m¨²sica no estaba al margen. Y entonces aparecen Lole Montoya y Manuel Molina, los dos gitanos guapos y bien plantados, hijos de artistas y herederos de familias de fuste. ?l, adem¨¢s, con la experiencia del grupo de rock sevillano Smash en la mochila. Llegan trayendo unas canciones llenas de frescura que, de forma involuntaria, vienen a colmar los amplios deseos de transformaci¨®n: ¡°El sol joven y fuerte/ ha vencido a la luna/ que se aleja impotente/ del campo de batalla¡± (Nuevo d¨ªa). Este s¨¢bado esas melod¨ªas volver¨¢n a sonar en boca de Alba Molina, en el teatro Lara de Madrid, dentro de Los Matinales de El Pa¨ªs.
La guitarra de Manuel sonaba flamenqu¨ªsima, pero distinta, con un llamativo uso de los silencios y de la s¨ªncopa, y una forma de ralentizar los tiempos que, vista desde el presente, sigue resultando avanzada. La voz de Lole era un portento de claridad y luz, con una fuerza en los altos que hac¨ªa saltar las agujas de las mesas de sonido, seg¨²n cuenta el productor de sus discos, el sevillano Ricardo Pach¨®n. Las letras de Juan Manuel Flores, de una est¨¦tica naturalista muy cercana a un cierto hipismo a¨²n en boga, gozaban adem¨¢s de una enorme plasticidad y fuerza evocadora. La f¨®rmula no era premeditada, pero funcion¨® a la perfecci¨®n.
Lole y Manuel editaron un total de ocho discos, el primero de ellos se convirti¨® uno de los m¨¢s vendidos de la historia: millones de copias en todos los formatos, incluido el cassette de carretera. Los cuatro primeros, que ocupan el decenio que va de 1975 (Nuevo d¨ªa) a 1984 (Al alba con alegr¨ªa) y est¨¢n producidos por R. Pach¨®n, son quiz¨¢s los m¨¢s representativos. De ellos, proviene el grueso de temas que la hija de la pareja, Alba Molina, ha seleccionado para su reciente grabaci¨®n: Nuevo d¨ªa, Dime, Todo es de color, Tu mir¨¢, Romero verde¡ Once cortes que trasladan la esencia de la pareja de una manera fiel y, a la vez, personal; que la reproducci¨®n mim¨¦tica no cabe y, adem¨¢s, es imposible.
De la interpretaci¨®n de ese cancionero sorprende su desnudez y pausa. Si exceptuamos unas pocas palmas, el cante solo se apoya en el toque de Joselito Acedo, un guitarrista que admiraba a Manuel antes de esto y con el que comparte el gusto por los silencios y la s¨ªncopa. La voz de Alba no es la de su madre Lole ni falta que hace. Su metal es distinto, su timbre m¨¢s mate y un punto rozao, con lo que traslada verdad y emoci¨®n. 40 a?os despu¨¦s, las canciones de los irrepetibles Lole y Manuel, vivas y frescas en su voz, siguen conmoviendo. Y eso no es cualquier cosa.
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