Coldplay ti?e el Estadio Ol¨ªmpico con un ba?o de luz y de alegr¨ªa vistos¨ªsimo
55.000 personas asisten al primer concierto en Barcelona, una org¨ªa crom¨¢tica que apuntal¨® la euforia
Se suele decir que los recursos no deben ense?arse con demasiada rapidez, que as¨ª el p¨²blico se asombra poco a poco hasta llegar a la traca final con su correspondiente pasmo. El comienzo del primer concierto de Coldplay en el Estadio Ol¨ªmpico de Barcelona, este viernes ser¨¢ el segundo, quiso llevar la contraria a esta idea. Tras una aria de la Callas y el saludo en una grabaci¨®n de diversos fans latinoamericanos, la banda sali¨® a escena sonaron los primeros acordes de A Head Full Of Dreams y las 55.000 pulseras que se entregaron al p¨²blico a la entrada se colorearon de rojo convirtiendo todo el recinto en un mar bermell¨®n. Un verdadero espect¨¢culo. Eran las 21:25 y comenzaba un concierto que iba a ser un canto a la alegr¨ªa manifestada en una org¨ªa crom¨¢tica que apuntal¨® la euforia. Chris Martin corr¨ªa por el provocador y desde el escenario se escup¨ªan al cielo fuegos de artificio y haces de luz. Como Paco Mart¨ªnez Soria en Nueva York el p¨²blico asist¨ªa entre at¨®nito y entusiasmado ante tama?o arranque. El r¨ªo comenzaba a fluir y nada lo detendr¨ªa.
Coldplay jugaron todas sus bazas en un concierto ante el que no se pod¨ªa hacer otra cosa que sonre¨ªr. En Yellow todas las pulseras eran amarillas, Martin chapurreaba el castellano en un gesto que lo acercaba al p¨²blico m¨¢s que las enormes pantallas, dos laterales y una central que dominaba todo el escenario, a todo esto descubierto, sin techo. Y all¨ª, en la pista, estaba el espect¨¢culo, pues en Paradise volvi¨® a funcionar la pulsera, primero en amarillo y luego alternando multitud de colores. El p¨²blico, como un ni?o en la noche de Reyes no sab¨ªa d¨®nde mirar, si al escenario, a la manta multicolor de la platea o a su propia mu?eca. En Everglow la banda apareci¨® en el escenario situado entre el p¨²blico y todos los focos, ahora en blanco, aislaban la imagen del contexto, se?al¨¢ndola como central. Martin ya no llevaba una senyera a la espalda, pero la presentaci¨®n de su banda la hizo en castellano. Nadie se resist¨ªa, nadie se sentaba, todo el mundo sonre¨ªa.
Ineficacia y colas
Peor no pod¨ªa organizarse el acceso de los espectadores al Estadio Ol¨ªmpico. Si a las 18:00h costaba una hora pasar todos los controles, una vez averiguado el acceso que correspond¨ªa, cosa nada f¨¢cil, imag¨ªnese lo que se pod¨ªa tardar dos horas despu¨¦s. Probablemente por ello el concierto de Coldplay comenz¨® con retraso, ya que a las 21:00h a¨²n restaba por entrar un verdadero gent¨ªo, que a aquellas horas ya no ten¨ªa el humor del que hab¨ªa hecho gala el personal que hab¨ªa entrado horas antes. Indicaciones contradictorias del servicio de seguridad, desplazamientos largu¨ªsimos fruto de las divisiones hechas con los vallados y una sensaci¨®n general de desorganizaci¨®n hizo una vez m¨¢s deseable que la seguridad no est¨¦ re?ida con la eficiencia. Pero en fin, parece que nunca se acaba de aprender y el p¨²blico de conciertos hubo de volver a demostrar que lo aguanta casi todo, hasta la ineficacia m¨¢s bochornosa.
El siguiente ¨¦xtasis Benetton lleg¨® con Midnight y Charlie Brown, que llen¨® de reflejos multicolores el estadio, instante adem¨¢s devuelto a los espectadores por medio de las pantallas. Los reg¨ªmenes de Corea del Norte, China o Rusia deber¨ªan tomar nota, se puede utilizar a las masas como parte de un espect¨¢culo sin uniformarlas m¨¢s all¨¢ de lo razonable. Luego Hymn For The Weekend evidenci¨® que los himnos no tienen por qu¨¦ ser tiesos y marciales, sino bailables y estimulantes sin que ello sea menoscabo del masivo uso de los pu?os por parte del personal, esta vez como gesto de felicidad m¨¢s que de afirmaci¨®n
Y as¨ª se fue consumiendo el concierto, que en Viva La Vida pieza por siempre unida a Guardiola, puso a todo el estadio a bramar "oh oh oh" como si fuese un enorme ej¨¦rcito pac¨ªfico y feliz. S¨ª Coldplay pueden parecer simples, lo son de hecho, pero sus estribillos, s¨ª tambi¨¦n los del ¨²ltimo disco, funcionan, engrasan a las multitudes, las ponen en danza y de paso dan esquinazo a la ¨¦pica cargante y pesada de los grupos que como U2 quieren cambiar el mundo en cada estrofa y encima quieren que se note. No, Coldplay son transparentes y b¨¢sicos, hicieron agacharse a la masa en Adventure in The Lifetime pellizc¨¢ndola de paso con las guitarras para hacerla luego brincar, cantaron Don¡¯t Panic en un tercer escenario muy alejado del principal y cercano a los que estaban en la quinta pu?eta y m¨¢s toneladas de confetis pespuntearon la euf¨®rica A Sky Full Of Stars. De final Up & Up y con la sonrisa y la pulsera a casa. M¨¢s no se pod¨ªa pedir.
Babelia
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