¡°Internet nos est¨¢ volviendo m¨¢s ignorantes y narcisistas¡±
El periodista Andrew Keen ataca en un libro las sombras de la Red, a la que acusa de favorecer desigualdad, monopolios y vigilancia
Todos callados. Y extasiados ante el desfile del emperador. Hasta que un chicuelo se atreve a decir lo que cualquiera ve: ¡°?No lleva ropa!¡±. Andrew Keen se considera como aquel ni?o del cuento de Andersen, pero 170 a?os despu¨¦s. Y, hoy en d¨ªa, el relato se narra al rev¨¦s: desnudos estamos todos, por culpa del gran rey Internet. ¡°Es genial, yo mismo lo uso. Y lo dejo claro en media p¨¢gina. Sin embargo, el resto del libro est¨¢ dedicado a los peros¡¡±, sonr¨ªe. Es decir, a c¨®mo la Red ha incrementado monopolios, desigualdad, narcisismo y vigilancia, seg¨²n el autor. Todas ellas razones por las que, tal y como se titula su obra, Internet no es la respuesta (Catedral).
Es el tercer libro que este periodista y escritor brit¨¢nico (Hampstead, 1960) dedica a las sombras de la Red, tras El Culto del Aficionado y Digital Vertigo. Tanto que se ha ganado fans, cr¨ªticos y la fama de gran polemista en contra de la web. Y con la misma virulencia acusa Silicon Valley y sus gur¨²s (con nombres y apellidos) de haberse aprovechado de nosotros para enriquecerse mientras nos promet¨ªan un mundo mejor, m¨¢s libre y m¨¢s democr¨¢tico. Ante el 90% de los estadounidenses que considera que Internet ha sido beneficioso para su existencia, seg¨²n un estudio de 2014 del Centro de Investigaci¨®n Pew citado en el propio libro, Keen disfruta remando contracorriente.
Y con una sonrisa acepta otro reto: resumir su tesis en un minuto. ¡°Hay cuatro claves. Internet est¨¢ agravando la desigualdad entre ricos y pobres; est¨¢ contribuyendo a largo plazo a la crisis del paro, con m¨¢quinas inteligentes que sustituyen incluso el trabajo especializado de la clase media; est¨¢ creando una econom¨ªa de la vigilancia, donde somos el producto, convertidos en datos que Google y Facebook venden a otras compa?¨ªas para hacer publicidad. Y nos est¨¢ volviendo peor informados, m¨¢s ignorantes y narcisistas¡±. Casi nada.
Para defender tan pol¨¦mica aserci¨®n, Keen emplea a lo largo de 379 p¨¢ginas (50 de bibliograf¨ªa) an¨¦cdotas, datos, citas, reflexiones y repasos hist¨®ricos. ¡°El principal reto era hacer un libro asequible, entretenido y bien argumentado. No escribo para acad¨¦micos¡±, se?ala. As¨ª que en un p¨¢rrafo se r¨ªe del jefazo de Amazon, Jeff Bezos, en otro alude a un estudio de la ONU seg¨²n el cual en 2013 hab¨ªa m¨¢s hombres con m¨®vil (6.000 millones) que con acceso a un retrete (4.500 millones) y en un tercero recuerda el origen de la Red.
¡°Internet naci¨® como investigaci¨®n acad¨¦mica financiada con fondos p¨²blicos. Los objetivos se podr¨ªan resumir en enfrentarse a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y generar un mundo mejor. Pero en 1991 comenz¨® su comercializaci¨®n¡±, asevera Keen. Y, con ella, la galer¨ªa de problemas que ¨¦l lamenta. ¡°Si pudiera volver atr¨¢s, ir¨ªa a mediados de los noventa, cuando se empez¨® a ofrecer todo el contenido gratis. Y a 2001, cuando Google estableci¨® su modelo de negocio¡±, a?ade. El escritor acusa al buscador de hipocres¨ªa: en sus inicios, se opon¨ªa a la publicidad. Hoy, en cambio, nos ha vendido a ella.
Pero, ?por qu¨¦ un ciudadano deber¨ªa quejarse de servicios gratuitos y ¨²tiles como Google o Facebook? ¡°El objetivo de Google, como dijo el propio Eric Schmidt [exdirector ejecutivo], es conocernos mejor que nosotros mismos. Y para ello tienen YouTube, Google Maps, Gmail, Android, los coches sin conductor¡ No se trata del Gran Hermano de 1984 de Orwell, sino de vendernos cosas. Somos ratones encerrados en una jaula rodeados de estas grandes compa?¨ªas y de anunciantes¡±, remata Keen, quien tambi¨¦n recuerda las trampas fiscales que han empleado Facebook, Apple, Google, Amazon y dem¨¢s titanes 2.0.
M¨¢s all¨¢ de los colosos, Internet no es la respuesta se centra tambi¨¦n en los m¨¢s de 3.000 millones de internautas del planeta. Y las conclusiones no son menos inquietantes: ¡°Se nos olvida como escuchar, estamos encarcelados en nosotros mismos y m¨¢s solos que nunca. La Red ha sacado algunas de nuestras peores caracter¨ªsticas. Si no existiera, seguir¨ªamos teniendo a Trump o a gente insultando a los musulmanes. Pero lo cierto es que es la plataforma perfecta para el racismo o la misoginia, para que la rabia difunda sus met¨¢stasis¡±. Keen considera que la web ha fracasado tambi¨¦n en su promesa de una iluminaci¨®n global y que, si continuara vivo, Voltaire estar¨ªa enormemente decepcionado.
?l tambi¨¦n se siente defraudado: dice que su libro ha sido bien recibido y echa de menos la controversia. Entonces, h¨¦la aqu¨ª: para empezar, Keen usa un smartphone y trabaja con Silicon Valley. Adem¨¢s, ?no le parece arrogante formular ¨²nicamente aserciones tajantes? ¡°Para un polemista que asume posiciones fuertes no hay espacio para la duda¡±. M¨¢s: dicen que su libro solo es un copia y pega de pol¨¦micas y teor¨ªas de otros y que Internet ampl¨ªa meritocracia y oportunidades para todo el mundo. ¡°Es una cr¨ªtica en parte justa. No escribo nada que no haya sido dicho antes. No soy un investigador original, lo que hago es juntarlo todo. No conozco muchos otros libros que resuman tantos argumentos en un formato le¨ªble y coherente¡±.
Por tanto, ?su objetivo es hacer pensar al gran p¨²blico? ¡°Mi objetivo es vender libros, estar en el debate p¨²blico, ser invitado a televisiones y hacer comprender aspectos que est¨¢n ocultos¡±. Quiz¨¢s, de paso, tambi¨¦n cambiar las cosas. Hacia el final de la obra, Keen propone una serie de soluciones que pasan por un mayor control gubernamental, investigaciones como las que lanza cada vez m¨¢s la UE contra los gigantes de Internet y la propia movilizaci¨®n de expertos, acad¨¦micos y grandes compa?¨ªas para arreglar los fallos del sistema. Sobre ello escribir¨¢ su pr¨®ximo libro. Ya que Internet no es la respuesta, intentar¨¢ ofrecerla ¨¦l.
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