De cuando Nazario era ¡®underground¡¯
El dibujante publica su biograf¨ªa, muy atenta a la cr¨®nica sentimental y er¨®tica de la Barcelona de los a?os setenta y ochenta
El dibujante, pintor y, ahora, cronista audiovisual de la barcelonesa plaza Reial, Nazario, publica La vida cotidiana del dibujante underground (Anagrama). Es la cr¨®nica sentimental y el dietario er¨®tico de los arrumacos, amores y aventuras de la tropa que protagoniz¨® el lado libertario de la Barcelona de los setenta y ochenta. En el libro, como en su vida, uno de los verbos m¨¢s conjugados es ¡°follar¡± y habla de ¡°maricones¡± porque no le gustan los eufemismos. ¡°Por llamarte gay no eres menos maric¨®n¡±. En el libro apenas habla de su obra y apenas pone fechas. ?Por qu¨¦? ¡°Porque ya hay muchos cat¨¢logos y obras antol¨®gicas. Adem¨¢s, tengo mala memoria para las fechas, y quien quiera saberlas puede consultarlas en la biograf¨ªa de la web, nazarioluque.com¡±, comenta charlando en su casa.
No todo fueron risas. Los escombros de las resacas, el suicidio de amigos o la aparici¨®n del sida est¨¢n muy presentes en el texto
A Nazario le interesaba explicar la vida cotidiana para que se sepa que no todo en la peripecia del underground fueron risas. Los escombros de las resacas, el suicidio de amigos, la muerte por sobredosis, el tr¨¢gico final de Oca?a (abrasado con un disfraz de papeles de seda) o la aparici¨®n del sida est¨¢n muy presentes en su relato biogr¨¢fico. ¡°Nos mov¨ªamos por el ambiente como por campos de minas. ?ramos unos supervivientes¡±. Y tambi¨¦n quer¨ªa contarla porque, ¡°a diferencia de la movida madrile?a, con un alcalde como Tierno que la apoyaba, aqu¨ª no se ha hecho nada. La movida barcelonesa es una desconocida. No se ha interesado nadie por ella¡±. No era una Barcelona confortable. Nazario explica, por ejemplo, la verbena de 1977, cuando ¨¦l, Oca?a y el Osito fueron detenidos en el Caf¨¦ de la ?pera por cantar y mariconear con unos amigos. Las malas pulgas de unos guardias urbanos provocaron un mot¨ªn de la gente. Total, tres d¨ªas de c¨¢rcel, donde coincidieron con los actores de Els Joglars. Una Barcelona, sin embargo, con un fulgor que, considera, se ha apagado. ¡°Ahora es una ciudad m¨¢s reprimida¡±.
El underground eran los tebeos del grupo El Rollo; era que la traducci¨®n inglesa de un c¨®mic solo pudiera venderse en Estados Unidos en las sex-shops y envuelto en celof¨¢n, o era tener que imprimir (1975) en una vietnamita de la universidad 200 ejemplares de La Pira?a Divina, donde Nazario reuni¨® sus trabajos m¨¢s impublicables. Curiosamente, un a?o despu¨¦s pudieron editarse legalmente las mismas historietas y ¨²nicamente hubo una multa porque, en el pr¨®logo, Terenci Moix nombraba las palabras ¡°paja¡± y ¡°masturbaci¨®n¡± m¨¢s de veinte veces en una p¨¢gina y media. Pero el underground, para Nazario y sus amigos, tambi¨¦n era provocaci¨®n cotidiana. El despelote, y m¨¢s en p¨²blico, en los a?os setenta, en Canet Rock o en las Jornadas Libertarias fue casi un ritual. En otro sitio Nazario ha escrito que ellos eran unos peque?oburgueses pasotas y drogadictos para la izquierda comunista y socialista, y basura anarquista, rayando en terroristas, para la derecha. El libro permite dibujar una ruta de los bares y locales predilectos de aquella tribu: Las Cuevas, Kike, La Gran Cava, London, Zeleste, C¨²pula Venus, Magic¡
Nazario, sin embargo, siempre ha sido muy estricto al aplicar el concepto underground a una obra. ¡°Ha de cumplir tres condiciones: que la edites con tu dinero, que te niegues a autocensurarte y que distribuyas tu material por circuitos paralelos¡±. De hecho, en el libro da como una fecha del entierro del underground cuando el suplemento Arte y pensamiento de EL PA?S (20 noviembre de 1977) public¨® unas p¨¢ginas dedicadas a Ceesepe, Mariscal, Hortelano y ¨¦l. Sin embargo, en 1981, cuando clausure en Barcelona su primera exposici¨®n individual, convocar¨¢ a los amigos, pondr¨¢ crespones negros en la obra expuesta y con un ata¨²d celebrar¨¢ las exequias del underground. ¡°C¨®mo me voy a seguir creyendo underground cuando te dan la Medalla de Oro de Bellas Artes. Ser¨ªa jugar al equ¨ªvoco¡±, comenta ahora.
¡°Los exhibicionistas nos volcamos en nuestros diarios como el n¨¢ufrago que mete un escrito en la botella y lo lanza al mar¡±
Evidentemente, las cosas han cambiado. Tentaci¨®n, Martirio y Triunfo de San Reprimonio, Virgen y m¨¢rtir tuvo que publicarlo en la revista francesa Zinc. Hoy est¨¢ en el Reina Sof¨ªa. Este mes tiene una exposici¨®n en C¨®rdoba donde, todav¨ªa en 1990, tuvo problemas para exponer y la imprenta Tipograf¨ªa Cat¨®lica se neg¨® a editar el cat¨¢logo alegando cl¨¢usula de conciencia. Claro que Facebook le ha cerrado cinco veces su cuenta. ¡°No voy a poner otro desnudo para que me la vuelvan a cerrar¡±. Nazario dej¨® el c¨®mic por la pintura, que tambi¨¦n ha abandonado. ¡°Me di cuenta de que hac¨ªa una obra demasiado refinada y tem¨ª repetirme, caer en el manierismo. Adem¨¢s, las dos galer¨ªas con las que trabajaba han cerrado¡±.
Dedicado a escribir su biograf¨ªa y, como un voyeur minucioso, a fotografiar desde el balc¨®n de su piso lo que sucede en la plaza Reial, Nazario ha estado esperando unos tres a?os a que una editorial se interesara por el libro, que dedica a ¡°mi Alejandro¡±, su pareja, fallecido en 2014. Educado en las confidencias del confesionario, Nazario escribe en ¨¦l: ¡°Los exhibicionistas nos volcamos en nuestros diarios como el n¨¢ufrago que mete un escrito en la botella y lo lanza al mar¡±.
Un libro en el que las escenas libertinas se mezclan con iconos de v¨ªrgenes y toreros. Donde se cita al inevitable Jean Genet, que vivi¨® otra Barcelona m¨¢s canalla, pero tambi¨¦n a Bataille o Dreyer. Donde en la larga lista de amantes tiene cabida un novio guardia civil. Ahora es abstemio, no fuma y, dice en el libro, la ¨²nica droga que no piensa abandonar es el sexo. Nazario entend¨ªa el underground tambi¨¦n como una forma de vida. Por eso no cree que sus amigos se enfaden por lo que ha escrito. ¡°Todo lo cuento como una cosa normal¡±. Y ah¨ª est¨¢ el relato de este, como dijo V¨¢zquez Montalb¨¢n, agitador moral.
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