Cat¨¢logo de la excelencia

Paul Bley, uno de los m¨¢s grandes pianistas de jazz de la historia, dijo en el a?o 2002: ¡°Si no hubiese un Keith Ja?rrett, habr¨ªa sitio para un Brad Mehldau¡±. Para entonces, Mehldau llevaba algo m¨¢s de una d¨¦cada como profesional y ya era el pianista m¨¢s influyente de su generaci¨®n. Su tr¨ªo con Larry Grenadier y Jorge Rossy, un poco por imperativo discogr¨¢fico, pero en gran medida por un corpus creativo realmente fascinante, se convirti¨® en el relevo generacional del gran tr¨ªo de piano de su tiempo, como hab¨ªan hecho en el pasado los de Jarrett, Bill Evans, Oscar Peterson, Ahmad Jamal y unos pocos m¨¢s que trascendieron m¨¢s all¨¢ de lo puramente musical, convirti¨¦ndose en iconos del formato y del g¨¦nero.

Poco despu¨¦s, en 2005, Mehldau renov¨® su tr¨ªo sustituyendo a Rossy por el baterista Jeff Ballard, un m¨²sico m¨¢s din¨¢mico y sumiso que el catal¨¢n, inaugurando una etapa en la que el pianista se ha concentrado menos en el tr¨ªo como formato esencial, abri¨¦ndose m¨¢s a otras propuestas y, simult¨¢neamente, cerrando filas en torno a su propia personalidad, que es desde hace a?os el rotundo epicentro de todos sus proyectos. Cuando Mehldau es el pianista, la m¨²sica se nutre de su presencia y pivota sobre ella de forma centr¨ªpeta.

Su nuevo disco es la culminaci¨®n de su enorme crecimiento dentro del formato tr¨ªo, un registro impecable que se sit¨²a entre lo mejor que el pianista ha publicado. Bajo su apariencia de disco inofensivo, enmarc¨¢ndose en un comercialmente atractivo ep¨ªgrafe, este Blues and Ballads es un aut¨¦ntico cat¨¢logo de excelencia pian¨ªstica sintetizada. Un disco sin impurezas, brillante, tan humilde como soberbio.

La mayor parte del ¨¢lbum se grab¨® en diciembre de 2012, en una sesi¨®n gloriosa que produjo cuatro pepitas de oro que suponen los puntos ¨¢lgidos del trabajo, completada por tres temas que sirven, sin salirse de la excelencia del conjunto, para dar forma al concepto de disco amable que anticipa su t¨ªtulo. Atr¨¢s quedaron los d¨ªas en los que el tr¨ªo era para Brad Mehl?dau un veh¨ªculo de experimentaci¨®n, de ponerse a s¨ª mismo contra las cuerdas para exprimir al m¨¢ximo la hipertrofia de sus atributos pian¨ªsticos (independencia de manos, insultante capacidad para la polirritmia¡­). Hoy, su estilo es tan apabullante, sus frases tan perfectas, efervescentes y originales, que todo lo que ocurre es por y para ¨¦l y su instrumento. Grenadier y Ballard han alcanzado tal grado de complicidad con Mehldau que tocan todo lo que se puede tocar para sostener sin inmiscuirse. El del pianista no es el paradigma del tr¨ªo democr¨¢tico en el que todos los miembros construyen en com¨²n: aqu¨ª Mehldau se?ala y sus compa?eros le siguen de la mejor forma en la que uno podr¨ªa hacerlo. No de cualquier manera, cuidado: de la mejor.

Veinte a?os despu¨¦s de su legendario The Art of the Trio Volume One, Brad Mehl?dau se ha desembarazado de todo atisbo de lastre art¨ªstico, complejos, autoindulgencia y pedanter¨ªa, consiguiendo crecer a?o a a?o hasta ser no solo el pianista de jazz m¨¢s influyente de su generaci¨®n, sino tambi¨¦n, indudablemente, el m¨¢s importante. Y puede que el mejor.

Blues and Ballads. Brad Mehldau. Nonesuch Records