La mina de oro de los plagios
Con una industria musical en horas bajas, se incrementa la b¨²squeda de similitudes entre canciones de ¨¦xito y temas del pasado. En liza hay cantidades millonarias
Ha sido noticia: un jurado californiano ha dictaminado que Stairway to heaven, la canci¨®n m¨¢s legendaria (y rentable) de Led Zeppelin, no es un plagio de Taurus, pieza instrumental del grupo californiano Spirit. La resoluci¨®n ha tra¨ªdo gran alivio a las editoriales musicales, donde se tem¨ªan una avalancha de denuncias similares. Con el encogimiento de la industria, todo el mundo est¨¢ buscando una tajada del negocio editorial, el sector que menos ha sufrido la crisis de la era digital.
En la m¨²sica popular, el plagio tiene una larga tradici¨®n e, incluso, est¨¢ aceptado como m¨¦todo creativo si se camufla como ¡°homenaje¡± o ¡°continuaci¨®n de la tradici¨®n¡±; no es la mancha deshonrosa e imborrable que acompa?a al plagiario literario. Sin embargo, produce serias consecuencias econ¨®micas: si hablamos de un ¨¦xito, los derechos de autor resultan cuantificables y apetitosos. Un Stairway to heaven habr¨ªa generado un m¨ªnimo de 500 millones de euros.
Led Zeppelin han sido un grupo particularmente susceptible a esos pleitos. Mucho de su repertorio inicial part¨ªa de blues hist¨®ricos y melod¨ªas de artistas de folk contempor¨¢neo. En 1993, en declaraciones a la revista Guitar World, Jimmy Page reconoc¨ªa esa pr¨¢ctica y se excusaba: ¡°Por lo que a m¨ª respecta, intentaba traer algo fresco, alguna variaci¨®n, a cualquier cosa que usara. Y se supone que Robert [Plant, cantante] ten¨ªa que cambiar la letra, aunque no siempre lo hizo; de ah¨ª derivan la mayor parte de nuestros problemas¡±.
El problema: ni Jimmy ni Robert asum¨ªan esas deudas, excepto cuando los derechohabientes amenazaban con acudir los juzgados. Todos los artistas tienen alma de urraca, pero lo de Led Zeppelin quedaba feo: se negaban a indemnizar a m¨²sicos m¨¢s pobres. Que conste que otros colegas son m¨¢s puntillosos: los Rolling Stones consignan escrupulosamente los pr¨¦stamos de los viejos bluesmen.
Bajo presi¨®n, Led Zeppelin admit¨ªa que Whole lotta love derivaba de You need love, composici¨®n de Willie Dixon para Muddy Waters. O que Dazed & confused era una versi¨®n del tema hom¨®nimo del cantautor Jake Holmes, al que el Jimmy Page hab¨ªa visto actuar en un club neoyorquino.
As¨ª que entra dentro de lo posible que Page hiciera algo parecido con la creaci¨®n de Spirit, grupo con el que coincidieron en bolos. Aparte, Robert Plant siempre ha manifestado devoci¨®n por el rock psicod¨¦lico estadonidense, del que Spirit es un ejemplo muy apreciado en el Reino Unido; el mismo Page confes¨® que ten¨ªa en su colecci¨®n el LP que inclu¨ªa Taurus.
Sin embargo, el veredicto les ha sido favorable. Por varias razones: (1) el fragmento supuestamente plagiado es una m¨ªnima fracci¨®n del monumental Stairway to heaven; (2) Page y Plant, a pesar de sus diferencias personales, se volcaron en la defensa; (3) han pasado 45 a?os desde la publicaci¨®n de Stairway to heaven y el autor de Taurus, Randy California, fallecido en 1999, se?al¨® las similitudes pero nunca tom¨® acci¨®n legal; fue su hijo quien puso en marcha la maquinaria legal.
Esa pereza se paga. En 2000, el pianista Johnnie Johnson aleg¨® ser coautor de numerosos cl¨¢sicos del repertorio de Chuck Berry; el caso fue desestimado al considerar que hab¨ªa tenido cuatro d¨¦cadas para reivindicar sus aportaciones. Evidentemente, no se tom¨® en cuenta la peculiar din¨¢mica laboral entre un m¨²sico de alquiler y la figura que le contrata, pero tanto retraso hundi¨® su causa.
Los abogados especializados saben que es mejor demandar en caliente. En 2013, el cantante Thicke tuvo uno de los pelotazos del a?o con Blurred lines. Pero se fue de la lengua: entrevistado por Billboard, la principal revista del negocio musical, cont¨® que hab¨ªa sugerido al productor, Pharrell Williams, que crearan algo en la onda de Got to give it up, el llenapistas del sublime Marvin Gaye. Y que estaban tan inspirados que les sali¨® Blurred lines ¡°en nada, en hora y media.¡±
Los herederos de Marvin saltaron a la yugular. El pasado a?o, un jurado fall¨® que hab¨ªa una infracci¨®n de la propiedad intelectual, cuantificando el da?o en 6.600.000 euros (los acusados est¨¢n apelando esa sentencia). Aunque el asunto era dudoso ¨Cse copi¨® m¨¢s el estilo que la canci¨®n en s¨ª- dicen que Thicke y Williams causaron mala impresi¨®n: reconocidos hedonistas, hasta hubo un intento de justificarse alegando que los detalles de la grabaci¨®n se hab¨ªan desdibujado debido al excesivo consumo de alcohol y el analg¨¦sico Vicodina.
Veremos muchos casos similares. Ahora mismo, los 60 a?os de m¨²sica pop est¨¢n al alcance de un clic, con lo que cuesta resistirse a la tentaci¨®n del pastiche. Aparte, los actuales modos de producci¨®n tienden a la suma de especialistas: colaboran un forjador de bases, un topliner (responsable de letras y/o melod¨ªas), m¨²sicos de estudio, voces, tal vez un DJ y un rapper. Nunca est¨¢n juntos en el estudio y, durante tan prolongada elaboraci¨®n, facilmente se puede colar el ADN de un tema preexistente. Ocurre todos los d¨ªas y, si es detectado, se pacta entre bambalinas: una cantidad fija o un porcentaje, con o sin menci¨®n en los cr¨¦ditos.
Si no hay acuerdo, es el turno de los letrados, los music¨®logos, los jurados¡y los medios. ?Saben? Nada gusta tanto al p¨²blico como un proceso de plagio.
Pillados in fraganti
The Beach Boys: Surfin' USA (1963) era el Sweet little sixteen (1958), de Chuck Berry, con nueva letra. El "olvido" del nombre de Berry les supuso perder el 100 % de los ingresos editoriales de Surfin' USA.
George Harrison: su My sweet Lord (1971) se parec¨ªa demasiado a He's so fine (1973), de las Chiffons. Fue condenado; el juez sugiri¨® que pudo ser un plagio "involuntario".
Michael Jackson: Wanna be startin' somethin' (1982) repet¨ªa un c¨¢ntico extra¨ªdo de Soul makossa (1972), de Manu Dibango. El camerun¨¦s recibi¨® un mill¨®n de francos como compensaci¨®n.
Radiohead: Tras el ¨¦xito de Creep (1992), Albert Hammond demostr¨® que estaba emparentado con su The air that I breathe, que grabaron los Hollies en 1973. Radiohead rara vez ha vuelto a tocar Creep.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.