Annie Ernaux: una mujer del pueblo
La escritora francesa, que publica nuevo libro, es una referencia de la literatura autobiogr¨¢fica
Desde hace muchos a?os Annie Ernaux (Lilebonne, 1940) viene entonando una m¨²sica distinta en el panorama literario franc¨¦s, una m¨²sica popular, curiosamente de estilo cl¨¢sico, pese a sus expresiones coloquiales, su franc¨¦s ¡° de la calle¡± que marca su estilo. Sus libros, son tambi¨¦n parte de esa ¡°memoria silenciosa¡± de una parte de la sociedad francesa, campesina, cat¨®lica y rural. Annie Ernaux no es una escritora burguesa, sus libros, son el testimonio de alguien que logr¨®, a trav¨¦s de ese fen¨®meno franc¨¦s que fue los ¡°treinta gloriosos¡±, salir de la austeridad mortal de un pueblo del norte a la gran ciudad, hacer estudios superiores, llegar a escribir de forma certera para ¡°vengar a su raza¡±.
Como escribi¨® Pierre Bourdieux, mujeres que rompen con ¡°la dominaci¨®n masculina¡±. Para entender a la Francia de esos a?os, para modelar una forma de subjetividad femenina, ella escribe la historia de una mujer que se piensa a trav¨¦s de ese gran Otro que es el hombre, que padece la dominaci¨®n hasta el punto de la obsesi¨®n, incapaz de verse como una entidad completa, busc¨¢ndose en modelos de mujeres libres, perdi¨¦ndose en ese laberinto. Era imprescindible la mujer que escribe llegando a ocupar un espacio en la "rep¨²blica de las letras", donde, hay que decirlo, obtener el reconocimiento es acceder al mundo de la aristocracia literaria, abandonar el silencio y dar voz a una clase oprimida, por invisible. Tal vez de ah¨ª se entienda la fobia que muchos escritores sienten por Annie Ernaux, ella es la ant¨ªtesis de Simone de Beauvoir, no hay Sartre y no hay burgues¨ªa, hay una mujer que revela detalles de su infancia en Ivetot, casas peque?as, sin ducha, con ba?os en el jard¨ªn, un silo, en el mejor de los casos. Una joven que se pasea un d¨ªa con su pobre padre en terno (como suele vestirse la gente de campo cuando sale de paseo) por Biarritz y que siente verg¨¹enza por no llevar ropa de ba?o para bajar a la playa.
¡°Recibir la vida como una cachetada¡±, es el ep¨ªgrafe de Lautr¨¦amont que cita la autora en su ¨²ltimo libro M¨¦moire de fille (Gallimard, 2016). Memoria de esa ni?a, luego adolescente, y m¨¢s tarde mujer, ahora con 75 a?os, que hace el esfuerzo de recordar, de poner palabras ah¨ª donde no hay texto, de recrear los hechos m¨¢s traum¨¢ticos, el aborto (La ocupaci¨®n, 2002), Los a?os (2008, ¨¦poca de Mitterrand) o La plaza (1983), sobre el padre y la verg¨¹enza de clase, por citar algunos de sus libros m¨¢s conocidos. En Francia el origen es un estigma, una ¡°verg¨¹enza social¡± que no se despega de la persona que la padece, por eso, su conciencia de clase la lleva a recorrer esos espacios que para otros escritores son un terreno ajeno. Ni Duras, ni Beauvoir, ni Colette, han hablado desde una clase inferior a la clase media alta, ni con tanto detalle, ni con tanta obsesi¨®n.
La madre de Ernaux es el espejo m¨¢s importante, y as¨ª como Beauvoir escribir¨¢ Una muerte suave, Ernaux dedicar¨¢ un libro a su madre enferma de Alzheimer, No he salido de la noche. Ah¨ª describe la frustraci¨®n de no poder comunicar con ella, a quien ve como un ave escapada de un corral, y con la que se instalar¨¢ una especie de guerra de clases: esa madre que hablaba en dialecto franc¨¦s y que ya no se reconoce en las expresiones rebuscadas de la hija. Todo este tiempo ha sido necesario, toda esta escritura, para que la autora pueda autorizarse a ¡°ser ella misma¡± y acepte un d¨ªa que sus libros son le¨ªdos por muchas mujeres que tambi¨¦n est¨¢n rodeadas por hombres dispuestos a lanzarles la primera piedra (M¨¦moire de fille). Como ella escribe en esta memoria intensa: Ella no tiene un yo determinado, sino varios que pasan de un libro al otro. Construcci¨®n de subjetividad en la historia, de un yo que se apoya en un lenguaje fr¨ªo, en el detalle cl¨ªnico que muchas de sus lectoras le reprochan, un franc¨¦s casi quir¨²rgico. He le¨ªdo muchas veces los reproches que le hacen sus lectoras por esa frialdad con la que habla de sus padres o de su infancia. O la verg¨¹enza que es un sentimiento recurrente, no cambiar algunos patrones femeninos, estar orgullosa de haber llegado a ser ¡°alguien¡± en el panorama literario franc¨¦s. Pero es m¨¢s complejo que eso, es haber construido su propio modelo de mujer, una historia de mujer con rostro, una suerte de antropolog¨ªa de clase media-baja, o sociolog¨ªa literaria, como ella quisiera llamarla. No es la Memoria de una joven burguesa, es la memoria fragmentada, con destellos brillantes, de una joven rural que ha completado una parte del panorama de la realidad en Francia. Es la exploradora de esa joven rural que se convirti¨® en Otra, con capacidad de decir cosas tantas veces disimuladas por otras mujeres tras una mueca, un silencio, traicionando sus or¨ªgenes. O detr¨¢s de la tercera persona, porque ella, Ernaux, busca que la identifiquen en primera persona, a la vista de todo el mundo, con nombre propio.
El adjetivo ¡°popular¡±, no quita nada a la calidad de sus libros. La poes¨ªa est¨¢ tambi¨¦n en ¡°la cultura popular¡± desde?ada por las clases dominantes y consideradas de mal gusto. Ella, las ennoblece y deliberadamente las coloca en el centro de sus ficciones invirtiendo las categor¨ªas, lo que es ¡°de mal gusto¡±, cobra rango literario, esa es su peque?a revoluci¨®n. Y se lo agradecemos. M¨²sica, maneras, reminiscencias populares, fotos un poco veladas, como las vacaciones pagadas, los campamentos de verano, etc. Es cierto, como ella dice, ninguno de los escritores franceses (ni Sagan, ni Robbe-Grillet, tampoco Duras o Beauvoir) han escrito sobre los supermercados, ni sobre el RER (tren de cercan¨ªas), menos han vivido en un pueblo olvidado en los altos de una tienda como la de los padres de Ernaux, pues no, no hay ese registro, como tampoco hay el de una mujer que decidi¨® que ella no solo era escritora sino una memoria viva, que ten¨ªa la obligaci¨®n de escribir como lo hace, con pasi¨®n, con impudor, con todo el cuerpo.
La editorial Cabaret Voltaire publicar¨¢ en septiembre M¨¦moire de fille (Memoria de chica) en traducci¨®n de Lydia V¨¢zquez Jim¨¦nez.
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