¡®D¨¦j¨¤ v¨²¡¯ veraniego
La temporada se ha convertido en un sin¨®nimo de refritos insoportables
Hace unos d¨ªas un amigo me llam¨® muy emocionado para que lo acompa?ara a ver Independence Day: Resurgence, sobre un grupo de humanos que luchan contra una invasi¨®n extraterrestre. Aunque casi siempre me apunto a ver el estreno de la semana por la tentaci¨®n de sentarme en la butaca con una cubeta de palomitas a presenciar el espect¨¢culo de los efectos especiales que solo Hollywood puede ofrecer, no encontr¨¦ ning¨²n motivo para aceptar la invitaci¨®n. Pens¨¦ que ya fui feliz comiendo esas palomitas y viendo esa pel¨ªcula hace 20 a?os, cuando Roland Emmerich revolucion¨® el mundo de los taquillazos con la primera entrega de la cinta.
En ese entonces ten¨ªa 14 a?os. A esa edad nada me emocionaba m¨¢s que refugiarme del calor en las salas de cine viendo casi cualquier producto exportado de Estados Unidos. La espera para que llegaran julio y agosto --y con ellos las apuestas masivas del cine gringo-- se hac¨ªa larga. Ahora, sin embargo, el est¨ªo es para m¨ª una ¨¦poca para mantenerse alejado de las salas. La temporada se ha convertido en un sin¨®nimo de refritos insoportables.
En su libro Blockbusters, Anita Elberse, explica c¨®mo Alan Horn, que estuvo 12 a?os al frente de Warner Bros. cambi¨® las reglas del juego de los grandes taquillazos. La autora, profesora en la escuela de negocios de Harvard, expone la estrategia del ¨²nico ejecutivo que ha logrado ganancias anuales por m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares a lo largo de una d¨¦cada.
Cuando Horn lleg¨® a su cargo, en 1999, cre¨® el esquema de pel¨ªculas-evento. Hizo que el mayor de los seis estudios de Hollywood concentrara sus recursos en cuatro o cinco cintas de las 25 que producen cada a?o en promedio. Ese pu?ado de proyectos, repletos de estrellas, con grandes directores y costosos efectos especiales, pod¨ªa llegar a absorber hasta un tercio del presupuesto total de Warner Brothers. El experimento para maximizar las ganancias se convirti¨® en un ¨¦xito y en 2010, por ejemplo, tres de estas grandes apuestas aportaron el 50% de los ingresos del estudio.
A Horn, el encargado de dar luz verde a los proyectos, le debemos haber visto en las pantallas 300, The Dark Knight, The Departed, The Hangover y la saga de Harry Potter. Su objetivo era convertir las pel¨ªculas-evento en se?uelos para ¡°los cuatro cuadrantes¡±: no importa si eres hombre o mujer ni la edad que tengas, la cinta debe ser atractiva para ti.
No soy ingenuo. Hollywood siempre ha vendido nostalgia y la estrategia descrita incluye hacer productos intergeneracionales para abarcar audiencias m¨¢s grandes. La efectividad de esto se ha probado en varios a?os, pero en 2015 present¨® dos argumentos particularmente exitosos. El primero fue, precisamente en verano, Jurassic World, una cinta que cost¨® 150 millones de d¨®lares que gener¨® mil millones en todo el mundo. Meses despu¨¦s se estren¨® Star Wars: The Force Awakens, que a pesar de costar 245 millones de d¨®lares logr¨® desbancar a Avatar como la pel¨ªcula con mayor taquilla en la historia (1.100 millones en todo el mundo).
Elberse se pregunta en su libro, de 2013, c¨®mo los servicios de streaming impactar¨¢n la efectividad de la estrategia de los grandes estudios para correr riesgos millonarios a la espera de reventar las taquillas del planeta. Los ejemplos de Jurassic World y Star Wars son muestra de que no es tan sencillo. El negocio no ha hecho m¨¢s que crecer. Jurassic Park, la primera entrega del mundo de Michael Crichton, dirigida por Steven Spielberg en 1993, tuvo un presupuesto de 63 millones de d¨®lares y gener¨® m¨¢s de 300 millones en ventas de boletos. Algo similar sucedi¨® con Independence Day. En ambos casos, mi generaci¨®n es carnada de los grandes estudios, que lograr¨¢n sentarnos en una sala de cine si una duda golpea nuestra cabeza con suficiente fuerza: ?me lo pasar¨¦ tan bien frente a la pantalla como la primera vez que vi esta pel¨ªcula?
Babelia
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