La arquitectura, entre la reparaci¨®n y el edificio-paisaje
El IV congreso de Pamplona analiza las tendencias constructivas
?Es Bjarke Ingels la ¨²ltima estrella de una disciplina cansada de la fama de un pu?ado de profesionales cuyos defectos les salpican y cuyas ventajas no comparten? Si el dan¨¦s lo es -como parece indicar el hecho de que construya la sede de Google en California o que haya sustituido a Norman Foster para levantar el World Trade Center 2 en Manhattan-, la duda que se plantea es si Ingels es una r¨¦mora de la burbuja arquitect¨®nica del siglo XX o la excepci¨®n del XXI. El trabajo de los arquitectos que levanten rascacielos y edificios de gran escala es ya una excepci¨®n. Y como tal deber¨ªa reconocerse en un momento en el que m¨¢s proyectistas que nunca viven en un mundo occidental m¨¢s en reparaci¨®n que en construcci¨®n y en otro mundo autoconstruido que tendemos a ignorar aunque ocupe dos tercios del planeta. Los profesionales que, como Ingels, hoy ocupan la vanguardia de la profesi¨®n pueden ser considerados visionarios, pero no son mod¨¦licos. Y eso no es f¨¢cil en una disciplina siempre sedienta de l¨ªderes que indiquen el camino.
Mientras la mitad de la poblaci¨®n mundial se concentra en las ciudades -un 2% del territorio del planeta-, las nuevas estrellas de la arquitectura idean edificios-paisaje gigantescos que m¨¢s que sumarse a lo existente se a¨ªslan del entorno. Eso s¨ª, inventan el rascacielos-ciudad (Der Rotterdam de OMA) o unen la costa,ciudad y edificio como hace la ?pera de Oslo de Shn?etta. Ambos estudios hablaron en el IV Congreso organizado por la Fundaci¨®n Arquitectura y Sociedad esta semana en Pamplona.
De esa vanguardia de edificios que parece un invento del TBO y que entusiasma a los estudiantes, el mundo latino -representado en la ¨²ltima Bienal de Venecia como v¨ªa para trabajar con pocos medios- necesita aprender el entusiasmo. Debe evidenciar que la ¨¦tica y la necesidad pueden trabajarse desde una tecnolog¨ªa que se preocupe m¨¢s por el progreso que por el provecho.
El punto en com¨²n entre ambas opciones son los proyectos excepcionales capaces de, por ejemplo, transformar la basura en una monta?a. Bjarke Ingels lo ha hecho en Copenhague, pero Batlle y Roig -seleccionados en la ¨²ltima Bienal- lo hicieron sin necesidad de recurrir a la est¨¦tica de los c¨®mics en el Garraf (Barcelona).
Es esa imaginaci¨®n entre naif y enloquecida que emplean los c¨®mics para representar el futuro lo que parece concentrar el nuevo espect¨¢culo arquitect¨®nico. Edificios con forma de n¨²mero (Ingels) o escaleras que unen calles y azoteas (MVRDV en R¨®terdam) dejaron claro en este congreso que la austeridad que protagoniz¨® las tres citas previas ha virado hacia la reinvenci¨®n del espect¨¢culo.
?Cu¨¢nto duran las ideas? ?Puede la arquitectura acercarse al trepidante ritmo de renovaci¨®n de la industria de la moda? A tenor de las presentaciones, el lema Cambio de Clima ha sido m¨¢s bien interpretado como un s¨¢lvese quien pueda. As¨ª, se habl¨® poco de energ¨ªa, mucho de belleza y a¨²n m¨¢s de imaginaci¨®n.
Jean Philippe Vassal fue el arquitecto m¨¢s admirado. Puede que la mala conciencia lleve a admirar a quien ve m¨¢s poes¨ªa en el dinero que ahorra un cliente que en una casa fotog¨¦nica. Lacaton&Vassal a¨ªslan viviendas ampli¨¢ndolas y ahorrando energ¨ªa y dinero. El problema de los autores del Palais de Tokio de Par¨ªs es que el mundo ser¨ªa un lugar honesto pero poco vibrante si toda la arquitectura fuera como la suya. Puede que por eso Vassal no cosechase los bravos de los proyectos que cultivan el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa.
?Quiere eso decir que es necesario recuperar a las estrellas como parece proponer el elenco de Pritzkers reunidos en el congreso? Quiere decir m¨¢s bien que es fundamental hacer un esfuerzo por ver m¨¢s all¨¢. Por miedo que den -y los copos de nieve de Ingels o las escaleras de MVRDV lo dan-, ser¨ªa est¨²pido despreciar el potencial visionario que ha hecho que Shn?etta convierta en playa p¨²blica parte de su ?pera o que Ingels invierta su dinero en un material como el grafeno (mucho m¨¢s transparente y resistente que el vidrio).
Que el m¨¢s aplaudido fuese el holand¨¦s Winny Maas plantea hasta qu¨¦ punto la arquitectura es comunicaci¨®n. Su conferencia fue un tour de force en ¨¦l que el humor se re¨ªa de la imagen del arquitecto y la imaginaci¨®n invitaba a explorar lo que con mayor o menor acierto MVRDV lleva d¨¦cadas explorando en su Mercado Central de R¨®terdam o en las transformaciones de silos y almacenes: lo inexplorado. Maas lo resumi¨® con elocuencia: ¡°Se necesita ciencia para construir lo que parece ficci¨®n¡±.
Koolhaas bien vale un congreso
Es como los Rollings, uno nunca sabe si volver¨¢n a tocar. S¨®lo por escuchar a Koolhaas merec¨ªa la pena organizar un congreso como este. El holand¨¦s no ofrece un recetario. No invita a obedecerlo sino a cuestionarlo. Su discurso es como la universidad, uno va all¨ª para aprender algo que le puede incomodar. ¡°Hemos cambiado Libertad, Igualdad y Fraternidad por Seguridad, Comodidad y Sostenibilidad¡±, dijo. Su obsesi¨®n por lo ¨²ltimo lo sit¨²a m¨¢s cerca del periodismo que de la arquitectura. Y algo de eso refleja su trabajo, abriendo camino a golpe de experimentos que hacen siempre algo m¨¢s que destrozar a los que llegaron antes.
Babelia
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