Existi¨® una edad de oro en las series
La creaci¨®n televisiva norteamericana hizo cumbre con producciones como 'The Wire'. ?Ha llegado el ocaso?
Es transparente el tufo a modernidad de la revista cinematogr¨¢fica francesa (con franquicia espa?ola) Sofilm, pero ser¨ªa absurdo negar que entre esa raza afiliada a la impostura, sofisticados apologistas de ef¨ªmeras tonter¨ªas que ellos definen como propuestas radicales, el malditismo de serie Z, existen listos y tontos, profesionales imaginativos y que pueden otorgar brillantez al tratamiento de sus filias y tru?os pat¨¦ticos e ilegibles, incapaces de dotar de un m¨ªnimo atractivo a sus esforzados y militantes textos. Aunque frecuentemente no compartas sus amores, ser¨ªa de miopes o de necios no percibir la solidez y el encanto de determinadas entrevistas, reportajes y art¨ªculos de la sabrosa revista francesa Los Inrockup?tibles. Y me ocurre algo parecido con Sofilm. Hasta los cotilleos est¨¢n bien escritos. Y en medio de su fervoroso inter¨¦s por ?artistas? a los que uno ignora, desprecia, compadece o le resultan insoportables, de la previsible y cargante dedicaci¨®n de sus cr¨ªticas a pel¨ªculas que no se atreven a comprar ni a estrenar ni los distribuidores y exhibidores m¨¢s ardorosamente posmodernos, siempre me encuentro con alg¨²n texto que merece la pena, que no vas a encontrar en las revistas especializadas.
En el editorial del ¨²ltimo n¨²mero de Sofilm (dedicado, entre otras heterodoxas y volc¨¢nicas perlas, a los trascendentales Bruce Lee y Michael Bay) citan las presuntamente prof¨¦ticas y apocal¨ªpticas convicciones de John Landgraf, presidente de la cadena FX Network. Dice as¨ª: ¡°Desde mi punto de vista, los a?os 2015 y 2016 habr¨¢n significado la cumbre creativa de la televisi¨®n americana. Una vez pasemos esa etapa, vamos a notar un claro declive¡±. Sabe Dios cu¨¢les son pruebas concluyentes e irrefutables de este mecenas de las series para asegurar esto. Pero luego me informan los sagaces editorialistas de que gracias a este hombre han sido posibles las mejores series. Estas son, seg¨²n su docto criterio, Louie, Justified, Sons of Anarchy y The Americans. Y digo: que os den, chicos modernos. Si esta predicci¨®n saliese de la boquita de aquellos que se inventaron la ya mitol¨®gica HBO, podr¨ªa hacerles razonable caso. Pero el curr¨ªculum art¨ªstico del tal Landgraf no le permite afirmar que gracias a ¨¦l fue posible el esplendor en la hierba. A m¨ª me parecen sus criaturas como una especie de Estrenos TV con pretensiones. Pueden aguantar razonablemente una temporada; el resto es rutina, convenciones, mediocridad satisfecha.
?Qu¨¦ me queda, algo bueno de verdad? La? magn¨ªfica temporada de 'The Knick', dirigida por Soderbergh
Se puede comprobar lo que expongo anteriormente viendo una y otra vez las obras maestras que a partir del cambio de siglo empieza a parir la televisi¨®n norteamericana. Y que no me cambien la nacionalidad por lo de estadounidense. ?Alg¨²n cin¨¦filo de verdad denomina cine estadounidense al gran cine norteamericano de los a?os cuarenta, cincuenta y setenta, probablemente el mejor que ha existido y dirigido mayoritariamente por europeos? En el a?o 2000 comienza la relaci¨®n entre el boss de la mafia de Nueva Jersey y su voluptuosa y asustada psiquiatra, experta en el cruce de piernas, que escucha estupefacta la depresi¨®n del gran macho alfa porque los patos han emigrado de su piscina. Han llegado Los Soprano. Existe un arte progresivo y may¨²sculo en esta serie desde que irrumpen en sus guiones Matthew Weiner y Terence Winter. Y, parad¨®jicamente, los peores episodios son aquellos que firma el creador de la serie, especializado en sue?os y en psicoan¨¢lisis, un valioso y sobrevalorado David Chase. Y a Alan Ball, corrosivo y magn¨ªfico guionista de American Beauty, inventor de un cl¨¢sico tragic¨®mico y profundo, perturbador y complejo como A dos metros bajo tierra, solo se le ocurre, instalado en el ¨¦xito, montar una serie tan est¨²pida, in¨²tilmente homosexual, fluctuando entre el terror vamp¨ªrico y el gui?o a los amiguetes titulada True Blood. Y entre los ilustres guionistas de la magistralThe Wireest¨¢n varios escritores excelentes como Dennis Lehane, Richard Price y George Pelecanos. Pero alguno de ellos, en un exceso de honradez, ha declarado que, por el bien de The Wire, esta pod¨ªa haberse acabado antes. No estoy de acuerdo, aunque comprendo lo de intentar estirar algo que hab¨ªa sido perfecto. La ¨²ltima temporada, centrada en la miseria period¨ªstica, la bastarda adaptaci¨®n de los medios a los nuevos tiempos, la seguridad de que el sistema y su mierda cong¨¦nita siempre vencer¨¢n aunque los antih¨¦roes inventen trucos desesperados e ilegales para impedirlo (pobre y tramposo McNulty, pobre y cerebral Lester Freamon), tambi¨¦n es magistral. Y despu¨¦s el maravilloso David Simon, arquitecto de The Wire, ha seguido contando su visi¨®n de las personas y las cosas. Y Trem¨¦ est¨¢ rodada con un cari?o y una comprensi¨®n hacia los personajes aut¨¦nticamente conmovedores. Y existe conocimiento y amor hacia la m¨²sica. Pero The Wire es Shakespeare, es insuperable.
Veo las series con infinito retraso, cuando salen en DVD o en Blu-ray, en ese mercado dirigido por idiotas o delincuentes. Pero constato que muchos de los que las ven puntualmente no poseen criterio o me hablan admirativamente de productos que son mierda. Y pago muchos euros por comprar la segunda e infame temporada de Fargo, una imbecilidad hipermoderna con la pantalla caprichosamente dividida en dos planos, en tres, en cuatro, y en la que aparecen platillos volantes en medio de un hiperrealismo de provincias; una serie en la que el ¨²nico interrogante es qu¨¦ memez a¨²n superior se le puede ocurrir al guionista o al creador en el cap¨ªtulo siguiente. Y los primeros cap¨ªtulos de la sofisticada ?Better Call Saul, del creador de Breaking Bad, son para meterse los dedos en la garganta y vomitar. Por pretenciosa, por boba. Luego se arregla un poco. O despu¨¦s del ¨¦xito de la danesa y encomiable Borgen, animarme a comprar, siguiendo las opiniones que declaran excelsas las series escandinavas, un tost¨®n que no avanza como The Killing. ?Y qu¨¦ me queda, algo que sea bueno de verdad, sin necesitar promoci¨®n ni elogios cr¨ªticos? Pues la tenebrosa y magn¨ªfica temporada de The Knick, dirigida enteramente por Soder?bergh. Con el final m¨¢s triste y consecuente que recuerdo, con el caballo como cura para la farlopa. Y no es una tonter¨ªa lo de que el mismo t¨ªo dirija toda la serie. Acu¨¦rdense de la primera temporada de True Detective. Intenten olvidarse de la segunda.
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