Cervantistas a la gre?a
Desde hace siglos, los estudiosos del autor del 'Quijote' se pelean sin tregua sobre sus secretos
Desde que dej¨® este mundo y sus personajes empezaron a vivir por los siglos de los siglos, cargando buena parte de sus enigmas, Miguel de Cervantes ha ido creciendo como un gran misterio. Tanto que la incesante catarata de teor¨ªas sobre su vida y su obra ha enfrentado sin tregua a los estudiosos. Los cervantistas ¡ª¨²nico autor espa?ol que merece disciplina propia¡ª son una raza tradicionalmente mal avenida. Hoy no se l¨ªan a mamporros o se baten en duelo, pero alrededor de las pol¨¦micas que va cargando el centenario siguen saltando chispas. De la cl¨¢sica discusi¨®n sobre el lugar de La Mancha con que comienza el Quijote ¡ªlas principales candidatas para la elucubraci¨®n de lo que no pasa de ser un sencillo recurso literario son Argamasilla de Alba y Villanueva de los Infantes¡ª a la obsesi¨®n por despojarle del punto de vista rom¨¢ntico que pinta al escritor como amargado por su fracaso, la ri?a no parece tener fin¡
?D¨®nde naci¨®? ?De verdad sobrevivi¨® al cautiverio de Argel con cuatro intentos de huida sin haber cedido a los favores sexuales de sus se?ores? ?Se trataba de un converso? ?Escribi¨® el Quijote en catal¨¢n antes de que se publicara en castellano? ?Era esp¨ªa, comisionista, agente doble, triple¡? La ri?a con Lope de Vega, ?estaba movida por la envidia?
Teor¨ªas y gustos hay para todos. Las interpretaciones sobre sus zonas oscuras var¨ªan entre el sentido com¨²n y el disparate. En estos tiempos del cuarto centenario, adem¨¢s, quedan a expensas de titulares baratos. Pero lo cierto es que los cervantistas no dan a¨²n con algunas de sus claves, que contin¨²an abiertas a pol¨¦micas constantes desde que falleciera en Madrid el 23 de abril de 1616.
"Entre puntadas de esgrima y cuchilladas anda la estirpe cervantina", dice Andr¨¦s Trapiello en el pr¨®logo de su obra Las vidas de Miguel de Cervantes (Austral). Desde la perspectiva del intruso escribi¨® el autor esta biograf¨ªa. No hace mucho, ha tenido el arrojo de traducir el Quijote al espa?ol actual. ¡°Fue un trabajo que me llen¨® de placer cada tarde. En vez de enfrascarnos en pol¨¦micas absurdas, no s¨¦ por qu¨¦ no nos preguntamos sobre sus claves m¨¢s profundas¡±, asegura Trapiello.
Y una es precisamente esa: ?Por qu¨¦ el Quijote es un libro que nos produce tanta felicidad al leerlo? Ah¨ª reside, seg¨²n Jordi Gracia, una de las verdades que destrozan la teor¨ªa rom¨¢ntica. En su reciente Miguel de Cervantes. La conquista de la iron¨ªa (Taurus), lo expone: ¡°No me creo que una obra as¨ª, llena de perfecto conocimiento sobre el ser humano y de compasi¨®n cumplidos los 50 a?os, fuera escrita por un hombre arisco, amargado, envidioso. Toda esa visi¨®n rom¨¢ntica que ha dominado los estudios durante tanto tiempo no se sostiene¡±.
Las aut¨¦nticas claves de ciertos escritores quedan sobre el papel. ¡°Si se sabe sentir, se sabe decir¡±, apunta Cervantes en El amante liberal. ?Hasta qu¨¦ insondable punto? Quien fue soldado en Italia, herido en Lepanto, cautivo en Argel, protegido de Juan de Austria, autor teatral m¨¢s o menos reconocido, inventor de la novela moderna, negociante en varios puntos de Espa?a, amante discreto pero proceloso, servidor de la corte, preso por equ¨ªvocas pr¨¢cticas mercantiles, no puede abarcar una visi¨®n un¨ªvoca.
Primera biograf¨ªa
Desde la primera biograf¨ªa que se le conoce, la de Gregorio Mayans, publicada en 1738, no ha cesado el combate. El periodo rom¨¢ntico fue encarnizado: todos contra Juan Eugenio Hartzenbusch por sus m¨¢s que atinadas correcciones sobre el texto. Despu¨¦s, una demasiado emocional Generaci¨®n del 98 lo eleva a la pesadumbre del m¨¢rtir. En el siglo XX, Am¨¦rico Castro lleg¨® a poner orden. ¡°Cambia la visi¨®n emocional por la cient¨ªfica¡±, asegura Jos¨¦ Manuel Luc¨ªa Meg¨ªas, presidente de honor de la Asociaci¨®n de Cervantistas ¡ªengloba a 400 expertos de 45 pa¨ªses¡ª, autor de La juventud de Cervantes y comisario de una exposici¨®n de la Biblioteca Nacional finalizado en mayo. ¡°Est¨¢n quienes te lo recitan de memoria, con el poco valor que puede tener eso a los seguidores de Castro, ya empe?ados en estudiarlo dentro de sus corrientes literarias con t¨¦cnicas cient¨ªficas¡±.
Entre los m¨¢s nocivos quedan quienes lo consideraban un ingenio lego. ¡°Aquel que por obra y gracia de no se sabe qu¨¦ y sin formaci¨®n ninguna, sin lecturas ni nada, compuso una obra como el Quijote, llena de citas cultas¡±, asegura Jos¨¦ Montero Reguera, catedr¨¢tico de la Universidad de Vigo.
Todo eso ha muerto. Como de desvanecer¨¢n las teor¨ªas recientes que lo convierten de golpe en leon¨¦s, ignorando la partida de nacimiento a disposici¨®n de quien la pida en el Ayuntamiento de Alcal¨¢ de Henares, o los que sostienen que escribi¨® su obra maestra en catal¨¢n: ¡°El cervantismo tradicional peca de mucha ret¨®rica vana. La pol¨¦mica que de verdad interesa, el texto de sus obras, no importa y deber¨ªa ser la primera¡±, asegura Francisco Rico, miembro de la Real Academia Espa?ola y fil¨®logo. Este, se considera un anatomista de sus obras. ¡°Hacer una edici¨®n digna tiene algo de restaurador de monumentos y director de orquesta¡±, afirma. Convertir en algo legible el Quijote, un texto sin p¨¢rrafos ni puntuaci¨®n y contaminado de intoxicaciones introducidas por los editores para que cuadrara, ha sido tarea de titanes. Queda ah¨ª su gran asunto, seg¨²n Rico. ¡°No en cosas de trastornados o pol¨¦micas absurdas como la del hallazgo de sus huesos. Por m¨ª, con ellos, pueden hacer Avecr¨¦n¡±.
En cuanto a las mujeres...
Otra de las frecuentes pol¨¦micas cervantistas reside en el tratamiento de las mujeres. Su modernidad desconcierta demasiado. Entre su consciente deseo de dotarlas de libertad al t¨®pico de la mutabilidad, que llega hasta la donna ¨¨ mobile verdiana, el autor traza todo un fresco de complejidades femeninas demasiado avanzadas para la ¨¦poca.
Aurora Egido, catedr¨¢tica de la Universidad de Zaragoza y miembro de la Real Academia Espa?ola, tiene su explicaci¨®n: "Fue, sin duda, maestro en la invenci¨®n de personajes, tanto hombres como mujeres. Los g¨¦neros literarios determinaban entonces bastante la configuraci¨®n de los caracteres. Y ah¨ª est¨¢ la novedad de Cervantes al romper el marco gen¨¦rico y trasvasarlo para crear seres singulares, dotados de entidad propia. Su originalidad reside en hacerlos vivos y veros¨ªmiles".
Desde Maritornes, Teresa Panza, Feliz Flora, Rosamunda o la Due?a Dolorida, pasando por Ana F¨¦lix, la singular Antonomasia o la perfecta Auristela, del Persiles, Cervantes mostr¨® una enorme capacidad para convertir en arte la naturaleza femenina. "Lo hizo ahondando en su interior, pero sin romper nunca las reglas del decoro", cree Egido. "Abarca toda la serie de vicios y virtudes posibles, ya se trate de hombres o mujeres. Pero ¨¦l no entr¨® nunca, como hicieron Quevedo y otros, en lo m¨¢s bajo". Quiz¨¢s, a?ade la acad¨¦mica, lo m¨¢s sorprendente de sus personajes femeninos sea su rebeld¨ªa: "As¨ª como su ingenio a la hora de hablar, obrar o elegir libremente su futuro por encima de las convenciones al uso".
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