Rihanna llega a Barcelona con su ¡®turmix¡¯ sonoro

La secuencia es com¨²n a muchas de ellas, pero no todas la coronan con la misma destreza: tras una irrupci¨®n medi¨¢ticamente sonora y el aval de unas ventas millonarias, el edulcorado R&B y el pop chicloso y semiadolescente de sus inicios acaba dando paso a productos de mayor cuajo. Muchas veces contaminados por las principales corrientes del subsuelo de la m¨²sica de baile m¨¢s inquieta, orientan su foco a un p¨²blico m¨¢s adulto y ¨Csupuestamente¨C versado. Ocurri¨® en su momento ¨Caunque con efectos fugaces¨C con Britney Spears. Ocurri¨® (y de qu¨¦ forma tan rotunda) con Beyonc¨¦, quien reina hoy en d¨ªa por derecho propio. E incluso est¨¢ empezando a ocurrir con ex estrellas de la factor¨ªa Disney que buscan cr¨¦dito en los t¨®tems de la galaxia alternativa, como es el caso reciente de Miley Cyrus y su alianza con The Flaming Lips.

En el caso de Rihanna, el paralelismo con Beyonc¨¦ es cualquier cosa menos gratuito: la de Barbados tambi¨¦n se aventur¨® a difundir su nuevo trabajo a trav¨¦s de la red (la plataforma Tidal, en un principio). Sin previo aviso, sigui¨® los pasos dados por la exDestiny's Child con los ¨¢lbumes Beyonc¨¦ (2013) y Lemonade (2016), expedidos con nocturnidad y cierta alevos¨ªa, salt¨¢ndose a la torera las leyes tradicionales de la gran industria musical. El Anti (2016) de Rihanna fue difundido por Tidal el 28 de enero pasado, y no vio la luz en las tiendas de toda la vida hasta una semana despu¨¦s. Pero lo m¨¢s sustancioso no fue eso, sino su contenido. Emborronando los contornos de sus canciones, jugando a desbaratar las expectativas y apostando, en definitiva, por recorrer el camino menos trillado, Rihanna consigui¨® con estas ¨²ltimas trece canciones su ¨¢lbum m¨¢s logrado y excitante. Tambi¨¦n es el menos convencional de su carrera, desde que Jay Z la descubriera hace m¨¢s de una d¨¦cada, editase Music of The Sun (2005) y tuviera en poco tiempo a todo el mundo comiendo de su mano, sin aparente esfuerzo.

Los argumentos que brinda un disco como Anti, cuya traducci¨®n al directo est¨¢ por ver esta noche en el Palau Sant Jordi, son afortunadamente audaces para alguien que ha vendido 200 millones de discos. Trap inquietante, reggae brumoso, dub reptante, gui?os a la psicodelia de Tame Impala... habr¨¢ que ver si el mastod¨®ntico entramado que sustenta esta clase de conciertos no ahoga ni diluye tal ¨¢ccesit de creatividad. La respuesta, hoy mismo.