?Y si ganara?

Hay mucho peligro en las ficciones brillantes que se inspiran en el ansia, el ejercicio, la metodolog¨ªa para conquistar el poder y mantenerlo a cualquier precio. Poder absoluto para dirigir la existencia de los humanos. Puedes llegar a cre¨¦rtelas si son buenas, tener la certeza absoluta de que est¨¢n reproduciendo la realidad de ese universo tan turbio llamado pol¨ªtica.

Resulta transparente que los creadores en la versi¨®n inglesa y norteamericana de la serie House of cards han le¨ªdo a Shakespeare. Tambi¨¦n que es indispensable para ser guionista en ella haber devorado varias veces Ricardo III y Macbeth. Es dif¨ªcil encontrar a alguien decente entre los cortesanos y reyes que se mueven por la Casa Blanca e ilustres y trascendentes aleda?os. S¨ª ambiguos, complejos, perversos de altura. Y la protagonizan dos demonios muy humanos, monarcas del chantaje, la manipulaci¨®n, la venganza, la traici¨®n, la crueldad, el pragmatismo feroz, el cinismo como supremo principio moral, la corrupci¨®n sistem¨¢tica, la implacabilidad. Su ¨²nica obsesi¨®n desde j¨®venes ha sido la de convertirse en los amos del universo. Y lo han conseguido. Son el presidente de Estados Unidos y su maquiav¨¦lica, elegante y temible esposa. Siniestros y despreciables. Pero tambi¨¦n te hipnotizan. Por su inteligencia, su infinita capacidad para el mal, que es su bien. Cuentan que Kevin Spacey es un extraordinario int¨¦rprete de Shakespeare. No me extra?a vi¨¦ndole interpretar a Frank Underwood. Sin ¨¦l no existir¨ªa House of cards.

Y si alguien va a mover los hilos del mundo, por supuesto que prefiero a esos grandiosos hijoputas que al goril¨®n cuyo discurso provoca a¨²n m¨¢s terror que estupefacci¨®n. Y ahora tambi¨¦n ha sacado a la palestra a la aspirante a primera dama. Es un pib¨®n esloveno. Vete a saber si detr¨¢s de esa fachada tambi¨¦n existe un cerebro como el de Claire Underwood. No es una pesadilla. Podr¨ªan ganar.