Duelo y compasi¨®n en Bayreuth
La 105? edici¨®n del festival creado por Wagner arranca marcada por las excepcionales medidas de seguridad tras los atentados en Baviera
La matanza de M¨²nich del pasado viernes ha ensombrecido el glamuroso arranque del Festival de Bayreuth. La fundamental cita veraniega con las ¨®peras de Wagner, que el propio compositor cre¨® en la ciudad b¨¢vara en 1876, no cont¨® este a?o con la habitual recepci¨®n de honor. No hubo alfombra roja con celebridades ni tampoco estuvieron las principales autoridades en se?al de duelo por la oleada de violencia en varias ciudades alemanas. Incluso la funci¨®n inaugural de hoy, donde se estrenaba una nueva producci¨®n de Parsifal, se ha dedicado a las v¨ªctimas y a sus familias. Dolor y compasi¨®n, que tambi¨¦n presidi¨® esta ma?ana el tradicional concierto frente a la tumba de Wagner situada en el jard¨ªn de Wahnfried, la ¨²ltima residencia del compositor. Comenz¨® con la lectura de un comunicado de repulsa y consternaci¨®n por lo sucedido en M¨²nich donde se record¨® a las v¨ªctimas de Par¨ªs, Bruselas, Orlando y Niza. Despu¨¦s varios miembros del coro y la orquesta del Festival dirigidos por Eberhard Friedrich ofrecieron una breve actuaci¨®n que culmin¨® con el final del tercer acto de Parsifal. Ese cl¨ªmax de indescriptible belleza y liberaci¨®n en un entorno incomparable.
Una de las m¨¢s importantes novedades de este a?o son las excepcionales medidas de seguridad. El Festspielhaus, el teatro proyectado por Wagner para la representaci¨®n de El anillo del nibelungo, luce absolutamente inexpugnable sobre la verde colina que lo alberga. La seguridad no se limita a los d¨ªas en que hay funci¨®n, es decir, entre el 25 de julio y el 28 de agosto, sino que ha afectado tambi¨¦n el periodo de ensayos, con la consiguiente avalancha de quejas de trabajadores y artistas. Hasta Katharina Wagner, bisnieta del compositor y directora del Festival, ha reconocido haberse acostumbrado a presentar cada d¨ªa su acreditaci¨®n. Para el estreno de hoy se ha dispuesto un per¨ªmetro policial que impide llegar en coche hasta el teatro, aunque las molestias para franquearlo no pasan de tener que mostrar tu entrada o el interior de tu bolso a la polic¨ªa. A pesar de todo, reina la normalidad. No faltan incluso los habituales buscadores de entradas de ¨²ltima hora. Ni tampoco la elegante indumentaria del p¨²blico donde predomina la etiqueta, pero tambi¨¦n el Tracht o traje t¨ªpico b¨¢varo junto a algunos destellos m¨¢s ex¨®ticos o extravagantes.
Como es habitual, el inicio de una nueva edici¨®n del Festival de Bayreuth est¨¢ relacionado con el estreno de una nueva producci¨®n. Este a?o es Parsifal, que Wagner pens¨® en exclusiva para el Festspielhaus de Bayreuth como consagraci¨®n y que estren¨® aqu¨ª en 1882. Se desvelar¨¢ el concepto esc¨¦nico panreligioso del r¨¦gisseur Uwe Eric Laufenberg, lleno de crucifijos, frailes y burkas. Pero tambi¨¦n la direcci¨®n musical m¨¢s narrativa que celebrativa de Hartmut Haenchen, que tom¨® las riendas de la direcci¨®n musical de la producci¨®n hace pocas semanas, tras la renuncia de Andris Nelsons. Precisamente este a?o la orquesta del festival, que re¨²ne a muchos de los mejores instrumentistas de las formaciones sinf¨®nicas, tiene cierto color espa?ol. A la orquesta se accede por invitaci¨®n y cuenta con dos espa?oles entre sus atriles: el violinista sevillano Alberto Mench¨¦n, de la Orquesta de la Radio de Colonia, y la obo¨ªsta linarense, Cristina G¨®mez Godoy, de la Staatskapelle de Berl¨ªn. G¨®mez Godoy atendi¨® a EL PA?S durante el primer intervalo de Parsifal: ¡°Es todo un honor estar aqu¨ª¡±, confiesa. Reconoce que no ha sido f¨¢cil adaptarse en poco tiempo a directores tan diferentes como Nelsons, Haenchen o Marek Janowski, pues tambi¨¦n tocar¨¢ en El oro del Rin y La valquiria. ¡°La orquesta es un grupo muy unido y especial. Hay gente aqu¨ª que lleva viniendo a Bayreuth treinta a?os¡±, aclara. Lo que m¨¢s ilusi¨®n le hace, aparte de la experiencia que supone tocar en este lugar m¨ªtico, es que su nombre figurar¨¢ en el mural que se expone en la sala de ensayo de los obo¨ªstas junto a nombres legendarios del instrumento que han tocado aqu¨ª desde 1876.
Babelia
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