La voz jonda de Jos¨¦ Menese
Ten¨ªa una enorme sabidur¨ªa para enfrentarse a los desaf¨ªos del flamenco grande
Jos¨¦ Menese ha muerto. Una p¨¦sima noticia que me llega entre otras muchas, generalmente malas, aunque no tanto ni tan irreversibles como la de la desaparici¨®n del gran maestro del cante flamenco. Posey¨® Menese una poderosa voz, jonda, con rajo, hermosa y afinada, con la que era capaz de llegar hasta lo m¨¢s profundo de las personas que le escuchaban. Es dif¨ªcil describir las sensaciones que pod¨ªa suscitar con su voz y su m¨²sica, los momentos de exaltaci¨®n, de placer, de tristeza o de euforia, o el estremecimiento que pod¨ªa sentirse confrontado a sus cantes, incluso sin ser aficionado al flamenco. Una voz para acariciar, para interpelar o para quejarse, seg¨²n la circunstancia.
Y pose¨ªa tambi¨¦n Menese una forma de cantar insobornable en lo que consideraba la pureza del cante y el modo de interpretar la tradici¨®n del flamenco, amasada y perfeccionada a trav¨¦s de generaciones de cantaores y cantaoras a los que no pod¨ªa defraudarse con versiones edulcoradas o ligeras de su legado. Desde los cantes m¨¢s antiguos y fundamentales, la ton¨¢, la siguiriya o la sole¨¢, hasta otros de menor tradici¨®n jonda aunque parte inseparable del corpus flamenco, como la petenera, los caracoles, la mariana o la guajira, Jos¨¦ era un cantaor de los denominados largos, capaz de dominar todos los cantes, y en todos ellos pon¨ªa su mejor saber, su afici¨®n y su alma.
Dotado de una hermosa voz y una enorme sabidur¨ªa para enfrentarse a los desaf¨ªos del flamenco grande, siempre afront¨® los cantes con una honrada disposici¨®n a interpretarlos con la m¨¢xima exigencia sin rehuir en ning¨²n momento sus dificultades. Verlo cantar en cualquier concierto, festival o reuni¨®n de amigos era verlo luchar y agotarse en un esfuerzo por hacernos llegar el mensaje potente del flamenco; no desde la facilidad, sino con el conocimiento del artista empe?ado en conquistar su arte sin rebajarlo. Por eso su desaparici¨®n crea un vac¨ªo dif¨ªcil, si no imposible de llenar. Y por eso, los que le quisimos y tuvimos el privilegio de o¨ªrle sentimos su muerte como algo irreparable.
No me he referido todav¨ªa a su faceta m¨¢s personal, la del compromiso pol¨ªtico, tan menospreciado en los ¨²ltimos tiempos, pero presente a lo largo de su vida adulta, desde los lejanos a?os sesenta en que se inici¨® como cantaor, en que viaj¨® a Madrid por primera vez y en los que empez¨® a asombrar a cuantos le escuchaban con su rajo poderoso, su respeto por el flamenco puro y sus letras, esas letras a la vez reivindicativas y de factura tradicional, obra de Francisco Moreno Galv¨¢n en su gran mayor¨ªa. Su actitud ante la pol¨ªtica estaba unida de forma indisoluble a su visi¨®n de un arte flamenco sin concesiones y no le hizo la vida f¨¢cil en unos tiempos en los que no se valora precisamente una conducta tan coherente como la suya. Menese ha muerto, pero su voz, su m¨²sica, su forma de entender el flamenco perdurar¨¢n en el fondo de los corazones de todos los que tuvimos la suerte de escucharlo y acompa?arlo.
Cayetano L¨®pez es director del Centro de Investigaciones Energ¨¦ticas Medioambientales y Tecnol¨®gicas (CIEMAT) y aficionado al flamenco.
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