¡®Bailando¡¯: el gran anticipo de ¡®la movida¡¯
Alaska y los Pegamoides contagiaron a toda Espa?a en 1982 de una nueva m¨²sica pop m¨¢s d¨ªscola
El verano de 1982 fue de Naranjito, mascota del Mundial de f¨²tbol que se celebraba en Espa?a, del Bienvenidos de Miguel R¨ªos y tambi¨¦n de Bailando, la canci¨®n que logr¨® que Alaska y los Pegamoides sonaran en la radio. Era discotequera ¡ªun adjetivo despectivo entonces¡ª y comercial, una de esas canciones que sus autores, Carlos Berlanga y Nacho Canut, compon¨ªan al estilo de¡, es decir, siguiendo un patr¨®n determinado, que en este caso era Cuba de Gibson Brothers y alguna otra canci¨®n funk. La pareja hizo que su iron¨ªa, a caballo entre Warhol y pap¨¢ Berlanga, impregnara una letra que ironizaba sobre el acto social de moda.
Fue una canci¨®n inesperada, sobre todo porque el grupo que la interpretaba no respond¨ªa a los c¨¢nones de la m¨²sica disco. De imagen apabullante, Alaska y los Pegamoides eran un grupo madrile?o asociado al punk y al rock g¨®tico. Y esa es, precisamente, la gracia de Bailando, una especie de chiste postrero de Berlanga, fundador del grupo, el cual lo hab¨ªa dejado por desavenencias art¨ªsticas con sus compa?eros. En cierto modo, fue una venganza perfecta: la banda quer¨ªa seguir unos derroteros m¨¢s duros, propugnados por Eduardo Benavente y Ana Curra, y de repente quedaron condenados a tocar su canci¨®n m¨¢s comercial, durante un verano que les proporcion¨® m¨¢s de 80 conciertos gracias al ¨¦xito de la canci¨®n.
Los Pegamoides eran un grupo d¨ªscolo que incordiaba con su arrogancia a los ejecutivos de Hispavox, su discogr¨¢fica y tambi¨¦n la de Rafaella Carr¨¢, Paloma San Basilio y Raphael, la misma que no sab¨ªa entenderles ni a ellos ni a Radio Futura. Por ingobernables, la discogr¨¢fica los ten¨ªa olvidados hasta que tom¨® cartas en el asunto Carlos Juan Casado, un ejecutivo con talento para entender lo nuevo. Casado les hizo grabar Bailando en ingl¨¦s; despu¨¦s la present¨® en una reuni¨®n de lanzamientos diciendo que se llamaba Dancing y que era obra de un nuevo grupo europeo. Solamente cuando sus compa?eros y jefes acogieron con entusiasmo el single, Casado cont¨® la verdad. La canci¨®n no tuvo m¨¢s remedio que ser publicada.
Apareci¨® en marzo de 1982, precediendo el primer y ¨²ltimo ¨¢lbum del quinteto, Grandes ¨¦xitos, aparecido poco despu¨¦s. Ese mismo verano fue sin duda, y a pesar de su innegable vocaci¨®n comercial, la punta de lanza de una nueva m¨²sica pop espa?ola que empezaba a contagiar al pa¨ªs. La m¨²sica independiente ¡ªcomo era conocida entonces¡ª de Aviador Dro, Gabinete Caligari, Derribos Arias, todav¨ªa operando en el underground y contrapuesta al creciente ¨¦xito de Mecano ¡ªque entonces triunfaban con En tu fiesta me col¨¦¡ª, a los que se vend¨ªa como parte de esa modernidad que, pocos a?os despu¨¦s, fue etiquetada como la movida.
Hispavox nunca declar¨® al grupo las copias vendidas pero Ignacio Pito Cubillas, su entonces manager, calcula que debieron superar las 50.000 unidades. Bailando consigui¨® que Alaska y los Pegamoides tuvieran un ¨¦xito m¨¢s que merecido, por pioneros y por valientes. Alaska comenzaba a ser un personaje aceptado por el p¨²blico m¨¢s all¨¢ de su papel como cantante; en cambio, la m¨²sica del grupo confund¨ªa a quienes ¨²nicamente les conoc¨ªan por la canci¨®n de marras. Seg¨²n Pito, en una discoteca de Logro?o, el p¨²blico permaneci¨® sentado e inm¨®vil hasta que la banda interpret¨® su ¨¦xito. Al acabar, los asistentes se marcharon dejando la discoteca vac¨ªa.
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