El poder emocional del barroco espa?ol
Valladolid acoge un centro con una colecci¨®n que se mueve entre la ferocidad y el refinamiento
Frente a las grandes pinacotecas, los museos especializados en Escultura han jugado siempre en desventaja. La pintura ha disfrutado de un prestigio que no siempre ha acompa?ado al arte de la talla; una injusticia que est¨¢ corrigiendo en los ¨²ltimos tiempos y que beneficiar¨¢ a uno de los centros m¨¢s importantes de Espa?a: el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Fundado en 1842 con obras de arte procedentes de los conventos desamortizados y con categor¨ªa de Nacional desde 1933, con lI Rep¨²blica, pasaron d¨¦cadas de abandono hasta su rehabilitaci¨®n, en 2009. Hoy, es un museo equiparable al Bargello de Florencia o el Bode Museum de Berl¨ªn, una selecta minor¨ªa de museos europeos que, en palabras de su directora, Mar¨ªa Bola?os ¡°han ¡®esculpido¡¯ su personalidad en torno a la escultura, un arte milenario, universal, pero mal valorado y poco conocido¡±.
La distancia con Madrid, unos 200 kil¨®metros, no es mucha tanto en coche como en AVE, pero s¨ª suficiente como para que esta joya del arte quede fuera de los circuitos tur¨ªsticos programados desde el exterior y no goce de la visibilidad que tienen lugares como El Escorial, Aranjuez, Segovia o Toledo.
Para empezar, ya solo por conocer la sede principal, el Colegio de San Gregorio, un soberbio monumento del siglo XV, la visita valdr¨ªa la pena. El edificio acompa?a a las esculturas expuestas y se funde con ellas, en una obra de "arte total": desde la portada, con sus c¨¦lebres salvajes, hasta sus artesonados renacentistas o las arquer¨ªas vegetales, la arquitectura nunca deja las piezas ¡°a solas¡±, sino que las abraza con sus ornamentos de piedra. Ese ambiente oper¨ªstico se refuerza gracias a los conjuntos escult¨®ricos, que forman escenas con varios personajes que narran un acontecimiento y que pueden estar formados por centenares de figuras, como sucede con el Bel¨¦n napolitano.
Dentro, al visitante la aguarda una colecci¨®n que se mueve entre la ferocidad y el refinamiento Sus esculturas en madera policromada constituyen una de las singularidades del patrimonio cultural espa?ol por su calidad, su belleza y su intensa expresividad. En su mayor parte, pertenecen a la Edad de Oro del arte espa?ol. Siller¨ªas del Renacimiento, retablos manieristas, pasos procesionales barrocos, im¨¢genes de m¨ªsticos y eremitas configuran un escenario espectacular. Grandes maestros, como Alonso Berruguete, Juan de Juni, Gregorio Fern¨¢ndez o Pedro de Mena, una larga serie de artistas espa?oles y extranjeros permite al visitante conocer el per¨ªodo m¨¢s brillante e intenso de la escultura, desde el siglo XV hasta el XVIII.
Si a la directora se le pide que destaque conjuntos o piezas esenciales dentro de San Gregorio, prefiere hablar de las emociones que despierta el contenido. Responde que no es un lugar apto para impasibles, un museo que no deja indiferente. Este impacto emocional alcanza su apoteosis en la escultura barroca, que desarrolla un culto brutal, ins¨®lito y muy deslumbrante por la muerte. El barroco despleg¨® en la escultura de Gregorio Fern¨¢ndez, Alonso Cano o Pedro de Mena toda su potencial sensual y dram¨¢tico, un aut¨¦ntico "teatro de la crueldad". Recuerda Mar¨ªa Bola?os que Emilia Pardo Baz¨¢n fue una temprana y entusiasta defensora de estos "santos de palo", que "viven en sus hornacinas con vida fant¨¢stica, extramundanal".
Las im¨¢genes estuvieron al servicio de una agresiva propaganda contrarreformista, que recreaba, como dijo el portugu¨¦s Miguel Torga, "una religi¨®n en la que hasta los mismos dioses viven aterrorizados". Gran parte de ellas est¨¢n integradas en los pasos de Semana Santa. Su poder es tal que fueron protagonistas de una de las exposiciones itinerantes m¨¢s exitosas de los ¨²ltimos a?os: Lo sagrado hecho real. Pintura y escultura espa?ola 1600-1700, que a su paso por la National Gallery de Londres lleg¨® a producir desmayos entre algunos visitantes que no pudieron resistir el realismo casi gore de los personajes sufrientes.
Pero el Museo de Valladolid tiene muchos m¨¢s reclamos para los visitantes. En la llamada Casa del Sol se muestran unas 300 important¨ªsimas piezas escogidas entre los fondos del antiguo museo de Reproducciones Art¨ªsticas. Son copias de esculturas vaciadas durante el siglo XIX directamente desde las obras originales en los museos donde se custodian: el grupo escult¨®rico del Lacoonte, el Apolo de Belvedere y el Disc¨®bolo, son algunas de las obras m¨¢s espectaculares.
En el museo presumen de que Orson Welles rod¨® en el Colegio de San Gregorio una pel¨ªcula tan extra?a y barroca como Mister Arkadin , Jos¨¦ Val del Omar film¨® aqu¨ª su obra m¨¢s experimental Fuego en Castilla, y Grotowski se inspir¨® en La Piedad de Gregorio Fern¨¢ndez en su montaje m¨ªtico El pr¨ªncipe constante, de Calder¨®n. Est¨¢ claro que despu¨¦s de recorrer el Museo de Valladolid, ning¨²n visitante quedar¨¢ indiferente.
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