Buscando sexo a medianoche

Las pel¨ªculas de encuentro, charla y sexo, o de encuentro, sexo y charla, que las fiestas, el alcohol y sobre todo las ganas pueden variar siempre el orden, son un cl¨¢sico del cine de corte independiente en todo el mundo. Antes de amanecer, Buscando un beso a medianoche, Stockholm. Tres ejemplos. Y, sin embargo, qu¨¦ distintas son entre ellas: y ah¨ª el tono es la clave. Como ocurre en Viaje, segundo largometraje de la costarricense Paz F¨¢brega, filmado en blanco y negro, con poco m¨¢s de una hora de duraci¨®n, que se aleja deliberadamente de la trascendencia de las conversaciones para abrazar una espontaneidad m¨¢s basada en la broma que en la reflexi¨®n, en la sensaci¨®n f¨ªsica que en el encuadre mental. "?C¨®mo dec¨ªas que te llamabas?". La frase.

Pel¨ªcula sobre la fugacidad del deseo, que igual se desarrolla a trav¨¦s de momentos con bruscas rupturas en el continuo secuencial que de largu¨ªsimos planos-secuencia (el del taxi, con un fenomenal fuera de campo del conductor: nada importa su rostro, solo su voz), Viaje es euforia y resaca, relajaci¨®n e impulso; un juego sexual y afectivo de espor¨¢dico simbolismo (el instante del t¨²nel, la curva al final del camino), que F¨¢brega articula con la imprescindible ayuda de sus int¨¦rpretes, Kattia Gonz¨¢lez y Fernando Bola?os, y de una envolvente banda sonora de Alejandro Fern¨¢ndez. Ni la directora ni sus criaturas dan la charla, solo act¨²an. Hasta un ¨²ltimo minuto fabuloso, sutil¨ªsimo, en el que todo el camino recorrido se vuelve equ¨ªvoco, donde todo lo experimentado se tambalea, conformando as¨ª lo que para unos ser¨¢ una derrota y para otros la mejor de las victorias.