Fotograf¨ªa sin trampa ni cart¨®n
El festival Visa pour l¡¯Image propone un regreso a los cimientos del reporterismo, tras las pol¨¦micas surgidas por los retoques y el sensacionalismo
Ante las pol¨¦micas provocadas por retoques, artificios y otros ejemplos de manipulaci¨®n de la imagen, el festival Visa pour l¡¯Image propone este a?o un regreso a los cimientos del fotoperiodismo. El principal certamen mundial consagrado al reporterismo, que se celebra en Perpi?¨¢n desde hace 28 a?os, inaugura hoy una nueva edici¨®n que aspira a resumir la actualidad de los ¨²ltimos 12 meses a trav¨¦s de 20 exposiciones, pero tambi¨¦n a reivindicar la utilidad de un oficio sometido a un escrutinio permanente.
La reciente pol¨¦mica protagonizada por un maestro de la disciplina como Steve McCurry, a causa de su afici¨®n inconfesa al retoque fotogr¨¢fico, ha sido el ¨²ltimo esc¨¢ndalo que ha sacudido a la profesi¨®n, tras la retirada del premio World Press Photo al italiano Giovanni Troilo en 2015, acusado de poner en escena sus im¨¢genes y de aportar informaci¨®n fraudulenta sobre las condiciones en las que se realizaron. Sin olvidar las cr¨ªticas respecto a la crudeza de muchas im¨¢genes, que para algunos bordea el sensacionalismo. La del ni?o Aylan, tumbado boca abajo y sin vida en una playa turca, que sacudi¨® al mundo, y la m¨¢s reciente, que retrataba al peque?o Omran, cubierto de sangre y polvo hace unos d¨ªas en Alepo (Siria), han vuelto a encender un debate recurrente.
Por otra parte, entre los propios fot¨®grafos hay quienes empiezan a abrazar otras maneras de entender el reportaje, inc¨®modos ante la rigidez de las reglas que rigen el reporterismo. En las ¨²ltimas ediciones de los Encuentros Fotogr¨¢ficos de Arl¨¦s, otro festival de referencia para el sector, ha emergido una nueva generaci¨®n que se acerca a la imagen documental a trav¨¦s de la hibridaci¨®n con otros g¨¦neros, como Paolo Woods, Jo?o Pina o la barcelonesa Laia Abril. En el otro extremo de ese espectro, Visa pour l¡¯Image sigue defendiendo una pr¨¢ctica tradicional de la disciplina. ¡°Encuentro absurdo decir que hay que inventar nuevas maneras de contar historias. Un fotoperiodista debe aportar un testimonio y no dedicarse a las bellas artes¡±, sostiene el veterano director del certamen, Jean-Fran?ois Leroy, partidario de un reporterismo ¡°sin artificios ni conceptualismos¡±.
En el resumen de la actualidad internacional de esta edici¨®n, sobresale el avance de la amenaza terrorista del Estado Isl¨¢mico. Por ejemplo, el franc¨¦s Fr¨¦d¨¦ric Lafargue sigui¨® la pista del grupo yihadista tras la ocupaci¨®n de Mosul, la mayor ciudad del autoproclamado califato. Asegura que al ISIS se le reconoce ¡°por el rastro que deja al pasar¡±. Tambi¨¦n por la informaci¨®n que desprenden sus propios cad¨¢veres: recuerda haberse topado con cuerpos inertes ¡°vestidos de Decathlon y con libros de vulgarizaci¨®n isl¨¢mica en franc¨¦s entre sus posesiones¡±. Sus im¨¢genes, publicadas en Paris Match, son de una excepcional dureza. ¡°Lo que sucede sobre el terreno es atroz e inaceptable. Y creo que hay que enfrentar a quien ver¨¢ mis im¨¢genes con ese aspecto inaceptable. Para sensibilizar al lector, la manera m¨¢s eficaz sigue siendo contrariarlo¡±, asegura.
Acabar con la guerra
Cuando Lafargue empez¨® en el oficio, a finales de los ochenta, apenas sumaba 20 a?os. ¡°Entonces cre¨ªa que las fotograf¨ªas pod¨ªan acabar con las guerras¡±, suspira. Su escepticismo ha aumentado considerablemente desde entonces, aunque a¨²n recuerda ejemplos que le instan a mantener la fe. En 2006, sus fotos de la masacre en el L¨ªbano durante el conflicto con Israel atrajeron la atenci¨®n de los medios y terminaron de facto con los bombardeos en la zona de guerra. ¡°Sigo teniendo esperanza. Pronto cumplir¨¦ 50 a?os. Para seguir en este oficio a mi edad se necesitan motivaciones. Y llega un momento en que la adrenalina no basta¡±, asegura.
Por su parte, el griego Aris Messinis, fot¨®grafo de la agencia France Presse en Atenas, se instal¨® en la isla de Lesbos para observar el paso de medio mill¨®n de refugiados, muchos de los cuales nunca llegar¨ªan al final de su periplo. Como fotoperiodista, ?aspira a reproducir la realidad o a transformarla? ¡°En realidad, siempre son las dos cosas. Como profesional cubres la actualidad. Como humano, quieres ense?ar una realidad, por dura que sea, para producir un cambio¡±, responde Messinis.
En la misma frontera entre el testimonio y la militancia se ubican fot¨®grafos como el franc¨¦s Fr¨¦d¨¦ric Noy, que documenta la situaci¨®n del colectivo LGBT en el continente africano; el australiano Andrew Quilty, que retrata la situaci¨®n en Afganist¨¢n tras la retirada estadounidense; la rusa Anastasia Rudenko, que se adentra en un internado de discapacitados; o la francoespa?ola Catalina Mart¨ªn-Chico, que sigue el destino de los menguantes pueblos n¨®madas en el Ir¨¢n contempor¨¢neo. Pese a su posicionamiento, el festival tampoco ignora la fotograf¨ªa surgida de las redes sociales. El estadounidense David Guttenfelder, primer fotoperiodista que obtuvo un permiso de entrada regular a Corea del Norte, document¨® la realidad del pa¨ªs en su cuenta de Instagram, como har¨ªa despu¨¦s al regresar a casa. Sus im¨¢genes establecen insospechados paralelismos entre esos dos hogares.
Al final del recorrido, la frontera entre lo que es fotoperiodismo y lo que no sigue resultando borrosa. ¡°En realidad, es imposible responder a eso. Es como con el mal gusto: cada persona tiene una definici¨®n distinta¡±, responde Leroy. A modo de ayuda ¡ªy de conclusi¨®n¡ª, el director del festival recuerda una cita del gran fotoperiodista W. Eugene Smith, que cubri¨® para Life la guerra en el frente del Pac¨ªfico: ¡°La objetividad es lo primero que habr¨ªa que eliminar del lenguaje period¨ªstico. Bastar¨ªa con aspirar a la honestidad¡±.
Latinoam¨¦rica en el objetivo
El certamen que arranca hoy en Perpi?¨¢n est¨¢ especialmente marcado por la situaci¨®n en Latinoam¨¦rica. Juan Arredondo expone una serie sobre los ni?os soldado en Colombia, mientras que Valerio Bispuri sigue el rastro del paco, una droga nacida en las chabolas de las afueras de Buenos Aires. Por su parte, Peter Bauza recorre el edificio Jambalaya en R¨ªo de Janeiro, ocupado por sin techo que malviven en su interior, y el joven Felipe Dana captura las malformaciones provocadas por el virus Zika en el nordeste de Brasil. "En pocas ocasiones observas c¨®mo tu trabajo como fot¨®grafo afecta directamente la vida de las personas a las que retratas. Eso me sucedi¨® con esta serie", explica Dana. Por ¨²ltimo, una retrospectiva se centra en el trabajo que el hist¨®rico Marc Riboud realiz¨® en Cuba a partir de 1963, expuesto en el Convento de las M¨ªnimas de la ciudad francesa.
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